RECLAMACIÓN. Un grupo de pasajeros exhibe una de las quejas interpuestas a Spanair. / JUAN CARLOS CORCHADO
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La huelga de pilotos provoca retrasos y quejas en Jerez y deja en tierra a 600 viajeros

La protesta se mantiene por el desacuerdo entre la plantilla e Iberia tras cuatro días de infructuosas reuniones La compañía pierde 60.000 clientes, que han viajado con otra aerolínea o no han confirmado la reserva

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La primera jornada de huelga de los pilotos de Iberia tuvo una doble cara en en el aeropuerto de Jerez, donde se cancelaron cuatro vuelos de la compañía de bandera con salida o llegada a la terminal, afectando a unos 600 pasajeros. Si bien la mañana fue un remanso de calma, en el que el Aeropuerto operó con normalidad, la situación cambió radicalmente por la tarde, al coincidir los paros con los retrasos en varios vuelos y los problemas técnicos de un vuelo de Spanair con destino Madrid, que tuvo que regresar a La Parra, dejando a más de 200 pasajeros en tierra.

Las instalaciones sufrieron momentos de colapso entre las seis y media y las siete de la tarde. En ese momento, coincidieron en los mostradores de facturación casi medio millar de personas, a los que había que agregar los pasajeros del vuelo frustrado de Spanair que esperaban volar a lo largo de la tarde, y que estaban diseminados por las instalaciones rellenando sus reclamaciones. Precisamente, los vuelos de esta compañía, competidora de Iberia en el corredor de Madrid, estaban al completo debido a la huelga. Además, sendos vuelos de Air Berlin y de Condor arribaron con casi una hora de retraso, una coyuntura que agravó la situación a lo largo de la tarde.

Las estampas de ayer no tienen visos de solución, a tenor de la falta de resultados de la última reunión entre el Sepla y la dirección de Iberia, que acabó ayer sin que las partes llegaran a un acuerdo. Tras cuatro días de infructuosas reuniones, las posturas de Iberia y del sindicato de pilotos continúan más que enfrentadas. En un intento por lograr el entendimiento, la compañía convocó a última hora de la tarde de ayer a los pilotos para trasladarles «una propuesta formal y por escrito, con garantías laborales para cada uno de los pilotos que trabajan actualmente en Iberia». Un mensaje al que, en principio, los comandantes no dieron demasiada credibilidad.

Aval económico

Los pilotos afirman que la participación de la aerolínea en el operador de vuelos baratos Catair «vaciará la compañía en tres años». La exigencia inicial de los pilotos de lograr de Iberia un aval económico que garantizara sus salarios hasta los 65 años hizo añicos cualquier posibilidad de acuerdo. La petición levantó las iras de la aerolínea (que estimó su coste en 6.000 millones de euros) y del resto de sindicatos.

El jefe de la sección sindical del Sepla en Iberia, Fernando Obrador, criticó ayer el manejo de esa reclamación por parte de la empresa. «Eso era un primer borrador, absurdo e imposible que se hizo a petición del presidente de Iberia, Fernando Conte, pero nosotros no queremos ningún aval ni ningún papel en el que conste un euro», dijo Obrador.

«Lo que han hecho es intoxicar porque quieren llevarnos a la huelga», añadió. Obrador mandó también un mensaje al resto de sindicatos. «Cuando CC OO, UGT o los controladores aéreos convocan una huelga joroban a todos, mientras que nosotros sólo molestamos en Iberia, que representa el 14% del negocio aéreo en España», sentenció.

Pérdidas

Las pérdidas provocadas por el paro comienzan a ser tangibles. Según indicaron ayer fuentes de la compañía, Iberia ha «perdido» 60.000 pasajeros como consecuencia directa de la huelga. Las mismas fuentes subrayaron que la aerolínea ha cerrado acuerdos con 25 compañías para tratar de reubicar a 80.000 pasajeros..

Antes de la huelga, Iberia contaba con que el número de pasajeros afectados alcanzaría los 200.000.

Sin embargo, esa cifra se redujo ayer a 140.000. «El resto se ha ido con otra compañía, o directamente no ha confirmado su reserva», reconoció la compañía, que espera recolocar en sus propios aviones, y en fechas próximas a previstas en un principio, a otras 60.000 personas.