Portada del libro 'Twist'. / Seix Barral
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Harkaitz Cano se asoma al abismo del dolor y la culpa

El escritor vasco publica en castellano 'Twist', una indagación sobre la traición, la memoria y la amistad con el caso Lasa-Zabala como telón de fondo

MADRID Actualizado: Guardar
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"Habla de la culpa, del dolor y el amor, de la traición y la memoria, pero por encima de todo es un canto a la amistad". Así explica Harkaitz Cano (Lasarte, 1975) las claves de una ficción tan arriesgada como insólita y que sus editores sitúan "al borde del abismo". 'Twist' se titula la novela con la que este narrador guipuzcoano ganó el premio Euskadi de Literatura, el Beterri de los lectores en euskera y el de la Crítica y que ahora llega al lector en castellano en edición de Seix Barral. Con un planteamiento inusual, indaga en la guerra sucia contra ETA a través de las circunstancias y consecuencias del secuestro, tortura y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala a manos de la Guardia Civil los Gal y en 1983.

Cano los convierte en Soto y Zeberio y descarga el peso de la narración y el protagonismo en Diego Lazcano, amigo muy próximo de los veinteañeros asesinados. Es un fantasmal narrador plenamente consciente de que podría ser uno de aquellos cadáveres enterrados en cal viva en un desolado paraje de Alicante e identificados muchos años más tarde. Amigo muy cercano y etarra como los otros dos, se sentirá responsable de su muerte porque fue él quien les delató. Durante dos décadas se alimenta de las fantasmales sombras de sus amigos, como si debiera vivir sus vidas por ellos.

El hallazgo de los cadáveres en los noventa fue el impulso ficcional de Cano, que tardaría años en dar con la fórmula narrativa. "Podía hacer una novela documental como 'Anatomía de un instante' de Cercas o 'A sangre fría' de Capote, pero no encajaba en mi manera de narrar", explica. "Me decidí por la ficción sabiendo que me movía en un terreno muy delicado y con tres décadas de perspectiva, tiempo para mí suficiente".

Espejos

"Mi apuesta es contar unos hechos muy parecidos pero con personajes de ficción que funcionan como espejos deformantes en los que se reflejan los acontecimientos. No me ocupo de cómo eran Lasa y Zabala ni de su personalidad. Me centro en la parte pública del dolor" explica Cano para quien "el territorio del dolor es sagrado" y que ha escudriñado sumarios sentencias y seguimientos del caso en los diarios.

La ficción le dota de una "enorme libertad" a la que el escritor suma "empatía y responsabilidad, sabiendo que trato a Soto y Zuberi como dos personajes de ficción sin olvidar nunca que no los son". Ha escrito su truculenta historia en ocho capítulos "que funcionan como ocho cuentos" en los que homenajea, además, a creadores que admira cono Chéjov, Josep Beuys o Roberto Bolaño.

Sabe que el impactante primer capítulo "hará que algunos lectores aparquen al lectura" pero espera que "otros, ojalá muchos, sigan adelante". Su arriesgada apuesta es la "resurrección de un personaje amnésico que no sabemos bien si es el narrador; una suerte de fantasma empeñado en vivir tres vidas que tendrá que reconfigurar su memoria y hasta su cuerpo". "Es una búsqueda tanto del personaje como del narrador y un cóctel entre dos épocas, entre 1983 y su despertar tres décadas después y de lo que pudo haber pasado durante su otra muerte tortura y asesinato como que pudo ocurrir después".

La colisión entre dolor y razón está en la raíz de esta ficción. "A quien ha sufrido mucho no se le puede exigir una reacción racional y cartesiana; necesita apoyo y comprensión. Otra cosa es que haya gente muy lúcida, capaz de sobreponerse, trascender ese dolor y su propia tragedia extraer algo positivo" apunta Cano. Él ha conocido "gente que ha sufrido atentados y sabido ofrecer lecciones morales y la que debemos prestar atención".

"¿Qué hacer ante heridas que sabes que no cicatrizarán jamás? Nadie se puede pasar toda la vida asomado al abismo de su herida, pero tampoco dándole la espalda" asegura Cano, que apuesta por "un término medio que permite sobrevivir a víctimas y dar ejemplo a la sociedad; y es ahí donde la literatura permite tanto asomarse a las heridas como ayuda a olvidarlas, porque el olvido es un derecho que reivindico para quien quiera ejercerlo".

Giros

Poeta y cuentista antes de recalar en la novela, asume Cano que "hay títulos que desvelan, revela o metaforiza y títulos que ocultan, y 'Twist' es de los segundos". "Hay un twist muy al final y un juego con lo que supone este paso que se baila mirando a los ojos de tu pareja pero sin tocarse y con cierta intermitencia y jugando con la etimología de twist e inglés, que es un giro inesperado".

Ha evitado Cano traducirse a sí mismo "para evitar el harakiri de ver mis propias vísceras". Está considerado uno de los valores en alza de la nueva literatura vasca que él cree "en un momento dulce y con cuatro generaciones en activo". Licenciado en derecho, no ha ejercido jamás la abogacía.Tras participar en la creación del grupo literario Lubaki Banda, irrumpió con su particular visión de la realidad en Euskadi con 'Beluna jazz' y 'Pasaia Blues', "una novela negra muy negra, y un tanto experimental", según su autor. Rendido admirador de, Alice Munro o Philip Roth, pasó un año "crucial en Nueva York, donde me hice escritor". Publicó luego dos colecciones de cuentos y crónicas: 'Enseres de ortopedia inútil' y 'El puente desafinado' y ahora combina su labor como poeta, narrador y letrista con guiones para radio y televisión.