luto en el cine

Pildoras y una sala para el recuerdo

Uno de los directores más aclamados y admirados realizó su último trabajo cinematográfico delante de la cámara, no detrás

MADRID Actualizado: Guardar
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Curioso. Tuvieron que pasar 89 años para que Luis García Berlanga hiciera un anuncio de televisión. Eso sí, para una buena causa. El realizador se dejó filmar con todas sus miserias para la campaña 'Pastillas contra el dolor ajeno' de Médicos Sin Fronteras. Ahí aparecía un Berlanga envejecido, en una silla de ruedas, atendido por una enfermera, con un montón de pastillas en la mano.

Berlanga cuenta las que se tiene que tomar para el colesterol, la hipertensión y del dolor, pero señala sólo una. La más importante. La única que no es para él. Una píldora de menta, que se compra en las farmacias desde el pasado jueves en unas calas contra el dolor de ajeno. Sin azúcar, toda su recaudación se destinará a enfermos y acciones de la ONG por medio mundo. La colaboración del maestro fue complicada de conseguir. "En un primer momento la familia me dijo que no, dado su estado, pero le escribí una carta de cuatro folios a su mujer, a corazón abierto, y entonces lo autorizó, convencida de que éste es un proyecto muy importante", destacó Jorge Martínez, creador de la campaña, el pasado jueves, durante la presentación de la misma.

Fue la última vez que Berlanga salía en una filmación. Para su última aparición pública hay que irse hasta el mes de mayo, cuando el maestro apareció en el madrileño barrio de Argüelles para inaugurar una sala con su nombre. El antiguo cine California, donde Pedro Almodóvar estrenó su ópera prima Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, se transformó en la Sala Berlanga y se inauguró con el documental Por la gracia de Luis. Con 250 butacas, acogerá ciclos cinematográficos y festivales especializados, dando cabida al cortometraje y al documental, géneros habitualmente poco comerciales y con menos oportunidad de llegar a la gran pantalla, con un denominador común: las películas se proyectarán en versión original. Berlanga, visiblemente emocionado, sólo pudo decir una sencilla frase: "Os quiero".