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ZP nos desconcierta a todos

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Conozco a un destacado dirigente del PP que confiesa a quien le quiera escuchar que se siente «desconcertado» por Zapatero: «nunca se sabe por dónde va a salir», dice, justificando los vaivenes en su propio partido de oposición. Lo cierto es que ZP nos desconcierta a todos. A propios, extraños, mediopensionistas y, claro, a los medios. Me dicen que se quedó con mala conciencia por lo hecho el pasado jueves, cuando, en sede parlamentaria, salió a los pasillos a leer un comunicado sobre la inminente, dicen, negociación con ETA. Fuera del hemiciclo, desairando a los parlamentarios, y no permitiendo pregunta alguna a los periodistas, agraviándolos. Como si un torero tratase de hacer la faena al astado desde el burladero.

Claro que ahora, ¿qué puede hacer Zapatero para paliar ese error de comunicación tan inmenso? No se entiende este extraño escapismo de ZP cuando cuenta con una mayoría aliada muy confortable en la Cámara. Y cuando, además, todos los síntomas dicen que tiene suficientes ases en la manga como para que esta apuesta con (o contra) ETA le salga bien. Tiene el presidente del Gobierno recursos más que sobrados para presentarse frente al principal (y único) partido de la oposición y frente a la opinión pública. Sólo podemos deducir que o tiene miedo escénico o hay circunstancias que desconocemos que aún podrían perjudicar el proceso hacia la liquidación definitiva de la banda del terror. El caso es que este proceso sigue: en los próximos días, tal vez esta semana -no hay calendario cerrado para estas cosas; tampoco nombres de los próximos negociadores-, los dirigentes del socialismo vasco, que están jugando un papel sin duda importante en esta dinámica con los violentos de Euskadi, se van a reunir públicamente, a bombo y platillo, con dirigentes de Batasuna, encabezados por Arnaldo Otegi. Un paso tan condenado por el PP que decretó la ruptura de relaciones con el Gobierno el mismo día en el que Patxi López anunciaba la apertura de conversaciones con la ilegalizada Batasuna. Luego, Zapatero llamaría a Rajoy y hasta quedarían en encontrarse el pasado martes y 13 de junio. Pero no pudo ser, según unas versiones porque la direccion popular no permitió a Rajoy acudir a un encuentro que destrozaba la estrategia rupturista del PP; según otras (la del PP, obviamente) porque la secretaría de Zapatero jamás concretó el propuesto encuentro.

Todos estaremos ojo avizor para tratar de saber qué es lo que el socialismo gobernante está ofreciendo a cambio de que se oficialice la paz: ¿liberación masiva de presos? Los jueces van a tener mucho que decir en ese capítulo, y ni mucho menos la mayor parte de los magistrados obedece las directrices del Ejecutivo, en el caso de que estas directrices quisiesen liberar a los más sanguinarios asesinos de la banda. Pero, por lo que he podido ir coligiendo, no va a haber concesiones impresentables a una banda terrorista que está ya muy debilitada y a la que no le queda otro remedio que aceptar una muerte digna, se demore lo que se demore el certificado de defunción: nada de excarcelaciones masivas, ni de concesiones en el tema navarro, ni de cesiones políticas que pudiesen resultar impresentables.

Es, al menos, lo que van diciendo Zapatero y algunas gentes que le son muy cercanas. Incluso dicen que el referéndum sobre el futuro Estatuto vasco será, como en el caso catalán, equivalente al referéndum de autodeterminación, sólo que bajo un prisma constitucional. Ocurrió en Cataluña -¿quién plantearía ahora una consulta secesionista, cuando el Estatut se ha aprobado por una cantidad suficiente de catalanes?-, y sucederá en el País Vasco. Y en Galicia.