HISTORIAS DEL DEPORTE

Una cadera por alcohol y prostitutas

Paul Slane, exjugador del Celtic, confiesa cómo gastó el dinero con el que el club escocés le indemnizó para operarse

MADRID Actualizado: Guardar
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Quiso ahogar sus penas en alcohol. Pidió botellas por doquier. Deseaba fundirse en el licor hasta lograr olvidar. No obstante, al final de la noche, probablemente no recordaba ni su propio nombre.

Paul Slane (Escocia, 1991), joven y habilidoso exjugador del Celtic de Glasgow perdió la cabeza después de que el club escocés prescindiera de sus servicios. Se hartaron de sus continuas lesiones, rescindieron su contrato y le indemnizaron con 10.000 libras (11.881 euros).

Paul iba a destinar ese dinero a operarse de una grave lesión en la cadera, sin embargo antes de pasar por el quirófano decidió tomarse unos días de vacaciones en Ámsterdam con sus amigos. Se le escapó de las manos y terminó gastándoselo todo en una noche llena de alcohol y prostitutas.

«Pensé en pasar un buen rato. Cuando miro atrás no tengo ni idea de lo que estaba haciendo ni por qué. Me volví un poco loco. Fui demasiado lejos. Estaba viviendo en una burbuja», confiesa el futbolista en el diario 'Scottish Sun Tuesday'. No contento con eso, el prometedor centrocampista escocés publicó por error en su perfil personal de Facebook imágenes suyas desnudo, borracho y rodeado de varias meretrices. «Me lo gasté todo saliendo de noche. Fui un completo estúpido. Me excedí totalmente», agregó totalmente arrepentido.

El escocés se encuentra ahora sin equipo, sin dinero, y con una lesión de cadera que le impide jugar a fútbol. Su objetivo, ahorrar lo suficiente para poder operarse y volver a los terrenos de juego.

Fútbol y juergas

Si hablamos de futbolistas fiesteros, enseguida vienen a la mente varios nombres. Sobre todo de brasileños, que no solo llevan en sus genes el arte del balón. Romario, por ejemplo, llegó a decir durante su estancia en el Valencia que necesitaba salir por las noches para rendir en el campo. Mientras le salieron las cosas bien, la afición en Mestalla le gritaba: «Vete de fiesta, Romario vete de fiesta». Hasta que dejó de marcar goles. Lo mismo que le había pasado antes en el Barcelona, cuya noche conocía muy bien.

Durante la estancia de Robinho en el Real Madrid, cuenta la leyenda de que llegó oliendo a alcohol a un entrenamiento. Famoso fue también su retraso en regresar a la capital de España tras acabar de madrugada una fiesta con sus compañeros de la selección brasileña. Según varios testigos, el extremo del Milan pidió a gritos «40 'camisinhas' (condones)». El otro brasileño famosísimo por acudir a locales nocturnos es Ronaldinho. Del Barcelona lo echaron por rendir más en las discotecas que en el campo, y famosa fue una foto donde se veía su decadencia física.

Uno que quemó la noche madrileña fue Antonio Cassano. El italiano reconoció que en las concentraciones del equipo, alquilaba alguna habitación a una 'amiga' y le hacía una visita por la noche. «Había un camarero que era mi amigo. Su misión era traerme tres o cuatro cruasanes después de haber follado». Palabra de Cassano, que presume de haberse acostado con 600 ó 700 mujeres y que ha reconocido haber jugado muchos partidos tras haber salido de juerga hasta altas horas de la madrugada la noche anterior.