TOQUE. Aimar intenta controlar el esférico ante la presión de Ángel. / EFE
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El Valencia, fiel a su estilo, alcanza al Real Madrid en la tabla clasificatoria

Miguel Ángel Angulo reflejó la superioridad del equipo de Quique Flores El conjunto levantinista estuvo muy cómodo ante un Celta demasiado plano

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En un duelo entre aspirantes a 'Champions', el Valencia fue fiel a su estilo, venció en Balaídos y ascendió así a la segunda plaza de la Liga, empatado a puntos con el Madrid. Un gol de Angulo en la primera parte reflejó la superioridad del equipo de Quique Flores, muy cómodo ante un Celta plano que estaba obligado a ganar para pensar en la Liga de Campeones y se tendrá que conformar, de momento, con la UEFA. En un soso partido sin apenas ocasiones, el Valencia aprovechó la suya y anuló con solidez defensiva y presión el escaso fútbol de los vigueses, que fueron despedidos por pitos por su afición debido a su pobre rendimiento.

El triunfo del poco atractivo pero práctico Valencia se fraguó en un primer tiempo el Celta no disparó una sola vez a puerta y sufrió muchísimo ante la movilidad del ataque liderado por Aimar, que actuó por la izquierda y también ayudó a los medios centro. El Celta fue de más a menos, y demasiado alejado del área visitante, quedó pronto a merced de un Valencia que llevó el control en el medio campo y buscó sobre todo la banda izquierda como vía de penetración. El equipo vigués, pese a la distribución de Oubiña, perdió la batalla en el centro del campo y tampoco utilizó las bandas como hubiera deseado para tener alguna opción. La mayor solidez y llegada del Valencia dio sus frutos antes de la media hora, y de ahí hasta el descanso, a los levantinos no les costó esperar y aguantar con una presión que maniató a los gallegos.

Sin aspiraciones

El Valencia pudo lograr el segundo al comienzo de la segunda parte, gracias un jugadón de Villa, pero lo evitó Pinto, y a continuación, en boca de gol, Placente, tras un disparo de Regueiro. La respuesta de Fernando Vázquez fue retirar a los dos extremos y sacar a Perera, y a Méndez, para jugar con tres centrales, pero tampoco hubo resultado porque Ángel y Placente no subieron y el Celta no podía así aspirar a nada. El Valencia dejaba jugar a un Celta sin ideas y se encontraba muy cómodo, buscando sorprender a la contra. Ni siquiera acabó el partido Oubiña, pero lejos de mejorar, el Celta no encontró ninguna salida y tuvo que rendirse ante la incansable capacidad de recuperación de un Valencia al que resulta muy complicado marcar un gol cuando se adelanta.