Una mate de Arvidas Sabonis. / Archivo
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Los otros saltos de Navidad

El desaparecido Torneo del Real Madrid reunía en estas fechas a los grandes equipos y selecciones del baloncesto mundial

MADRID Actualizado: Guardar
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Arvidas Sabonis recibe bajo en el poste bajo, se gira hacia el aro y machaca con virulencia ante un sorprendido Alfonso del Corral que había tenido la temeraria idea de impedir la canasta del gigante lituano. El tablero tiembla, y se resquebraja en miles de añicos que permanecen unidos sobre las cabezas de los jugadores del Real Madrid y de la selección de la URSS. El año 1984 llegaba a su fin y el mítico pívot apenas tenía 20 años pero ya era la gran estrella emergente del baloncesto FIBA, con su dominio total del juego desde sus 220 centímetros. El partido se tuvo que suspender cuando aún quedaban tres minutos para el final y los soviéticos dominaban con claridad.

Es uno de los grandes momentos del Torneo de Navidad del Real Madrid, uno de los eventos tradicionales y más esperados de las fiestas -a la altura del concurso de saltos y el concierto de Año Nuevo-, engullido, como tantas otras cosas, por las prisas actuales y por los constreñidos calendarios de las competiciones. En 2006, disputó su última edición, pero ya estaba herido de muerte, después de quedar en los últimos años como un partido ante equipos cada vez de menos calado.

Atrás quedó un torneo que adquirió un gran prestigio en todo el baloncesto FIBA y que se convirtió en una cita para los grandes equipos del mundo fuera de la otrora inaccesible NBA. Cuando al visionario Raimundo Saporta se le ocurrió, allá por 1965, organizar una competición en los días previos a la Navidad en la que el Real Madrid se enfrentara a los mejores equipos del mundo, seguro que ya le rondaba por la cabeza que estaba creando algo muy grande.

Así fue durante más de dos décadas. Los equipos dominantes de Sudamérica y Europa y las selecciones más potentes del mundo se disputaban las invitaciones. Por la cancha del equipo blanco pasaron los equipos nacionales de Yugoslavia, Unión Soviética, Grecia,... que acudían con sus mejores jugadores. Incluso las prestigiosas universidades estadounidenses reservaban estos días para la cita madrileña. Virginia, Arizona y North Carolina cruzaron el charco en una época en la que no era nada habitual este tipo de enfrentamientos.

Quién no recuerda las tardes frente a la televisión, en los setenta y los ochenta, disfrutando de la mano del mítico Héctor Quiroga de los partidos del Madrid –entonces, uno de los dominadores de Europa- contra el Macabbi, la Jugoplastika, Gomelski y el CSKA,… Ahora, las pírricas audiencias de las retransmisiones de los partidos de la ACB invitan a pensar que la mejor época del baloncesto ya pasó y que solo Gasol, Navarro y compañía la recuperan de vez en cuando.

El Torneo del Real Madrid fue el primero en caer, pero no es el último. Ya ni los saltos de Año Nuevo van a poder verse por la cadena pública. Las Navidades ya no son las que eran.