TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Paro, pobreza, droga y tabaco

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La coordinadora de organizaciones no gubernamentales de la provincia ha convocado para el próximo viernes 16 de octubre a las 19 horas, una cadena humana contra la pobreza, que pretende llegar desde la plaza del Palillero a la de San Antonio, en la capital gaditana. Y no es ninguna vaina si se tiene en cuenta que esta circunscripción arrastra una constante estadística propicia en números rojos que se ha agravado con la crisis actual. Informes al respecto hay para dar y repartir. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía en la Bahía de Cádiz prepara su estudio anual sobre pobreza y exclusión social que confirma el aumento de todos los indicadores al respecto, hasta el punto de que podría multiplicarse el dato que ya nos estremecía el pasado año, con 110.898 personas de la provincia que se encontraban en situación de pobreza «grave» y riesgo de exclusión social, por cuanto sobreviven con unos ingresos que se sitúan por debajo del 25% de la Renta Media Disponible, esto es «unos 200 euros mensuales»; poco más de seis euros al día.

Sin embargo, a efectos oficiales, se considera pobre a aquel que se encuentra por debajo del 60 % de la Renta Media Disponible, por lo que es bastante probable que en Cádiz dicha cota supere a fin de año un cuarto de millón de personas, en una repetida geografía que apunta a municipios como La Línea, Sanlúcar, Barbate o El Puerto, pero que multiplica su impacto en las grandes ciudades. Quizá podría matizarse por el hecho de que entre las personas especialmente afectadas por lo que los tecnócratas de los 60 ya llamaban lacra social, figuran los reclusos y en la provincia gaditana existen cuatro prisiones de primer nivel. Pero también faltan viviendas y la política oficial sigue sin mencionar la Renta Básica, por ejemplo, en los presupuestos oficiales de la Junta.

Uno de los primeros informes sobre este drama se remonta a los años 60 y se llevó a efecto a instancias del obispo Antonio Añoveros. El actual titular de la diócesis, Antonio Ceballos, volvió a llamar la atención sobre este asunto en mayo, poniendo el acento en la situación de las familias donde han quedado todos sus miembros sin trabajo y la de los trabajadores y trabajadoras que ya no reciben ni siquiera la ayuda familiar, para añadir que las familias que en esa fecha atendían ya las caritas parroquiales habían aumentado en un 55%: los emigrantes, los jóvenes y las mujeres son sus principales víctimas. Claro que el retrato robot de la exclusión ya muerde a la antigua clase media, como puede comprobarse en los comedores parroquiales. En la capital gaditana, en parroquias como San Agustín, el Rosario o San Antonio, la exclusión muerde en el centro a familias de padres jóvenes, de entre 30 y 40 años con hijos pequeños que han atravesado la delgada frontera entre la vulnerabilidad y la pobreza. Pero también las ancianas a las que no les alcanza la pensión de viudedad o personas recién paradas que provienen de sectores escasamente cualificados en la construcción o en la hostelería. Según los datos del último Informe sobre Inclusión Social de La Caixa, mas del 30,5 % de la población gaditana sufre de pobreza. El 4,5% de los gaditanos viven bajo la pobreza severa. El 7,8 bajo pobreza alta y el resto, el 18,2%, pobreza moderada. El 20% de la población gaditana subsistiría con menos de 6.347 euros al año, poco más de un millón de pesetas. El corte de la pobreza alta señalaría a aquellas personas que viven con menos de 4.231 euros anuales, un el 7,8%, ligeramente inferior al de la media española, como el segmento de la pobreza moderada, aquellos que disponen al año de menos de 6.347 euros, lo que en Cádiz supone un 18,5% de los ciudadanos, cuando la media estatal es del 20%. Otros datos de urgencia: en Cádiz uno de cada dos empleos es temporal y un 13% de los gaditanos trabajan a tiempo parcial. El misterio estriba en por qué Cádiz, con 150.000 personas desempleadas, sólo 170 solicitaron la prestación de 420 euros.

Quizá, eso dicen, la clave estribe en la economía sumergida y en el contrabando. El cartón de Fortuna que cuesta en un estanco 26,50 euros, en Gibraltar se expende a 15,16 euros. Y el precio del cartón de Marlboro en el Peñón está a 24 euros. Las coordinadoras contra la droga han denunciado el incremento del pequeño tráfico de estupefacientes. Por no hablar de los toxicómanos que han caído en el paro, que ya no se pueden costear la cocaína y aceptan la mezcla de doñablanca con caballo. La heroína, así, vuelve a cabalgar en la provincia. Miedo da.