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CHUPAR CÁMARA

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Si hoy no fuera el gran día hubieran tenido su día de mayor esplendor otras gentes. No son menos dignas de ocupar las portadas de los periódicos y el arranque de los telediarios la presunta adúltera Sakineh Mohammad Ashtiani, condenada a morir lapidada en Irán, y el disidente cubano Guillermo Fariñas, que se autocondenó al hambre, si la dictadura hereditaria de los Castro no accedía a liberar a los presos políticos. Ambos se han hecho muy conocidos, pero lo serían más si conociéramos el resultado de la final del Mundial de Fútbol. Adúlteras hay muchas, aunque en número muy inferior al de adúlteros, y si lapidaran a todas las de Occidente no se podrían haber construido tantas catedrales. También abundan los encarcelados que se niegan a comer como Fariñas en los países donde hay muchas personas que pasan hambre involuntaria, sin necesidad de declararse en huelga.

El fútbol les ha chupado cámara. ¿Quién les concede su legítimo puesto cuando todos están ocupados por los veintidós jugadores? Pasa lo mismo con otro tema fundamental como es el de las cajas de ahorro. No hay atención más que para la injustamente llamada ‘caja tonta’. Nos tiene a millones y millones atentos al televisor. Sudáfrica se ha trasladado a nuestro cuarto de estar, que es también nuestro cuarto de banderas. Mal momento para que nos preocupe la reforma del sistema financiero español: lo que nos inquieta es que puedan lesionarse Puyol o Piqué. Hemos depositado todas nuestras acciones en el invisible banco de la esperanza. Llegar a la final ha sido ya un triunfo histórico, pero queremos más. «Ni más ni menos: más», que dijo Blas de Otero. El mapa se ha contraído y hasta el lunes tendrá la forma de un gigantesco balón. Cuando pase lo que tiene que pasar volveremos a hablar de la bella iraní y del mártir cubano. Los dos hubieran ocupado más espacio informativo de no coincidir con la final, pero ojalá que su final se prolongue.