Sucesos

La crónica más negra de la provincia de Cádiz

En la mayoría de los casos las mujeres son las víctimas de la violencia ya sea por parte de sus parejas o por el agresor o delincuente

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La crónica provincial se tiñe de negro en demasiadas ocasiones. Esta semana que ha terminado ha resultado especialmente dramática en un pueblo de la Sierra, en Ubrique. Hacia esta localidad se dirigieron el pasado lunes todas las miradas cuando se conoció que un padre presuntamente había asesinado a sus hijos de 20 y 16 años, Laura y Juan Pablo. Los dos jóvenes, que vivían en el domicilio familiar y que recientemente habían perdido a su madre tras una grave enfermedad, fallecieron tras un arrebato de su progenitor por una disputa por una casa. El agresor acabó con sus vidas con un arma blanca y sin que nadie pudiera impedirlo, de madrugada, mientras el pueblo dormía. Poco después huía hasta que nueve horas más tarde era detenido por la Guardia Civil.

El de Ubrique es el último crimen que ha sacudido a la provincia. Pero en lo que llevamos de año varios casos han conmocionado a los gaditanos.

El pasado mes de agosto aparecía un cadáver en Puerto Real con signos de violencia. Más tarde se precisaba que se trataba de un ajuste de cuentas. El joven de 36 años fallecía tras recibir al menos siete puñaladas.

A finales de julio en Cádiz capital una anciana, María Soto, era hallada muerta en su casa de la avenida de San Severiano. Poco después la Policía conocía que había sido asesinada por Emilio F. I., más conocido en el barrio como ‘Lucy’, quien había asfixiado a la mujer con una bolsa de plástico para quitarle la vida. El asesino se entregó tras confesar el crimen después de contárselo arrepentido a una vecina. Conocía a su víctima pero acabó con su vida para robarle 20.000 euros y algunas joyas.

También este último verano, a principios del mes de julio, una desagradable noticia conmocionaba Sanlúcar. Una anciana de 92 años fallecía apuñalada por su hijo. Al parecer el agresor, que después se había intentado autolesionar, sufría un trastorno mental.

El mes de abril fue también bastante negativo. En el Campo de Gibraltar, un joven de Algeciras de 29 años fallecía en Los Barrios tras recibir una brutal paliza al salir de un club de alterne. Más cerca de la capital, en Jerez, una mujer de 42 años Raquel G. B. era asesinada en su domicilio a manos de su pareja sin que existieran denuncias previas por malos tratos.

Antes de ese caso, en marzo, un belga era detenido por asesinar presuntamente a su compañera y a la hija de esta en una casa de lujo en Sotogrande. Tony J. y L. de 53 años aseguró al ser detenido que él y su pareja habían planeado quitarse la vida, una versión que no convenció a la investigación. Un día más tarde, el presunto homicida fallecía en los calabozos tras sufrir una parada cardiaca. Más cerca de la capital, en Chiclana, un hombre, un empresario conocido de la zona, asesinaba a su esposa de un tiro en la cabeza en un nuevo caso de violencia machista. Fueron cuatro en poco más de un mes, una cifra devastadora e imposible de asumir.

Los peores meses

Aunque el verano no mata sí es cierto que se dan determinadas circunstancias para que aumente la violencia. Precisamente en Cádiz capital al menos tres crímenes han marcado los últimos veranos. A finales de agosto de 2013 se producía un suceso que conmocionaba especialmente. Una mañana un médico militar decidía sin remedio acabar con la vida de su hija de tan solo doce años y después se suicidaba en su casa de la Avenida de Portugal. Hasta entonces, el verano de 2010 también fue especialmente dramático en Cádiz ya que se produjeron otros dos crímenes violentos en apenas una semana en el mes de julio. En Guillén Moreno una ama de casa, Mercedes Tello, perdía la vida cuando un vecino acompañado por dos cómplices la cosió a puñaladas para robarle. Por la misma zona, en San Severiano, y el día que España ganaba su primer y único Mundial de fútbol, un vecino, José Estudillo, moría tras recibir una brutal paliza por parte de dos jóvenes.