Daniel Dimeco, autor de ‘El mapa de las viudas’ / Archivo
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Maestro de las atmósferas agobiantes

El escritor Daniel Dimeco recrea en la novela ‘El mapa de las viudas’ (Algaida) el ambiente opresivo en la RDA

MADRID Actualizado: Guardar
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En el verano de 1960, una serie de asesinatos en un aparentemente tranquilo vecindario de la ciudad de Stralsund, en la Alemania Oriental, precipita la locura de Eleonora Maler, que sobrevive a duras penas tras un pasado que se intuye trágico. Eleonora vive de coser para las señoras de los gerifaltes de la Stasi, la omnipotente policía secreta de la RDA, cree que un murciélago ha anidado en su cuerpo y se la está comiendo por dentro, y oculta en su casa a su hija, una niña deficiente y muda a la que mantiene con los ojos vendados para que nada le haga daño, una extraña situación que sus vecinos parecen admitir sin preguntas. Los asesinatos, primero de una niña y después de un hombre, desatarán los recuerdos y los fantasmas de Eleonora, en la que sobreviven dos mujeres: la cuerda y la loca, la que existió antes de la guerra y la que nació después. Paradójicamente, esa inmersión en la locura ayudará a desvelar oscuros secretos que llevan mucho tiempo escondidos.

Pero Eleonora no es la única que guarda secretos. Sobre el vecindario se cierne algo oscuro, algo que nadie nombra pero que parece condicionar la vida de todos sus habitantes. En especial del doctor, siempre encorvado, siempre silencioso, siempre aterrado; y su esposa, dura y terrible, que parece dominar la voluntad de su marido con mano de hierro; o los jóvenes del barrio, uno miembro de la Stasi, hijo el otro de un mandamás del partido, crueles y provocadores, demonios reales que despiertan esos otros demonios dormidos en Eleonora.

Muchos se preguntarán al comenzar a leer esta novela por qué su autor, Daniel Dimeco, que no vivió ni por edad ni por origen los tiempos de la Alemania Oriental, ha situado su historia en los años sesenta de aquel país desaparecido. Pero al adentrarse en sus páginas, el lector descubrirá que no podría haber elegido un escenario mejor como metáfora de lo más oscuro que puede anidar en el ser humano. La dictadura de la RDA era el paradigma del control, un sistema en el que nadie se atrevía a hablar, ni en lo más íntimo de su domicilio, porque había miles de ojos y oídos que lo controlaban todo. En la novela de Dimeco, como lo fue en la Alemania Oriental, lo importante es lo que no se ve, lo que se esconde, un entorno único para analizar la soledad y el miedo que tanto influyen en los personajes de ‘El mapa de las viudas’.

Daniel Dimeco que, aunque de origen argentino, ha vivido varios años en el norte de Europa, se ha empapado de la historia de la RDA y ha sabido crear una atmósfera opresiva, oscura, estremecedora, que mantiene al lector en un constante escalofrío. Este es uno de sus indudables méritos. Otro es la habilidad para dosificar una información que cae como lluvia corrosiva en un lector entregado sin reservas al terror de la narración.

Imágenes de una gran potencia, personajes oscuros, situaciones límites, secretos antiguos y, en la sombra, como un pájaro de mal agüero, una policía secreta que lo sabe todo y lo controla todo. Esos son los elementos que maneja el autor para crear una historia que asombra y estremece a partes iguales, una historia llena de simbolismo que indaga en la locura, el sufrimiento y la barbarie.

El autor ha obtenido con ‘El mapa de las viudas’ el Premio Ciudad de Badajoz. Novelista y dramaturgo argentino, afincado en España, ha ganado ya diversos premios en ambos géneros, como el Premio Fray Luis de León por su novela ‘La desesperación silenciosa’, o el Premio Antonio Buero Vallejo con la obra teatral ‘La mano de Janós’.