Un momento del Sínodo.

El anhelo de una Iglesia más comprensiva se hace eco en el Sínodo de obispos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La aspiración de una Iglesia Católica más comprensiva con "situaciones particulares" en las familias, como el divorcio, los hijos fuera del matrimonio o las convivencias encontró eco hoy en el Sínodo de obispos en el Vaticano.

"¿Podrá el Sínodo encontrar una nueva forma de afrontar los problemas de las situaciones particulares de las familia?", se preguntaba hoy uno de los obispos que intervino, según explicó el rector de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires, el arzobispo Víctor Manuel Fernández.

Para Fernández, que intervino en una rueda de prensa tras la sesión matinal, hay que tener en cuenta la "realidad concreta de las personas" y que no todos "pueden llegar al ideal de perfección y de bien posible que defiende la Iglesia Católica".

Por ejemplo, explicó el rector argentino, en este Sínodo "nadie quiere eliminar el concepto indisoluble del matrimonio, ni debilitar ese vínculo tan importante", pero explicó que muchos insisten en "el realismo comprensivo que debe acompañar al sufrimiento de muchas familias, aunque esto implique que nos tengamos que manchar de fango".

En el resumen de las intervenciones que divulgó la oficina de prensa del Vaticano se explicó que el tema de los divorciados católicos que se han vuelto a casar "se afronta con la prudencia que requieren las grandes causas, pero con la objetividad de la verdad y con la misericordia por la persona y su sufrimiento".

Y se recordó que "muchos fieles se encuentran en esta situación no por su culpa".

También durante la apertura de la sesión de hoy, el cardenal brasileño Damasceno Assis afirmó que "en una Iglesia que el papa Francisco definió como un hospital de campaña después de una batalla, no se puede no salir al encuentro de tantas familias en crisis".

Por otra parte, el arzobispo de Glasgow (R.Unido), Philip Tartaglia, pidió hoy a los obispos que no "fallen" a quienes fracasan en su matrimonio y se quieren acercar a la Iglesia Católica.

Para Tartaglia, la Iglesia tiene que tener "compasión por el dolor y por la laceración de los corazones humanos atrapados en la separación, la traición y el divorcio".

"En momentos de angustia y de desgracia, la gente regresa instintivamente a la Iglesia para recibir esperanza, consuelo e inspiración. No debemos fallarles", indicó.

Esta petición se hace aún más fuerte entre los obispos alemanes, pues el arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, informó ayer de que los obispos alemanes han redactado un documento conjunto que presentarán al Sínodo y en el que apoyan la posición del cardenal Walter Kasper.

Kasper es el paladín de una mayor "misericordia" hacia los casos difíciles, incluyendo el de perdonar a los divorciados y readmitirlos en la Iglesia, y también en los sacramentos, a través de un camino penitencial.

También hoy se abordó otro tipo de familia, la formada por los matrimonios interreligiosos, los llamados "matrimonios mixtos" y el desafío de la Iglesia sobre "cómo responder a la incógnita de los católicos que, unidos en un matrimonio mixto, quieren seguir practicando su fe".

Estas parejas, también se ha oído en el Aula del Sínodo, no pueden ser dejadas de lado y la Iglesia debe seguir ocupándose de ellas.

Otro tema afrontado ha sido el de la precariedad laboral y el desempleo, pues la angustia por la falta de un trabajo seguro crea dificultad en las familias y hace que las familias se sacrifiquen para sobrevivir, explicó un ponente.

Varios de los obispos y participantes también han reflexionado sobre la necesidad de una mayor preparación para el matrimonio y el acompañamiento de la pareja, pues a muchos tras la boda se les ve sólo cuando bautizan a su primer hijo, subrayaron.

La aspiración de una Iglesia Católica más comprensiva con "situaciones particulares" en las familias, como el divorcio, los hijos fuera del matrimonio o las convivencias encontró eco hoy en el Sínodo de obispos en el Vaticano.

"¿Podrá el Sínodo encontrar una nueva forma de afrontar los problemas de las situaciones particulares de las familia?", se preguntaba hoy uno de los obispos que intervino, según explicó el rector de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires, el arzobispo Víctor Manuel Fernández.

Para Fernández, que intervino en una rueda de prensa tras la sesión matinal, hay que tener en cuenta la "realidad concreta de las personas" y que no todos "pueden llegar al ideal de perfección y de bien posible que defiende la Iglesia Católica".

Por ejemplo, explicó el rector argentino, en este Sínodo "nadie quiere eliminar el concepto indisoluble del matrimonio, ni debilitar ese vínculo tan importante", pero explicó que muchos insisten en "el realismo comprensivo que debe acompañar al sufrimiento de muchas familias, aunque esto implique que nos tengamos que manchar de fango".

En el resumen de las intervenciones que divulgó la oficina de prensa del Vaticano se explicó que el tema de los divorciados católicos que se han vuelto a casar "se afronta con la prudencia que requieren las grandes causas, pero con la objetividad de la verdad y con la misericordia por la persona y su sufrimiento".

Y se recordó que "muchos fieles se encuentran en esta situación no por su culpa".

También durante la apertura de la sesión de hoy, el cardenal brasileño Damasceno Assis afirmó que "en una Iglesia que el papa Francisco definió como un hospital de campaña después de una batalla, no se puede no salir al encuentro de tantas familias en crisis".

Por otra parte, el arzobispo de Glasgow (R.Unido), Philip Tartaglia, pidió hoy a los obispos que no "fallen" a quienes fracasan en su matrimonio y se quieren acercar a la Iglesia Católica.

Para Tartaglia, la Iglesia tiene que tener "compasión por el dolor y por la laceración de los corazones humanos atrapados en la separación, la traición y el divorcio".

"En momentos de angustia y de desgracia, la gente regresa instintivamente a la Iglesia para recibir esperanza, consuelo e inspiración. No debemos fallarles", indicó.

Esta petición se hace aún más fuerte entre los obispos alemanes, pues el arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, informó ayer de que los obispos alemanes han redactado un documento conjunto que presentarán al Sínodo y en el que apoyan la posición del cardenal Walter Kasper.

Kasper es el paladín de una mayor "misericordia" hacia los casos difíciles, incluyendo el de perdonar a los divorciados y readmitirlos en la Iglesia, y también en los sacramentos, a través de un camino penitencial.

También hoy se abordó otro tipo de familia, la formada por los matrimonios interreligiosos, los llamados "matrimonios mixtos" y el desafío de la Iglesia sobre "cómo responder a la incógnita de los católicos que, unidos en un matrimonio mixto, quieren seguir practicando su fe".

Estas parejas, también se ha oído en el Aula del Sínodo, no pueden ser dejadas de lado y la Iglesia debe seguir ocupándose de ellas.

Otro tema afrontado ha sido el de la precariedad laboral y el desempleo, pues la angustia por la falta de un trabajo seguro crea dificultad en las familias y hace que las familias se sacrifiquen para sobrevivir, explicó un ponente.

Varios de los obispos y participantes también han reflexionado sobre la necesidad de una mayor preparación para el matrimonio y el acompañamiento de la pareja, pues a muchos tras la boda se les ve sólo cuando bautizan a su primer hijo, subrayaron.