regresa la mítica pareja

Las dos partes del rock

Loquillo y Sabino Méndez vuelven a trabajar juntos en 'La nave de los locos' | El disco reivindica el rock and roll porque «la calle está ardiendo»

MADRID Actualizado: Guardar
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Enfadados, cabreados, hastiados y enemigos irreconciliables. Son algunas de las lindezas con las que se ha calificado durante años al vínculo entre Loquillo y Sabino Méndez, dos de los mayores exponentes del rock nacional. Ellos se toman estos adjetivos con humor y mucha tranquilidad; la calma que dan tres décadas de relación y de haber superado la cincuentena. De sentirse maduros. Cierto es que Sabino abandonó los Trogloditas y que en el momento de la ruptura, la relación acabó en un congelador. «Necesitábamos recuperarnos después de una década intensa», comenta Méndez como justificación. Ese proceso de descongelación ha durado 18 años. «Nos cruzábamos en actos en Barcelona o Madrid y nos saludábamos. Poco más», reconoce el compositor y escritor. Precisamente su ensayo 'Corre rocker', donde desgrana las miserias de las bandas de música en los 80, sirvió de punto de inflexión para los dos. «Todo el mundo creía que con él nos había enfadado más y no era cierto. Es otra de las leyendas urbanas que circulan. El Loco entendió el libro», matiza.

Poco a poco se fueron acercando, «hablando de la familia, los niños, la industria»; hasta que el hielo desapareció por completo cuando Loquillo llamó a Sabino para que tocara un par de temas en el concierto que dio vida a 'Hermanos de sangre' en 2005. Después, Loquillo grabó un tema de Sabino en 'Balmoral' y ahora, siete años más tarde, las dos partes se han vuelto a juntar para crear 'La nave de los locos'. Un disco enérgico de puro rock con canciones creadas por Sabino durante estos años de separación que salió a la venta este martes. «Es el tiempo perfecto para el rock n' roll porque las calles están ardiendo. Siempre ha estado ahí cuando las cosas van peor», apunta un trajeado Loquillo. «A la vida le falta rock», añade. Y no se resiste a comentar que los políticos tienen que poner un poco de música en sus vidas. «Deberían escuchar a la calle», insiste, recordando las manifestaciones de los 'indignados' que este martes volvieron a rodear el Congreso.

Y Loquillo, con su verbo fácil, tampoco calla sobre Cataluña. «Rajoy y Mas son intercambiables. Harían lo mismo porque les favorece esta riña de patio de colegios. Los catalanes estamos de puta madre en Madrid», indica Loquillo. Esta comodidad y su relación con la ciudad, donde cantante y letrista grabaron su primer disco de estudio juntos -'El ritmo de garaje'- y donde el segundo vive, convencieron a ambos de que era el lugar idóneo para darle vida a 'La nave de los locos'. Una grabación que ha sido la más fácil en la carrera musical de Loquillo. En dos o tres tomas, las canciones ya estaban hechas. Tardaron diez días en hacerlo bajo la supervisión de Jaime Stinus, productor y guitarrista del Loco desde hace años.

Como antes

Además se grabó a la vieja usanza, con todos los músicos en la misma sala. Nada de pistas por separado. «Queríamos un disco de rock total que recogería todos los sonidos por los que hemos pasado. Porque el rock no tiene un sonido. Los vampiriza todos. El rock es actitud», apunta Loquillo. Por supuesto, los dos se enzarzaron en los pequeños detalles que confeccionaron el disco, como cuando el cantante le pidió cambiar una frase sobre chicas feas porque «él nunca va con chicas feas». «Con los años hemos aprendido a pelearnos y a tener mucho más sentido del humor», apunta entre risas Méndez. «Yo cuando miro atrás veo a Sabino. Y no todo el mundo puede decir lo mismo», comenta Loquillo.

Con 'La nave de los locos', un «disco rápido que me pedía el círculo», Loquillo cierra un año de una producción musical inusitada. Su vuelta con Sabino es el tercer álbum en un año tras 'Su nombre era el de todas las mujeres' (musicalizando poemas de Luis Alberto de Cuenca) y el directo 'Loquillo en Madrid'. Tras promocionar el disco, el plan es ensayar con su banda habitual en enero y comenzar a girar en febrero. Sabino solo se unirá en conciertos concretos, como en Barcelona y Madrid. «Ya le he jodido estos meses con las canciones y le he quitado tiempo para su nueva novela», asegura Loquillo. «Y yo estoy oxidado para dar conciertos», comenta su compañero de aventuras y desventuras. De amores y odios.