choques étnicos

El Gobierno interino de Kirguistán autoriza a las fuerzas de seguridad a disparar a matar

Los enfrentamientos de los últimos días han provocado más de 50 muertos y 600 heridos en la ciudad de Osh

MOSCÚ / BISHKEK Actualizado: Guardar
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Tras la negativa de Rusia de enviar tropas de paz para controlar la situación en el país, el Gobierno interino kirguís ha tomado medidas drásticas y ha decidido emitir una orden que autoriza a las fuerzas de seguridad a tirar a matar ante los violentos disturbios étnicos y políticos que han costado la vida a al menos 77 personas en las regiones de Osh y Jalalabad, en el sur del país.

La autorización es válida para las regiones en los que está en vigor el estado de emergencia y el toque de queda y pretende, según el Gobierno, proteger a los civiles y facilitar a los militares y policías su propia defensa ante eventuales agresiones. El decreto ha sido aprobado en una reunión del Consejo de Ministros a última hora de hoy y es válido mientras permanezca en vigor el estado de emergencia.

El Gobierno ruso ha insistido en que no percibe motivos para enviar tropas de pacificación a la ex república de Kirguistán, a pesar de la misiva oficial enviada por la presidenta interina, Rosa Otunbayeva, que instaba a la intervención de las tropas rusas. "Se trata de un conflicto interno y, por el momento, Rusia no advierte las condiciones necesarias para intervenir en su resolución", ha declarado la portavoz de la Presidencia rusa, Natalia Timakova, quien ha indicado no obstante que la actual situación en Kirguistán queda pendiente de debate en manos de la Organización del Tratado de Seguridad Colectivo (CSTO), de acuerdo con el reglamento de Naciones Unidas.

Kirguistán es un país esencial en la estrategia de Estados Unidos en Afganistán, al formar parte de la ruta de suministro de equipo militar a través de la disputada base militar en Manas. De momento, el balance oficial de fallecidos se sitúa en 50 y los heridos se cifran en 663. El Gobierno provisional de Kirguistán se ha declarado incapaz de contener a las bandas armadas que han arrasado tanto las viviendas como los negocios de las personas de etnia uzbeca en una zona de Osh. "Calles enteras están en llamas", ha señalado el portavoz del Ministerio del Interior Rakhmatillo Akhmedov. "La situación es muy mala. No hay señales de que vaya a parar. Las casas han sido incendiadas", ha agregado.

Apertura de la frontera con Uzbekistán

Los enfrentamientos que se suceden en el sur de Kirguistán ponen a prueba la capacidad de las nuevas autoridades de controlar la situación en este país de Asia Central, considerado el más pobre de la región. El Gobierno provisional ha admitido que los disturbios en Osh, donde reside una importante minoría uzbeka, son de carácter interétnico. Los desórdenes se iniciaron tras una pelea masiva entre jóvenes kirguises y uzbekos, que degeneró en actos de vandalismo, con saqueo de comercios y quema de coches.

"Debemos tomar conciencia de que se trata de enfrentamientos entre dos etnias. Necesitamos fuerzas para detener a la multitud y poner fin al derramamiento de sangre", declaraba en la capital del país, Biskek, la presidenta interina kirguís. Otunbáyeva también ha anunciado la apertura unilateral de su frontera con Uzbekistán para el paso de ancianos, mujeres y niños. Una medida, matizaba, que ha sido recibida con comprensión por las autoridades uzbekas.

Barricadas en los suburbios

Los ministerios del Interior y Defensa han trasladado a la ciudad tropas y vehículos blindados y han declarado en la ciudad el estado de excepción y el toque de queda, que rige desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana. Las autoridades han movilizado a un millar de agentes de la Policía y unidades militares para patrullar las calles de Osh, con autorización de abrir fuego para disolver a los grupos violentos que amenacen la vida de la población civil. Sin embargo, los medios locales afirman que las fuerzas del orden sólo controlan el centro de la ciudad, mientras en los suburbios continúan los enfrentamientos entre diversos grupos y se oyen disparos esporádicos.

Otunbáyeva, la nueva líder kirguís, ha denunciado que esta violencia es aprovechada -si no provocada- por fuerzas políticas que "buscan frustrar el referéndum constitucional convocado para el próximo 27 de junio". Las nuevas autoridades celebran la consulta para recortar las facultades del jefe del Estado y convertir el país en una república parlamentaria y han convocado para el 10 de octubre elecciones legislativas, tal y como les había exigido la comunidad internacional.

El Gobierno provisional asumió el control de Kirguistán tras violentos choques entre los cuerpos de seguridad y manifestantes opositores en Biskek el pasado 7 de abril, que llevaron al derrocamiento y huida del país del presidente Kurmanbek Bakíev, acusado de corrupción y abusos.