Protestas en el astillero de San Fernando por el silencio del contrato con Arabia

La plantilla inicia movilizaciones este jueves ante la falta de carga de trabajo y el incumplimiento del convenio

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La plantilla del astillero de San Fernando retoma las movilizaciones. La falta de carga de trabajo y la polémica por un convenio colectivo que no termina de ver la luz ha llevado a los trabajadores a fijar un nuevo calendario de protestas. Este jueves realizarán a primera hora de la mañana una concentración ante las puertas de la factoría y un paro simbólico. La ausencia de una respuesta por parte de la dirección de Navantia sobre el contrato de las corbetas para Arabia ha generado aún más incertidumbre sobre el futuro laboral de la planta.

Cabe recordar que el pasado 14 d enero, el Rey Felipe VI viajó a Riad para desbloquear el contrato naval, que permitirá la construcción en el astillero isleño de cinco corbetas para la Marina saudí.

Don Felipe suspendió este viaje en dos ocasiones en 2016. La primera fue en febrero, debido a la crisis política que vivía nuestro país ante la imposibilidad de formar gobierno. La segunda tuvo lugar en noviembre. La muerte del príncipe Turki bi Abdelaziz, hermano del rey Salman obligó a aplazar el encuentro. Sin embargo, la agenda real logró en enero de este año cerrar un nuevo viaje, clave para los intereses económicos de España. De este encuentro se esperaba la firma del contrato, pero la presencia del Rey en Arabia lo que hizo fue allanar el camino para que Navantia rematara la faena. Todo está atado, pero no hay fecha de inicio de obra, lo que mantiene en vilo a la plantilla.

La factoría de San Fernando, según declaran sus trabajadores, es la única planta de Navantia que aún no tiene garantizado a corto plazo su futuro laboral. La planta trabaja en estos momentos en la construcción de uno de los dos BAM para la Armada española, que se botará a finales de marzo y se entregará en 2018. La obra de las corbetas se espera como agua de mayo en San Fernando. Supone una inversión de 2.000 millones de euros y cinco años de trabajo con picos de hasta 3.000 personas en el tajo. Sin embargo, el anuncio del contrato se dilata, a pesar de que la planta está preparada para su ejecución.

El segundo motivo que lleva a la plantilla a plantear movilizaciones es la imposibilidad de sacar adelante un nuevo convenio y el incumplimiento del anterior. La Audiencia Nacional propinó a Navantia en febrero de 2015 un varapalo al anular el convenio colectivo que se rubricó en 2014 con la firma de delegados sindicales que habían sido desautorizados por sus centrales al no designarlos directamente los trabajadores. El fallo estimó parcialmente la demanda interpuesta en noviembre por CC OO y CIG contra un convenio que no gustó en Ferrol, donde están dos de los siete centros del grupo naval en España. Los 2.200 operarios de Ferrol y Fene fueron los únicos que se pronunciaron en asamblea en contra de un texto que interpretaron como un retroceso en los derechos laborales.

Navantia interpuso un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, sin embargo, en diciembre del año pasado, el Alto Tribunal dio la razón a los sindicatos que tumbaron la firma de ese cuarto convenio colectivo. Los trabajadores denuncian ahora que la empresa no aplica el último convenio, en vigor tras quedar anulado el cuarto, y piden la convocatoria de una mesa negociadora para sentar las bases de un nuevo marco laboral en los astilleros. En este sentido, la plantilla quiere saber si Navantia cuenta con un plan industrial, que garantice la viabilidad de la empresa.

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