TURISMO

Los grandes hoteles abandonados atraen de nuevo a la inversión

El empresario José Manuel Pascual se hace con el Hotel FairPlay de Benalup, mientras que el Colón Costa Ballena recibe varias ofertas para reabrirlo

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Fueron el símbolo del lujo en otro tiempo, referencias del turismo de calidad vinculado al golf y la playa que daban a la provincia de Cádiz ese aspecto de paraíso de vacaciones. Pero las malas inversiones de sus propietarios y una crisis que no tenía punta los convirtió en hoteles fantasma. Varios años después de permanecer en concursos interminables vuelven a despertar el interés de la invesión privada que ha puesto sus ojos en esta magnífica planta hotelera fuera de uso.

Ya en activo y formando parte de la oferta de la Costa de la Luz están los hoteles Monasterio de San Miguel y Duques de Medinaceli, ambos en el casco histórico de El Puerto, bajo la gestión de firmas solventes

del sector turístico. A ellos se sumará en breve el FairPlay de Benalup que será la primera experiencia hotelera del empresario gaditano José Manuel Pascual que se ha adjudicado la propiedad tras una subasta celebrada la pasada primavera. Su empresa Servicios Clínicos Gaditanos SL ha tenido que superar muchos escollos para hacerse con la propiedad, entre ellos, varios recursos interpuestos por la otra aspirante a administrar el hotel y la propia entidad bancaria con la que Bernard Devos, el propietario original del complejo, tiene la deuda. Pero finalmente han sido desestimados, como recoge el auto del juzgado de lo Mercantil número 1 de Cádiz, que fue emitido el pasado 6 de mayo.

El precio definitivo ha ascendido a 11,38 millones de euros, confirma el abogado Ramón Dávila, uno de los que ha ejercido la administración concursal desde que el empresario belga se vio abocado a la liquidación. Según explica, «no sólo se recuperará el negocio, sino que tiene el compromiso de contratar al 25% de la plantilla que fue despedida» –compuesta en su totalidad por 61 personas–. Con eso no se salda la deuda al completo, pero pone en activo uno de los alojamientos más emblemáticos de La Janda. Ese compromiso de recolocación de los trabajadores ha de cumplirse en el plazo de un año desde la firma de la escritura, con lo que el hotel tendría que estar abierto para entonces. Señala Dávila que «las instalaciones se han mantenido en este tiempo con la colaboración de antiguos empleados y un encargado de mantenimiento, que tenía una empresa dedicada a esas labores». También se encuentra en un «estado aceptable» el campo de golf, al que han favorecido las lluvias de la primavera. «Hace ya dos meses que se formalizó la adjudicación, con lo que Pascual ya debería de estar trabajando sobre el terreno», asegura.

Otro de los que también podría reabrir es el Gran Hotel Colón Costa Ballena, que cerró justo antes de la temporada alta de 2012, dejando en la calle a 67 trabajadores y decenas de reservas colgadas. El inmueble, que adquirió el grupo Jale en 2005 por 21 millones de euros, estaba en manos de un administrador y era un activo más del concurso de acreedores con mayor pasivo de España. La gestión no resultó favorable y la opción fue darle el cerrojazo a pesar de la oposición de la plantilla y del entonces propietario, José Antonio López Esteras, que denunciaba negligencias en la administración.

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Hoy la propiedad se encuentra en el catálogo de ventas del grupo inmobiliario Solvia. El edificio «lleva un año en el mercado y ha despertado el interés de distintas firmas», señala Marcos Beltrán, director de la Territorial Solvia Sur-Canarias. «El perfil de los clientes que se han interesado son, principalmente, fondos inmobiliarios extranjeros y también cadenas hoteleras», indica. Además, está catalogado como hotel de cuatro estrellas con más de 200 habitaciones, construido sobre una parcela de 11.400 metros cuadrados. El responsable del departamento destaca que «el recinto dispone de amplios jardines, pistas deportivas, piscina y vistas al mar», lo que supone un auténtico atractivo en una zona que combina la playa con el golf.

Beltrán destaca que «desde el año pasado, en Solvia constatamos que en la costa gaditana se ha producido un incremento notable de la demanda de hoteles ya construidos y en explotación pero también de la demanda de solares para uso hotelero». Así, confían en que este establecimiento encuentre salida en los próximos meses.

Peor lo tiene el hotel jerezano Palmera Plaza, que ha sido víctima de robos continuados. Los últimos en hacerse cargo de la gestión fueron los responsables de la cadena Vita Hoteliers que apenas pudieron abrir unos meses. A final de 2014 echaba defitinitivamente el cierre después de que la firma que lo gestionaba fuese a la quiebra. Pocos saben cuál es el futuro de este establecimiento de cinco estrellas que creó un empresario holandés y que vendió poco después a la cadena Prestige. En este tiempo ha ido pasando de manos tras desastrosas gestiones que arruinaron su imagen y su viabilidad.

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