TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

El imperio británico y los autobuses Comes

No contento con Gibraltar y con la Cruzcampo, el Reino Unido amenaza con arrebatarnos el único bastión que todavía vertebra en su conjunto a la provincia de Cádiz, esto es, la empresa Transportes Generales Comes que surgiera a comienzos del siglo XX con emprendedores como Alejandro Ivison y, posteriormente, Asunción Comes, quien le diera nombre a los célebres autobuses verde botella. Desde el verano del año pasado, el runrún es que la compañía está en venta y que, al menos, dos empresas se postulan para comprarla: una andaluza, cuya razón social no se ha dado a conocer, y Avanza, líder y en el sector y propiedad al cien por cien de la sociedad británica Doughty Hanson desde el año 2006. Los rumores de venta empezaron a circular tras el largo conflicto colectivo que precedió al último convenio y al que siguió la dimisión, en el mes de junio, del director de la firma, Julio Alvarez, contratado como gerente de la compañía Autobuses de Langreo S.L., radicada en Langreo (Asturias). Fue entonces cuando Ignacio García, diputado de Izquierda Unida, anunció una pregunta parlamentaria al consejero de Obras Públicas y Transportes, cargo que ahora ocupa el sanluqueño Luis García, pero que no ha recibido respuesta hasta febrero de 2009: a pesar de su injusta fama, el Parlamento de Andalucía mantiene un alto rendimiento legislativo aunque el elevado número de interpelaciones lleva a ralentizar sus contestaciones. «Si se da el cambio de titularidad, éste no afecta a la responsabilidad en su concesión de transportes», afirma el titular de dicho Departamento.

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García contra García: lo cierto es que el consejero define a todo esto como «un asunto entre empresas» y el parlamentario del mismo apellido pone el grito en el cielo por el hecho de que una consejería con plenas competencias al respecto, carezca de información sobre este tema, hasta el punto de que, a su juicio, «se inhibe de temas importantes como la posible adquisición de la principal empresa de transportes de la provincia por parte de una empresa británica, que por cierto, es la misma que adquirió la empresa de Transportes Portillo en Málaga». Se trata del grupo Avanza, que ya mueve autocares por la provincia gaditana y que quedó constituido en 2002 a partir de las empresas españolas Auto Res, Vitrasa y Transportes Urbanos de Zaragoza (Tuzsa), a las que en 2003 se unió La Sepulvedana. Los miembros del comité de Comes recuerdan que representantes de esta nueva y pujante firma ya echaron un vistazo a sus instalaciones a comienzos del pasado año. En cualquier caso, de producirse un acuerdo, los trabajadores tendrían que ser informados del mismo con un mes de antelación a su firma definitiva y a sabiendas de que una enajenación podría poner en peligro el empleo de taquilleros, mecánicos o personal de oficina. También existe otro compromiso empresarial y es el de mantener la titularidad de dicha firma en Cádiz. Ya el pasado verano, Francisco Ortiz, militante de la CGT y portavoz del comité, trasladó sus temores al consejero de Empleo, el jerezano Antonio Fernández. «Puede ser que venga una empresa de fuera, que esté llevándose subvenciones 10 años y que de repente se quite de en medio dejando una flota obsoleta y a los trabajadores tirados».

Hay algo más que la venta de este «quasimonopolio» sobre la mesa: Ignacio García malicia que la pretensión de eliminar algunos servicios de la línea entre Cádiz y La Janda o las crecientes anomalías en tramos como el de El Puerto de Santa María, obedecen a medidas encaminadas a adelgazar la empresa «para favorecer la posible venta». Lo que habría que ver si cumple o no lo estipulado para la concesión de este servicio y, en especial «todas las garantías de seguridad requeridas» al respecto. De hecho, la empresa suscribió en su día una serie de compromisos con la Junta, respecto a los servicios, el estado de cuentas y la plantilla. Hoy por hoy, parece que la paz social interna está garantizada hasta que venza el actual convenio a finales de 2011: la negociación del último, hasta el mes de abril del pasado año, fue especialmente traumática. Ese factor de estabilidad propició en su día la compra de Portillo por Avanza y eso es lo que empezaron a temer, a su vez, los trabajadores gaditanos.

El sector del transporte público en España vive, desde hace años, una crisis en su cuenta de beneficios motivada fundamentalmente por la escala de precios del gasóleo -lo que equivale a un 30 por ciento de sus costes- y una creciente concentración. El liderazgo a escala estatal lo asume otra sociedad británica, National Express, que es la titular de Alsa, sobre todo tras la adquisición del grupo Continental Auto, su principal competidor hasta ese momento. Ahora, esta firma también podría estar interesada en quedarse con Comes, una especie de isla autónoma y hasta cierto punto familiar en un mercado controlado por transnacionales. Con 260 trabajadores en nómina y una flota de 111 vehículos, en gran parte renovada y cuya edad media no supera los cinco años, Comes ha perdido contratos sustanciosos, como el traslado de los trabajadores de la base de Rota o los de Navantia. Doughty Hanson es lo que se denomina una empresa de capital riesgo: algo así como una entidad financiera de las que compran participaciones o acciones de una empresa en un sector en expansión y que cuando ha incrementado el precio de sus valores de mercado se retiran de la firma con sustanciosos beneficios. DH ha afrontado una serie disputa interna entre sus socios fundadores pero protagoniza una escalada incesante con la compra, en noviembre de 2007, de la Corporación Española de Transportes (CTSA), que antes controlaban, al 50 por ciento cada una, FCC y la firma francesa Veolia y que era la titular de Portillo. El acuerdo, en su día, incluyó trece concesiones de transporte de viajeros por carretera, a excepción del servicio urbano de Jerez o los tranvías de Barcelona y Parla. Los más pesimistas temen que si se hace con Comes, externalice algunos puestos de trabajo, aumente la caja y salga corriendo.