SINIESTRO. La zona trasera del cámping quedó arrasada y los vehículos calcinados. / A. VÁZQUEZ
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Evacuado un cámping en Conil por un fuego que calcinó una parcela y dos caravanas

Los bomberos tardaron cuatro horas en sofocar las llamas en la Cala del Aceite que se extendieron a lo largo de tres hectáreas de pastizales y llegaron al campamento La investigación apunta a que los incendios de Chiclana y Rota fueron accidentales

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Las llamas pusieron ayer de nuevo en jaque a una zona poblada del litoral. Si el fin de semana fueron Chiclana y Rota las localidades amenazadas, ayer el fuego se trasladó a Conil, a la Cala del Aceite. El incendio se inició en torno a las dos y media de la tarde en un núcleo de casas próximo al puerto pesquero y, debido al viento de levante que soplaba en la zona, se extendió hasta alcanzar a un cámping cercano. La alarma saltó desde estas instalaciones, que fueron evacuadas por los bomberos y la Guardia Civil durante su intervención junto a efectivos del Infoca.

El incendio se extendió a lo largo de tres hectáreas de pastizales hasta llegar al muro del cámping, donde dos caravanas resultaron calcinadas y otras cuatro sufrieron daños. Sólo fueron perjuicios materiales, y la intervención médica se limitó a varios intoxicados por inhalación de humo sin registrarse heridos graves.

Las tareas de evacuación del cámping se realizaron con total tranquilidad y los dueños de las caravanas intentaron parar el fuego con sus propias mangueras. Así lo cuenta una afectada, cuyo vehículo sufrió daños leves: «Me asomé fuera y vi las llamas de diez metros de altura, intentamos pararlo pero cuando llegaron las autoridades nos llevaron al muelle hasta que todo acabara. Han sido muy efectivos pero ahora no sabemos quién nos va a pagar los daños porque las vacaciones ya las tenemos echadas a perder».

Reacción

Por su parte, desde la dirección del cámping garantizaron disponer de «un seguro que cubre los daños de los clientes», pero anunciaron su intención de denunciar el siniestro «para que se aclare que pasó ahí fuera». En las tareas de extinción trabajaron durante más de cuatro horas cinco grupos especialistas del plan autonómico contra incendios, cinco agentes medioambientales, dos autobombas, tres helicópteros, dos hidroaviones y una máquina pesada, que después del incendio trazó un cortafuego alrededor del área de acampada. Las causas del incendio aún no están claras, por lo que desde Medio Ambiente se ha iniciado una investigación para averiguar cómo se inició el foco.

A menos de veinte kilómetros, en Chiclana, y cuando todavía extinguían las últimas cenizas del incendio en el Cámping La Barrosa, la urbanización de Las Quintas sufrió otro incendio, éste de reducidas dimensiones, que quemó más de cinco hectáreas de cuatro parcelas privadas. El fuego, que se inició minutos antes de las cinco de la tarde por causas que aún se desconocen aunque todo apunta a una negligencia, fue rápidamente sofocado por los dos camiones de bomberos, el coche del Infoca y los ocho voluntarios de Protección Civil que allí se personaron. Pese al fuerte viento de levante reinante desde el pasado viernes, las llamas no causaron daños de relevancia.

Respecto al fuego en el cámping, la suciedad acumulada de rastrojos, basura y matorrales altos en conjunción con el sofocante calor que marcó el domingo pueden estar detrás del origen de las llamas que obligaron a desalojar más de un centenar de viviendas en la urbanización de Las Mogarizas. Después de la fuerte intervención dominical, dos dotaciones de bomberos seguían ayer inmersas en labores de refresco y vigilancia de la zona quemada, sobre todo en el Pinar de las Monjas para evitar que se reavivasen unas llamas que mantuvieron en vilo a los efectivos del Consorcio Provincial durante más de tres horas.

El del domingo fue el segundo incendio declarado en apenas un intervalo de un mes prácticamente en la misma zona del municipio, concretamente en las inmediaciones de la zona costera chiclanera y Molino Viejo. Por eso, algunos vecinos y colectivos como el Partido Socialista de Andalucía ya se han apresurado a solicitar mayores medidas de control y vigilancia «por parte de la Delegación de Medio Ambiente sobre las zonas sin edificar del extrarradio porque se convierten en terrenos abandonados de gran peligrosidad, sin mantenimiento y con una gran cantidad de matojos altos y secos.