lucha antiterrorista

Siete etarras disidentes piden a la banda que reconozca el sufrimiento causado a las víctimas

Los presos abogan por cerrar "las heridas provocadas" y buscar una "convivencia pacífica"

BILBAO Actualizado: Guardar
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Un grupo de siete presos disidentes de ETA internos en la cárcel de Nanclares (Álava) ha reclamado que para "cerrar definitivamente el ciclo de la lucha armada", ETA, "en nombre de todos sus militantes, tendría que aceptar el daño y el sufrimiento provocado a víctimas y familiares como consecuencia de su acción armada". Además, la organización terrorista "también tendría que aceptar los errores del pasado y el daño y el sufrimiento provocado por otros", sostienen.

Los reclusos, que firman como "presos comprometidos con el irreversible proceso de paz", han respondido a un cuestionario que se publica en el último número de la revista Argia. La entrevista es previa al anuncio de un alto el fuego "permanente, general y verificable" por parte de ETA el pasado 10 de enero. Aunque en la entrevista no aparecen con su nombre, el grupo de etarras críticos con la banda que se encuentran en Nanclares están encabezados José Luis Urrusolo Sistiaga, Carmen Guisasola y Kepa Pikabea y ya abogaron por "reparar" a las víctimas en una carta difundida en mayo.

En la entrevista de Argia, los reclusos reiteran que "hay que acabar de forma oficial con la etapa de lucha armada, escenificando que va a ser definitivamente". Las víctimas y su tratamiento protagonizan buena parte de la entrevista a los etarras arrepentidos. Así, en su opinión, para crear en la sociedad "un nuevo ambiente para la convivencia", para "comenzar a cerrar las heridas" resulta "fundamental un fin de la lucha armada inmediato y creíble".

En este sentido, los disidentes de ETA se muestran a favor del entendimiento para ir "cerrando las heridas provocadas" y buscar una "convivencia pacífica y una normalidad política". "Tenemos que construir puentes y puntos de encuentro", señalan, ya que "objetivo tiene que ser la convivencia social, aceptando el sufrimiento de todas las víctimas". "Si no les mostramos nuestro respecto a los que han sido damnificados, difícilmente construiremos un futuro mejor y más esperanzador", dicen.

A este respecto consideran "muy importante y representativo" que en el acto de recuerdo a Santiago Broauard y Josu Muguruza (asesinados por los GAL y la ultraderecha) en noviembre pasado participaran las viudas de dos ertzainas asesinados por ETA. "¿Cuando comenzaremos nosotros, por nuestra parte a dar pasos similares? por nuestro lado también alguien tendrá que empezar", destacan. Para ello, los presos de Nanclares se ofrecen a "tratar estos temas con las personas adecuadas", para ponerse en contacto y reunirse "con distintos grupos y personas de Euskal Herria". "Sería de agradecer que se comenzaran a dar pasos para la convivencia y se cerraran heridas, aunque sea de forma simbólica", insisten en la entrevista.

El sufrimiento causado

Para los siete terroristas arrepentidos, el día en el que ETA cierre "definitivamente" el ciclo de la lucha armada "nos daremos cuenta que podríamos haber dado antes ese paso, haberlo acordado y decidido antes". "Desde el punto de vista política resultará evidente el ver cuanto tiempo, esfuerzos e ilusiones hemos desperdiciado en vano por no haber cambiado antes de estrategia, cuanta gente se ha quedado en el camino, cuanto daño y sufrimiento hemos causado los que hemos tomado parte en este conflicto armado", destacan.

Aunque los reclusos firmantes de la entrevista sostienen no ser "las personas más adecuadas para decir qué lugar tienen que ocupar las víctimas" en el proceso de paz, sí que insisten en que les "gustaría que todas las víctimas generadas por este conflicto pudieran sentir pronto la cercanía y el apoyo de toda la sociedad de Euskal Herria". "Nosotros también nos conmovemos viendo el sufrimiento de los otros", dicen, aunque en su situación "no es fácil" manifestar "realmente" lo que sienten en su "interior".

No obstante, sí que se refieren a los familiares de sus víctimas, de los que dicen que "más que palabras, preferirían que no se produjeran más acciones armadas para que el sufrimiento que ellos han vivido no lo sufra nadie más". Por esta razón, sostienen, la "mayor aportación" que pueden los sietepresos es "continuar haciendo todo lo posible por lograr la paz".

Abandonar definitivamente las armas

En el plano político, los presos separados de la ortodoxia de la banda sostienen que si ETA se "obstina" en "alargar más tiempo la situación" no abandonando las armas, entonces a la izquierda abertzale le corresponde "dar por concluida esa etapa". "No esta tan difícil decir con seriedad ante la sociedad que se ha terminado la etapa de la lucha armada, sabiendo además que para la sociedad ese es el mayor deseo", reivindican. Lo que ahora se necesita "es la valentía y la voluntad de algunos pocos, nada más", agregan.

En este sentido, creen que a los firmantes del Acuerdo de Gernika, Batasuna, EA y Aralar, entre otros, "hay que exigirles acciones concretas, creíbles y directas, para que no acabe en la misma caja del recuerdo que Alternativa Democrática, Lizarra-Garazi, Anoeta, o el Acuerdo de Loyola". Sobre el pacto de Gernika, el grupo de disidentes de ETA considera que en él Batasuna y la asociación de familiares de presos Etxerat "han firmado punto por punto" lo mismo que ellos reivindicaron en su día, cuando "por decir que la lucha armada debería terminarse, por exigir los derechos de los presos, y por plantear la cuestión de las víctimas recibimos fuertes insultos".

Romper la estrategia

Siguiendo por esta senda, los siete firmantes defienden que los presos deben salir de las "dinámicas y los tabúes de hasta ahora" para implicarse en el proceso y defender sus derechos, aunque deben reclamar los beneficios penitenciarios individualmente, "del mismo modo que se piden los vis a vis o las llamadas de teléfono". En este sentido, los disidentes aprovechan la ocasión para arremeter contra quienes "escriben en nombre de los presos", los mismo que han criticado duramente que estos disidentes se hayan acogido a permisos y beneficios penitenciarios, expulsándolos del Colectivo de reclusos de ETA.

En concreto, saldan cuentas con la destacada abogada de la izquierda abertzale, defensora habitual de presos de ETA, Arantxa Zulueta. Para salir de prisión, denuncian, la letrada se ha comprometido a cumplir algunos requisitos de Instituciones Penitenciarias, cuando "los que ella defiende deben pasar en prisión 15, 20 o 25 años y luego no pueden pedir ni un triste permiso", siguiendo así la ortodoxia impuesta por la banda de no acogerse a ningún beneficio. Del mismo modo, critican que "hasta hace poco los presos enfermos no aceptaban una pulsera de control para poder salir de prisión".

A pesar de los "insultos" del "aparato que tiene bajo su control" al Colectivo de Presos de ETA, el grupo de disidentes dicen que gozan del "apoyo y respeto de muchos presos". Por último, en la entrevista defienden que para solucionar la situación de los presos, la clave no son las manifestaciones, sino "el fin de la lucha armada".