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Crueldad bíblica

David Vann reflexiona sobre la fatalidad, la culpa y el castigo en la novela 'Goat Mountain'

MADRID Actualizado: Guardar
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Traducido a más de veinte idiomas, David Vann, nacido en Alaska en 1966, está considerado uno de los grandes escritores norteamericanos de la actualidad. Ha sido comparado con autores de la talla de Hemingway, Corman MacCarthy o William Golding; ha obtenido, por ahora, quince premios internacionales, incluidos “mejor novela extranjera” en Francia y España, además de haber aparecido en la lista de mejores libros del año en más de setenta y cinco países. Después del gran éxito obtenido con sus novelas ‘Caribou Island’ y ‘Sukkwan Island’, el autor se adentra de nuevo en el infierno de las relaciones familiares y ofrece al lector una inmersión sin escafandra en lo más primitivo e instintivo del ser humano con la novela ‘Goat Mountain’ (Random House).

El protagonista del relato, un niño de once años, viaja con su abuelo, su padre y el mejor amigo de éste a un coto de caza, propiedad de la familia, en las montañas del norte de California. Es una tradición que se repite cada año, pero esta es una ocasión especial: el niño deberá matar su primer ciervo, como ya hicieron a su misma edad su abuelo y su padre. La emoción y la expectación por la próxima caza han creado un ambiente festivo entre ellos que se interrumpirá brutalmente por la aparición de un cazador furtivo.

Hasta aquí se puede leer, porque la novela de Vann, narrada con elementos de thriller, ha de disfrutarse sin notas previas, dejándose asombrar, casi golpear, por la historia. Y eso es algo que Vann maneja a la perfección: crear una pesadilla que vuelta de tuerca tras vuelta de tuerca arrastra al lector hasta un tremendo e inevitable desenlace.

Vann, que parece conocer lo más extremo del ser humano y de las relaciones familiares, ha escrito una novela llena de imágenes impactantes, de reflexión psicológica y de simbolismo, un simbolismo que tiene como referente inmediato la Biblia, pero la Biblia más inclemente, una Biblia que habla de venganza, de culpa, de castigo, del ojo por ojo. ‘Goat Mountain’ podría ser un episodio del Antiguo Testamento, con personajes marcados por la fatalidad, por el mandato de un dios despiadado que juega con sus criaturas.

Como es habitual en Vann la naturaleza se convierte en un personaje más de la historia; una naturaleza sin concesiones, que pone a prueba al ser humano, que le hace sacar lo mejor y lo peor de sí mismo. Naturaleza que comienza siendo un lugar idílico, un edén de redención, y termina por convertirse en un infierno del que no se puede escapar.

Con una prosa tan precisa y certera como las armas de los protagonistas, la novela está repleta de descripciones impresionistas que muestran un profundo conocimiento del entorno que describe con frases cortas y rotundas, pero llenas de poesía.

El narrador de Vann busca la incomodidad del lector, su implicación personal en las reflexiones sobre la moral, la culpa o el castigo. Se trata de sobrevivir a nuestro pasado, a nuestros demonios, al miedo a los dioses y a un destino feroz del que no se puede escapar.