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Hillary se despide de Israel

Clinton ha hecho saber que dejará el cargo con el fin del periodo presidencial de Obama

MADRID Actualizado: Guardar
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La visita que acaba de hacer a Israel la Secretaria de Estado norteamericano tiene algo de fin de misión y no solo en el país medio-oriental: ha estado viajando doce días por tres continentes y la gran tournée ha sido entendida en las capitales visitadas como un adiós… Entre otras cosas porque ella ha hecho saber que dejará el cargo con el fin del periodo presidencial de Obama.

El asunto es trivial, en el fondo, porque ella ejerce su cargo, y de qué modo, hasta el último minuto, pero en el caso de Israel, donde no ponía los pies hace casi dos años, es más significativo porque Obama no ha visitado el país, ni siquiera cuando, contra la costumbre, estuvo en el vecino Egipto en marzo de 2009 y no se acercó por allí.

Por si fuera poco, está por llegar la semana próxima el adversario republicano de Obama, Mitt Rommey, quien para dar una pista de su visión sobre Israel y el conflicto en Oriente Medio, ha dicho que él y su (eventual) gobierno “harán exactamente lo contrario que Obama”. Aunque sin detalles, y sometido todo al saludable paso del tiempo, se sobreentiende que el candidato republicano asume la tesis de que Obama no se ha alineado a fondo con Israel.

Oficio y trámite

En este ambiente, de frialdad israelo-americana y de virtual renuncia de Washignton a reactivar el aún formalmente vivo “proceso de paz”, Clinton solo podía cumplir el expediente y arriesgar poco. En los días previos han pasado por Israel el segundo de Clinton, William Burns, el consejero de seguridad nacional de Obama, Tom Donilon y está por llegar el Secretario de Defensa, Leon Panetta, es decir, la relación de es permanente y de alto nivel… pero falta, es verdad, intimidad, complicidad de fondo, cordialidad.

La Secretaria, pues, debió oir en la comida con el primer ministro Netanyahu, las quejas habituales, correctamente expresadas sin duda, tuvo una corta conversación con su colega Avigdor Lieberman y habló más desinhibida con el presidente Peres quien hizo su papel risueño y constructivo habitual sin entrar – porque no debe – en profundidades. Vio también brevemente al primer ministro palestino, Salam Fayyad, un hombre muy estimado y respaldado en Washington, compareció lo estrictamente necesario ante la prensa y se marchó …

Todo de trámite, ajeno a toda polémica pública y como obligado (no iba a repetir lo que “Haaretz” llamaba “error” de Obama en marzo de 2009, probablemente deliberado) es decir, asumiendo que no hay posibilidad alguna de progreso diplomático en el conflicto con la campaña electoral en los Estados Unidos y la elección ya muy cerca. Y ese, el del desenlace de la contienda presidencial en los Estados Unidos, es el verdadero calendario político de Israel: si Obama es reelegido, el gobierno israelí cuenta con que un presidente desinhibido, pues no podrá ser reelegido, presionará con fuerza sin precedentes para abordar de una vez por todas la llamada púdicamente “cuestión palestina”.

Realismo y fin de partida

En este contexto Clinton no tenía propuesta alguna que hacer – al contrario que el sábado y domingo en El Cairo, donde no paró de hacer recomendaciones y esperar resultados de los militares y de los Hermanos Musulmanes y se mojó a fondo en la situación interna – y el realismo servido con oficio diplomático hizo el resto: generalidades ante la prensa, tanto tras verse con Peres como, ya de noche tras su entrevista con Netanyahu.

La cuestión central del programa nuclear iraní había sido acotada del lado americano por la Secretaria en cuanto llegó. Sin citarla en concreto dijo que los amigos y socios deben enfrentarse a preocupaciones comunes “con fórmulas ingeniosas, inteligentes y valientes”… entre las que no figuran, se sobreentiende, bombardear las instalaciones atómicas iraníes.

Se supone que el tono de generalidades y fin de partida tuvo una excepción impuesta por el calendario: a partir de septiembre, en la Asamblea General de la ONU, se da por hecho que Palestina pedirá el estatuto de estado (no de pleno derecho pues eso exige un sí previo del Consejo de Seguridad que el veto americanoimpide) y que lo obtendrá por muy holgada mayoría… Trascendió que Washington, que no puede vetar a la Asamblea, ha indicado a Netanyahu que lo mejor sería, para evitarlo, hacer concesiones suficientes para que los palestinos no hagan la petición. Tiempo perdido…

Y el plato fuerte, las entrevistas con el ministro de Defensa, Ehud Barak y el primer ministro, Benyamin Netanyahu, tampoco dieron noticias, pero sí un matiz que implica un reproche al gobierno israelí: “Fayyad y Mahmud Abbas son los mejores partenaires que Israel puede encontrar y no está claro quienes vendrán tras ellos”… Un poco de didáctica, todo muy profesional y, lo dicho, una despedida de hecho…