TRIUNFADORES. Los miembros de Lordi celebran con la bandera finlandesa su victoria.
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Unos monstruos

Los finlandeses Lordi se congratulan de vencer en Eurovisión con un estilo insólito en el certamen

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Ten points. Dix points». Hasta España se rindió a la abracadabrante puesta en escena de Lordi y contribuyó con su puntuación a aupar al primer puesto al quinteto finlandés. La 51ª edición de Eurovisión, celebrada en Atenas el pasado sábado, terminó con el mal fario de un país eterno colista en el festival. «Finlandia hace historia», se congratulaba ayer el diario Helsingin Sanomat, soslayando la polémica elección de una banda condenada por la todopoderosa Iglesia luterana, que veía en su teatral puesta en escena «una promoción del culto satánico». Sólo el 41% del país apoyó su candidatura.

El cantante del grupo, Tomi Puutansuu, un estudiante de cine de 32 años rebautizado Mr. Lordi, no cabía ayer en su máscara de látex. «Es para pensarlo: una banda de rock gana un concurso pop. Este triunfo no sólo es para Finlandia, sino para todos los fans del hard rock, del metal y de Kiss. ¿Demuestra que Europa no es al final tan mal sitio!».

Herederos de monster bands como Gwar, vecinos de un país con grupos como Amorphis, Apocalyptica o Fintroll -que aparecen en escena disfrazados de trolls-, Lordi publicó su primer disco hace cuatro años e incluso han estado de gira en nuestro país. Según ellos, tocan «hard rock melódico de los 80», una música no tan oscura como su monstruoso aspecto sugiere.

Máscaras de identidad

No somos satanistas ni adoradores del diablo», puntualizaba Mr. Lordi después de sumar 292 puntos y arrinconar a las Ketchup al puesto 21. «Esto es un espectáculo. Las máscaras son nuestras señas de identidad y nunca nos las quitamos. Sería como si Santa Claus se desprendiera de la barba y le dijera a un niño: Mira, soy tu padre».