TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

'La libertaria', primer lugar de memoria de andalucía

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El BOJA -aleluya- recogió esta semana la declaración como Bien de Interés Cultural de los espacios donde ocurrieron los trágicos sucesos de Casas Viejas. Se trata, según dicho documento, del primer Lugar de Memoria que se declara en Andalucía, con protección jurídica de primer nivel. Se trata de la respuesta oficial a la demanda formulada cuatro años atrás por el Grupo de Trabajo de la Memoria Histórica de la CGT de Andalucía y la Asociación de Abogados Progresistas, con notable apoyo de intelectuales de toda España y el respaldo explícito del hijo de María Silva Cruz, La Libertaria, Juan Pérez Silva y de la nieta superviviente de Seisdedos, Catalina Silva Cruz, exiliada en Francia tras el sangriento golpe de Estado de 1936: «Durante 2005 se mantuvo un conflicto social, político y cultural con repercusiones importantes ante el intento de denominar como Libertaria un hotel de nueva construcción en Casas Viejas que había ido haciéndose de solares en la zona de la Choza de Seisdedos». Tras varios encuentros con el Ayuntamiento y el empresario se reivindico «la protección y declaración de Bien de Interés Cultural de dichos espacios así como lo inadmisible de la denominación del hotel, que en su caso fue cambiado por el de Utopia», rememora ahora Cecilio Gordillo, de la CGT.

Más allá de aquella polémica que llegó a exceder el ámbito local, esta película de la memoria colectiva parece encaminada a tener un final feliz. La declaración de BIC, se extenderá desde el cuartel de la Guardia Civil a la antigua sede del sindicato anarquista Los Invencibles, la fonda en la que montó su cuartel la Guardia de Asalto de la República, el antiguo Cementerio o la choza de los Seisdedos que ya no existe pero cuyo solar servirá como Centro de Interpretación del enclave, en donde se podrá consultar una documentación rica en testimonios de testigos y descendientes de las víctima. Recordarán que, en enero de 1933, dicha población gaditana que hoy comparte nombre con el de Benalup, secundó una huelga general anarquista que había sido previamente desconvocada: los campesinos asaltaron el cuartel de la Guardia Civil y, por ello, la represión más terrible se cernió sobre la aldea. La choza del Seisdedos fue incendiada y el número de víctimas ascendió a 26, en una feroz escalada represiva.

Más allá de la declaración como BIC y de su incorporación al Catálogo del Patrimonio Andaluz, la familia sigue insistiendo en aclarar la propiedad de los terrenos de la choza. Otra de las reivindicaciones pendientes sigue siendo la de la localización de los restos de María Silva, un asunto por el que se ha recurrido tanto a los cauces burocráticos convencionales como en contactos recientes con Alfredo Pérez Rubalcaba. El pasado 26 de junio, la Audiencia Nacional remitió un oficio informando de que enviaba al Juzgado de Instrucción de Chiclana la denuncia presentada en julio de 2007 por la detención ilegal y desaparición forzada de María Silva Cruz. Los hechos ocurrieron en los terribles días del alzamiento fascista de 1936: ella fue sacada a la fuerza de su domicilio en Paterna y un mes más tarde murió ejecutada, en una zona próxima a La Janda. Nieta de Francisco Cruz Gutiérrez Seisdedos, María se casó con Juan Miguel Pérez Cordón, un periodista que también sería ejecutado en Cartagena durante la guerra civil, que cubrió los terribles sucesos de Casas Viejas y con el que coincidió en la cárcel de Medina Sidonia. Su hijo, Juan Pérez Silva, residente en San José del Valle, lleva peleando desde hace años junto a la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía para que se esclarezcan aquellos hechos y, al menos, se exonere de toda culpa legal a la única superviviente de la matanza. Él apenas tenía un año cuando su madre desapareció para siempre de la historia: «María Silva es una de las personas simbólicas tanto de los trágicos sucesos ocurridos en Casas Viejas en enero de 1933 como de la represión franquista», asumen los representantes de dicha entidad para quienes «esta actuación no supone ningún tipo de avance significativo pero sí significa que se sale del impasse existente desde la inhibición del juez Baltasar Garzón en noviembre del año pasado». Y es que, descartada una actuación global sobre el formidable ejemplo de terrorismo de estado que supuso la dictadura franquista desde sus inicios, la única posibilidad de restaurar la verdad democrática en ese laberinto legal es el de la actuación puntual de los juzgados. Eso es lo que se pretende mediante dicha iniciativa que, por supuesto, también busca algo tan relativamente simple como averiguar donde se encuentran enterrados sus restos mortales. Para ello, Juan Pérez, de 75 años, lleva tres demandas interpuestas ante la Audiencia Nacional y sigue reinando el suspense más absoluto sobre tales pesquisas. Federica Montseny escribió sobre ella: «Es la encarnación y el símbolo del martirio de España. Mariana de Pineda representa un momento de la conciencia y de la vida española. María Silva es la voz, la carne sangrante de un pueblo crucificado». Lo que le ocurriese, como patrimonio colectivo de este país, nos concierne a todos. No sólo a sus familiares o a sus correligionarios.