la otra historia

Ciudades perdidas… y encontradas

El reciente hallazgo de una ciudad medieval en Camboya recuerda al descubrimiento de otros enclaves míticos como Troya o Petra

MADRID Actualizado: Guardar
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Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Sydney ha descubierto en la selva de Camboya restos de la ciudad de Mahendraparvata, una metrópolis medieval oculta entre la espesa vegetación desde hace 1.200 años. Para localizarla los investigadores han utilizado el novedoso láser Lidar montado sobre un helicóptero para detectar no solo construcciones -algunas catalogadas con anterioridad- sino realizar una completa cartografía del terreno donde han identificado carreteras, canales y diques. Este hallazgo es el último ejemplo de cómo, en pleno siglo XXI, todavía quedan grandes urbes esquivas por resurgir. Una labor que a lo largo de la historia ha permitido reencontrar ciudades perdidas que se creían legendarias como Troya o que se daban por destruidas, como Petra.

Los restos de Mahendraparvata forman parte de la cultura Jemer, cuya capital Angkor (en la actual Camboya) también tuvo que ser rescatada del olvido. Esta civilización se extendió por el sudeste asiático entre los siglos IX y XIV. Era una ciudad majestuosa repleta de centenares de templos hindúes edificados hasta el siglo XII, cuando el budismo se convirtió en la religión dominante. La esplendorosa urbe llegó a alcanzar el millón de habitantes. Sin embargo, con el declive de la civilización la ciudad fue abandonada en 1432 y devorada por la selva. Tuvieron que transcurrir cuatro siglos hasta que en 1860, el explorador y naturalista francés Henri Mouho se topó con las impresionantes construcciones de Angkor, hoy Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Más novelesca resulta la epopeya de Jean-Louis Burckhardt. Este aventurero suizo era un apasionado de la cultura islámica y la lengua árabe. Sus estudios le llevaron a iniciar a principios del siglo XIX una serie de increíbles viajes al corazón de las tradiciones musulmanas. Disfrazado de mercader árabe viajó por Oriente Medio siendo el primer occidental en visitar La Meca en periodo de peregrinación. Pero también ejerció de arqueólogo al descubrir en 1812 la ciudad de Petra, que había permanecido oculta durante más de mil años.

Las siete Troyas

Pero si de búsquedas de ciudades míticas se trata el premio es para el alemán Heinrich Schliemann. Este arqueólogo aficionado estaba convencido de que la historia contada en la 'Iliada' por Homero sobre la guerra de Troya era real. Así no dudó en comenzar excavaciones en distintos puntos de Turquía en busca de la legendaria ciudad. Sus métodos agresivos –que desatan pavor en los arqueólogos actuales- y su falta de formación académica provocaron las críticas e incluso mofas de sus correligionarios. Sin embargo, su perseverancia se vio recompensada. En 1871 Schliemann inició una nueva campaña en Hisarlik (Turquía) y halló no una Troya, sino hasta siete -actualmente se conocen diez-. Es decir, siete estadios o niveles que corresponden a las distintas épocas de edificanción de la ciudad a lo largo de miles de años.

Los nombres de Machu Picchu, Alejandría o Babilonia son más que referencias en textos clásicos gracias al afán aventurero e inquieto de numerosos investigadores que lograron encontrar restos arqueológicos. Estas pruebas físicas, a su vez, permitieron conocer más y nuevos detalles de las civilizaciones que las edificaron. La buena noticia es que todavía existen numerosas ciudades perdidas por descubrir y secretos por desvelar.