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El Atlético hunde al Málaga de cabeza

Tres acciones de estrategia decidieron a favor de los rojiblancos un pésimo partido en La Rosaleda

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Un Atlético vulgar se aprovechó del peor Málaga de la temporada, según afirman los críticos locales, para golpearle hasta tres veces en acciones de estrategia y hundirle de cabeza en zona de descenso. Los rojiblancos, que acaban el año en zona de Liga Europa y a dos puntos de la 'Champions' pese a su pobre desempeño, apenas crearon fútbol pero no sufrieron en defensa frente a un rival incapaz y, en el área rival, gozaron de las enormes facilidades de los de Pellegrini, acusados de peseteros desde la grada. Simao, a punto de emigrar a Estambul para unirse al Besiktas de Schuster y Guti, fue un jugador determinante ya que de su pie derecho nacieron los tres tantos, dos de ellos de su compatriota Tiego.

Sobre todo la diana del central Domínguez, la segunda de su equipo, define los desajustes andaluces, impensables en un equipo de la máxima categoría. Hasta tres balones cabeceados por los atléticos cerca del área pequeña y sin oposición. Por algo el Málaga es uno de los equipos más goleados de Europa. Y eso que parecía un vendaval ofensivo en el arranque de curso gracias a la velocidad del holandés Quincy y el venezolano Rondón. Jugó en plan kamikaze con Josualdo Ferreira y no levanta el vuelo con el mesurado Pellegrini.

Los planteamientos del chileno y de Quique ya presagiaban uno de esos partidos muy tácticos, en el que el miedo a perder se impone al deseo de ganar. El Málaga salió más timorato que nunca en La Rosaleda. Revolucionó el equipo que fue vapuleado en el Rico Pérez, realizó cuatro cambios, dejó al brasileño Welligton en la grada y colocó a cuatro centrales. Dos de ellos, Juanito e Iván González, jugaron en el centro del campo. Toda una declaración de intenciones.

Forlán se quedó en el banquillo rojiblanco, una medida que siempre genera debate. Reforzó Quique la zona ancha con tres medios centros pero no jugó con un 4-3-3 sino que mantuvo el 4-2-3-1, con Raúl García a la derecha, Reyes en el enganche y Simao en la izquierda. Muy poco que contar hasta que llegó una falta muy bien lanzada precisamente por Sabrosa y cabeceada por Tiago, que se elevó con comodidad entre tanto central malacitano.

El choque se ponía del lado colchonero. Si el Atlético lograba superar la presión en el medio, daba la sensación de poder plantarse ante Rubén. Pero no había forma de que sus jugadores combinaran. El equipo dio un pasito más atrás y permitió a los locales crecerse hasta el descanso, aunque fuera a base de forzar faltas en las que Duda siempre es una amenaza. En una de ellas, De Gea metió una mano extraordinaria cuando el balón ya se colaba sin que nadie lo hubiera tocado en el área pequeña.

Pellegrini intentó cambiar el guión con dos cambios ofensivos en el descanso, con lo que reconocía su error inicial. Salió su equipo con ímpetu pero murió cuando Domínguez les dio la estocada. El tercero de Tiago sólo servía para que la hinchada arremetiera contra su equipo y Quique pudiera reservar a Agüero y Reyes pensando en la Copa y en el Espanyol, frente al que hay deseo de venganza por el 2-3 liguero en el Calderón.