Mario Vaquerizo posa con su biografía. / Imagen y vídeo: Virginia Carrasco
libros

Vaquerizo agita la Movida

El periodista, líder de Nancys Rubias y marido de Alaska, publica la biografía de Fabio McNamara, icono de una época irrepetible

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

"Fabio irradia tanta genialidad que, cuando le conocí en profundidad, decidí que su libro tenía que contar una vida ejemplar y fascinante". Con esta premisa, Mario Vaquerizo emprendió hace diez años uno de sus retos más personales, convencer a Fabio McNamara (Madrid, 1947) para plasmar en un libro las vivencias de un icono imprescindible de la cultura de La Movida. Finalmente, hace apenas dos años, el periodista, líder de Nancys Rubias y marido de Alaska, consiguió que el irreverente artista diera el visto bueno al proyecto. El resultado ha sido 'Fabiografía' (Espasa), una radiografía de una época donde McNamara se abre en canal para descubrir a un personaje fresco y creativo, ya sin el filtro distorsionador de los estereotipos que rodean una época a menudo mitificada en exceso.

Durante un año y medio, Mario Vaquerizo acudió puntualmente al hogar del artista, donde consiguió reunir como un tesoro 80 horas de entrevista con las que empezar a trabajar. El reto, explica, era "mostrar su forma de expresarse" y que el lector "sintiera que lo estaba escuchando a él, mantener su esencia y hacerlo creíble". El resultado, afirma, es un libro "sin pretensiones", cuya principal objetivo es "descubrir a Fabio más allá de los esteriotipos o una imagen más superficial". "Es él en estado puro", destaca Vaquerizo.

En primera persona, el relato arranca con un McNamara infante en el barrio Pegaso de la periferia madrileña hasta llegar al germen de un movimiento que aún no tenía nombre, describiendo sin nostalgia el despertar de un espíritu curioso por todo lo que sonara a nuevo en una época en la que la dictadura franquista daba sus últimos coletazos. Música nueva y desconcertante, experimentos estilísticos, maquillajes imposibles y las drogas como catalizador necesario para la desinhibición que se imponía en un país que ya olía a libertad. El recorrido de su vida se asemeja a un tratado de historia contemporánea, descubriendo desde otro prisma personajes ya míticos como los malogrados Tino Casal y las ‘Costus’ o un Pedro Almodóvar que empezaba en el cine y con quien formó pareja artística en ‘Almodóvar y McNamara’. “En Madrid éramos cuatro raras; raras pero divinas, y al final acababas coincidiendo”, resume McNamara. Un apogeo que el artista enmarca entre 1975 y 1983, siete años de “vacas gordas”, que darían paso “a siete años de vacas yonquis”, en sus propias palabras. “Es mentira cuando dicen que la droga es buena para la creatividad. Es todo lo contrario; la droga te roba todo y no te da nada”.

Reconversión

Salió de la droga y volvió a caer en varias ocasiones, refugiándose en un letargo con el que conseguía adormecer las luces y sombras de una vida intensa. Y en medio del caos, su conversión al catolicismo resultó proverbial. El nuevo renacer tuvo lugar en el año 2000, con una fuerte recaída que le mantuvo ingresado un mes en el hospital. Un purgatorio físico y espiritual del que salió recuperado, con la fe renovada y con su faceta de pintor revitalizada al máximo.

La conversión atrajo también la polémica hace unos meses con un vídeo donde el artista se posicionaba contra el aborto -"un sacrificio que la hace a Satanás, donde la clínica es el templo y el quirófano, el altar"- e instaba a los gais a buscar a una mujer y tener hijos para continuar la creación. Vaquerizo quita hierro al asunto, recuerda que Fabio es ahora “una persona católica que sigue el dogma de la Iglesia" y pide respeto. "Fabio es Fabio. No hay diferencia entre el Fabio personaje y persona, no se pone una careta para este libro, ni cuando va a misa, ni cuando va con Almodóvar; es un todoterreno, con personalidad arrolladora y un espíritu único", explica su biógrafo. "Un poco de Fabio es mucho", decía su amigo Tino Casal. "Y cuánta razón tenía", añade Vaquerizo.