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La UE suspende las negociaciones con Serbia por no entregar a Mladic

Bruselas se alía con el tribunal penal de La Haya y castiga a Belgrado por proteger al 'carnicero de los Balcanes' Kostunica dice que su Gobierno ha hecho todo lo posible

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La UE ha decidido jugar fuerte con Serbia. Ayer, el comisario Olli Rehn, responsable de Ampliación, anunció que han quedado suspendidas las negociaciones con Belgrado para el establecimiento de un Acuerdo de Estabilización y Asociación, que podría conducir con los años a una aproximación más firme de la república balcánica a la Europa comunitaria.

El motivo alegado para la interrupción del proceso negociador no es otro que la deficiente colaboración de las autoridades serbias con el Tribunal Penal Internacional para los crímenes de la ex Yugoslavia (TPIY), en lo que constituye el objetivo prioritario de su fiscal, Carla del Ponte: la captura y entrega de aquel a quien se conoce como el carnicero de los Balcanes, el general Ratko Mladic.

A Mladic, Del Ponte le imputa crímenes de guerra. Le considera responsable directo de la matanza de Srebrenica y de otras exacciones cometidas por las tropas serbias sobre población civil durante la contienda de Bosnia.

Protegidos

La corte reclama también la captura y entrega del jefe político de Mladic, Karadzic, pero la presión de esta institución y de la UE se ha concentrado estos últimos meses sobre Mladic, a quien se le presupone vinculado y protegido por la cúpula de seguridad de Belgrado. Karadzic parece resguardado por una red no institucional sino personal, anclada en la denominada República Serbska de Bosnia. Se le presupone actualmente en Montenegro.

La presión sobre Belgrado por Mladic tiene por objeto forzar una reconsideración total de posiciones por parte de las autoridades serbias. El inicio de la recomposición de las relaciones del país con la Europa comunitaria está subordinado a la entrega de un presunto criminal de guerra, una exigencia bien superior a la formulada en su día a Croacia con Ante Gotovina, cuya captura condicionaba no las negociaciones de un acuerdo de estabilización, sino la apertura de las de adhesión.

Los máximos dirigentes serbios reaccionaron con tibieza a la decisión comunitaria que Olli Rehn hizo pública después de haberse entrevistado con Carla del Ponte. El primer ministro, Vojislav Kostunica, aseguró que su Gobierno hizo todo lo posible para encontrar y extraditar al general, al que formuló un llamamiento público para que se rinda. La fiscal acusa a Belgrado de mantener un «doble discurso» en el caso Mladic.

La decisión de la UE tuvo, sin embargo, un inmediato impacto institucional: la dimisión del viceprimer ministro serbio, Miroljub Labus, el jefe de la delegación de Belgrado en las negociaciones del Acuerdo de Estabilización con la UE. La próxima reunión de las partes tenía que celebrarse el día 11.

El Gobierno de Belgrado está sometido a una triple presión tras la decisión comunitaria de ayer: Europa le da la espalda mientras no entregue a los criminales de guerra, el día 21 encara un referéndum sobre la independencia de Montenegro y tiene que negociar el nuevo estatuto de Kosovo.

El comisario Rehn dejó abierta la vía a una reanudación de las negociaciones, inmediatamente después de la entrega de Mladic al TPIY. Aseguró, incluso, que el objetivo de concluir esas negociaciones antes de que finalizara 2006 no está todavía comprometido.