Vuelve la pelirroja más gamberra

Que una niña comiera los espaguetis con tijeras, montase un caballo a lunares y estuviera dotada de una fuerza ciclópea capaz de levantar un jamelgo suponía algo insólito. Pippi Calzaslargas podía hacer todas esas cosas y muchas más. Cuando el franquismo daba sus últimos coletazos, una pelirroja de trenzas tiesas y cara pecosa vino a revolucionar el conservador mundo televisivo concebido para el público infantil. En 1974 empezaron a emitirse en TVE las aventuras de la criatura alumbrada por la imaginación de la escritora sueca Astrid Lindgren. Pese a la fama mundial que alcanzó el personaje y la actriz que lo encarnó, Inger Nilsson, son muy pocos los españoles que han leído las aventuras de Pippi. Ahora la editorial Blackie Books viene a remediar este vacío con la publicación de todas las historias de esta chavala, inseparable de su mono el Señor Nelson y sus amigos Annika y Tommy.

Pippi era muy gamberra y, a su manera, una chiquilla subversiva que desafiaba las instituciones. No en vano, siempre repudió los cantos de sirena para que ingresara en un hogar infantil. Y es más, jugaba al escondite con la Policía. Con el cofre de monedas de oro que le regaló su padre, el pirata Capitán Langstrum, Pippi era una mujercita emancipada económicamente.

Los editores de Blackie Books ven en Pippilotta Rollgardina Victualia Peppermint Langstrump, más conocida por su apodo Pippi Calzaslargas, a una miembro de la especie "anarcoinfantil". Libre y contestataria, Pippi era una declarada enemiga de la escuela, una chavala que con solo nueve años impugnó el autoritarismo y los valores de la pedagogía tradicional. El personaje nacido de la pluma de Astrid Lindgren en 1945 tuvo tal éxito que inspiró 17 películas y tres series para televisión.

¿Por qué Pippi sigue fascinando a toda una generación de cuarentones y otros más jóvenes que se convirtieron en pippiadictos? Jan Martí, editor de Blackie Books, quien no había nacido cuando se programó la serie en Televisión Española, recupera una frase de Pippi que es toda una consigna que apela a la insurrección infantil. "A los niños les conviene llevar una vida ordenada, sobre todo si pueden ordenársela ellos mismos".

Gripe de su hija

La madre de la criatura, la escritora Astrid Lindgren, se inventó un personaje para hacer más llevadora la gripe que aquejaba a su hija Karin. Cuando hace casi 70 años la autora buscaba una editorial para publicar las historias de Pippi, fueron muchos los que desaconsejaron dar a conocer un libro tan irreverente. Por fortuna los editores de Rabén & Sjögren despreciaron el consejo. Y no les fue mal. En 1958 la escritora ganó el Premio Hans Christian Andersen, una especie de Nobel de la literatura infantil y juvenil. Hoy en día las peripecias de esa niña levantisca que se concedió el título de "princesa de los caníbales" están traducidas a unos sesenta idiomas. Lindgren llegó a vender 30 millones de ejemplares de sus libros, en los que por primera vez se abordaba un tema hasta entonces tabú para la infancia: la muerte. Con la excepción de China, las aventuras de esta chica asilvestrada y desacomplejada han sido emitidas en prácticamente todas las televisiones del mundo

La muy descarada pelirroja debutó en TVE cuando regía los destinos de la tele estatal Adolfo Suárez. Ya fuera por la censura o por otra razón oculta, Pippi fue apellidada Calzaslargas, en vez de Mediaslargas, que era su verdadero sobrenombre y como se la conoce en Latinoamérica. La sola mención de Pippi desata todo un caudal de evocaciones. A Stieg Larsson el personaje de Lindgren le inspiró para crear a su heroína de 'Millennium', Lisbeth Salander. "Pensé en Pippi Calzaslargas… ¿Cómo sería hoy en día? ¿Cómo sería si fuera adulta? ¿Cómo la habríamos definido? ¿Una sociópata? No, creo que simplemente vería la sociedad con una luz diferente. Decidí hacerla 25 años mayor y la convertí en una marginada social. Sin amigos, y con ciertas deficiencias en el terreno social. Recuerdo que eso fue lo primero que pensé a la hora de crear a Lisbeth Salander".

Astrid Lindgren (1907-2002) era idolatrada en Suecia. Prueba de ello es que fue designada candidata al Premio Nobel de Literatura y al de la Paz. Sus criaturas no se limitan al universo de Pippi, que encontró en Miguel el Travieso su contrapunto masculino. Es autora también de novelas de aventuras como 'Ronja, la hija del bandolero' y 'Rasmus y el vagabundo', así como de 'Superdetective Blomkvist'. En el género más genuinamente infantil, destacan sus relatos 'Vacaciones en Saltkrakan' y 'Los niños de Bullerbyn'.

Precisamente el sello Kalandraka ha rescatado otro libro de la escritora sueca, 'Rasmus y el vagabundo', con ilustraciones de Pablo Auladell.