el apunte

UGT y la falta de coherencia sindical

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Coherencia sindical. Eso es lo que piden los trabajadores de la Unión General de Trabajadores en Cádiz. Ni más ni menos. Que un sindicato, al que muchos de ellos llevan años afiliados, no actúe exactamente de la misma forma que cualquier empresa privada.

Si para un trabajador ya es un drama perder su empleo, en el caso de uno que trabaja en una entidad dedicada, teóricamente, a defender sus derechos, debe ser aún más frustrante –incluso desconcertante– ver lo que está ocurriendo en UGT Cádiz. Los afectados por el ERE no ocultan su impotencia al comprobar que, aquellos que han convocado dos huelgas generales para mostrar su rechazo frontal a la reforma laboral del Gobierno, ahora se aprovechan de esas medidas para hacer lo mismo con ellos. Incluso peor, ya que sus dirigentes sindicales se han vestido de ‘patronos’ y se han negado siquiera a negociar. Amén de haberles negado la cobertura legal que recibe cualquier afiliado.

Es evidente que el máximo representante de UGT en Cádiz, Salvador Mera, está en una verdadera encrucijada. Ha antepuesto las órdenes enviadas por Pastrana desde Sevilla a los intereses de aquellos a los que afirma defender. Esos que votaron por unanimidad en contra de las medidas adoptadas. Sin duda, su actitud le deslegitima para seguir representando a nadie y, tal y como le han pedido esas mismas bases, el único camino que le queda es dimitir. Todo lo que no sea eso ha de interpretarse, forzosamente, como un interés personal de aferrarse al sillón de secretario general.