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Un Lunes Santo para el recuerdo

La presencia del paso de misterio de la Sagrada Cena es el principal atractivo de una jornada que encierra otras claves tan sugerentes como la de San Marcos

Jerez Actualizado: Guardar
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Lunes Santo en Jerez. Tarde de emociones a flor de piel, de contrastes, de matices, de sabores puros y genuinos frente al empuje de cofradías nuevas, elegantes pero atrevidas. La tarde en la que la luz penetra por los rincones de San Marcos, convirtiendo una simple salida en un acto de culto brutal, impensable en otro lugar que no sea en ese céntrico enclave jerezano. La tarde en la que un barrio se vuelca con una cofradía, haciendo realidad aquello de que una cofradía debe rendirse a un barrio, y no al revés. La tarde en la que un crucificado avanza lentamente, demostrando que Jerez es mucho, pero mucho más, que Nazareno y Cristo de la Expiración. La tarde en la que una cofradía como la Paz paró el tiempo, y decidió tomarse las cosas, al fin, con más calma, una vez que las prisas por poner a sus dos titulares en la calle resultó un éxito absoluto. La tarde en la que Amor y Sacrificio intenta demostrar que no hace falta nada más que oración y penitencia para cautivar las promesas y plegarias de quien se acercaba al bello rostro que, mirando al cielo, bendice a Jerez con austeridad y sobriedad cada año.

Lunes Santo en Jerez. Amaneció la jornada revuelta, muy revuelta, en cuanto a lo climatológico. Nubes dispersas y algunas precipitaciones leves, lo justo para preocupar e incluso asustar a muchos de los cofrades que conforman las juntas de gobierno de las corporaciones que harían luego estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. En el ambiente flotaba la maravillosa noche de Domingo de Ramos que hizo el día anterior, y eso pese a las previsiones que daban hasta un 30% de posibilidades de chubascos débiles que podían afear la estación de penitencia de las cofradías del primer día de la Semana Santa. Todos confiaban en que en esta ocasión, los partes se repitieran... Y así fue.

Las previsiones que manejaban las cofradías hablaban de un riesgo escaso de lluvia en Jerez para primera hora de la mañana, pero abrirá el día a lo largo que avanza la tarde y se teme que vuelvan a cerrar los cielos a última hora de la noche, cuando solo le puede afectar la lluvia a la Candelaria, que se recoge a las dos de la mañana. Antes de la llegada de la Paz de Fátima al Lunes Santo, eran los cofrades de la Plata los que tenían la responsabilidad de abrir el Lunes Santo, aunque no fueran la primera a la Carrera Oficial. Su ubicación geográfica, muy lejana del centro, así como el hecho de ser la primera en salir, hacían de la decisión de la hermandad que preside Antonio Aguilar una de las más trascendentes de la jornada en caso de lluvia.

Eso ha cambiado ahora. La decisión estuvo en manos de la hermandad de la Paz de Fátima, que aunque también está lejos de la Carrera Oficial, decidió valiente salir a la calle gracias a las buenas previsiones que se aseguraban para las horas que iba a estar la cofradía en la calle. Eso sí, todas las cofradías mantienen presentes los planes de lluvia, esas previsiones que hacen los diputados mayores de gobierno para saber qué hacer con exactitud en caso de que la lluvia sorprenda a la cofradía en la calle. Así lo hacen las cinco cofradías, pero especialmente las que están más lejos de la Catedral, o las que tienen un patrimonio costoso de reparar, como la hermandad de la Sagrada Cena, con el paso de misterio recién restaurado.

Las cofradías, a la calle

Las hermandades toman la decisión de salir, mucho menos arriesgada que el día anterior, y parece que acertarán. Acertarán de lleno porque la tarde y la noche del Lunes Santo tienen pinta de ser magníficas, claras como la luna que ya intuye la de Nissán, y deben permitir disfrutar de una de las jornadas más esperadas en Semana Santa, en la que el Señor del Cáliz bendice con la eucaristía a Jerez, envuelto en los izquierdos y costeros de sus costaleros. Por muchos años que pasen, por muchos estrenos que tenga la hermandad, por mucho que intenten, la hermandad de la Cena será siempre recordada por haber cambiado la costalería de esta ciudad. Un cambio sustancial, además, que ha afectado a la mayoría de misterios de la Semana Santa. Pocos pasos andan ya de frente, en una pérdida irreparable de identidad tan solo por buscar lo que se encuentra cada Lunes Santo en los albores de San Marcos. Esa magia que, por mucho que quieran, pertenece solo a San Marcos, a su gente, y a su capataz, Martín Gómez Moreno, al que, pese a los numerosos reconocimientos que recibe año a año, la Historia se encargará de colocar en su sitio. El pregonero, Ignacio García-Pomar, definió como nadie la luz de San Marcos, esa que se cuela por los pasillos del centenario templo, haciendo imposibles los esfuerzos de fotógrafos profesionales para captar la belleza del momento. Una belleza que se resume en la dulzura de la mirada del Señor de la Cena y de su Madre, la Virgen de la Paz y Concordia.

No es la Cena la única protagonista del día, aunque todos cometamos el error de perdernos en el misterio de la eucaristía. La Paz de Fátima camina con buen son desde las 16.30 horas, como los de sus costaleros, en uno de los días más complicados de la Semana Santa. Tiene mérito la hermandad de la Paz de Fátima. Recién llegada, la corporación apostó todo a una carta para colarse de pleno derecho en la Carrera Oficial como una hermandad consolidada, y acertó. Vaya si acertó... Hoy en día, la hermandad de la Paz pasa por Carrera Oficial como si llevara años haciéndolo, y compitiendo de igual a igual con cofradías de renombre como la Viga o la Candelaria. Hermandad de barrio, elegante y con señorío, pero de barrio, que no olvida que el secreto de sus capas y antifaces está en que lo hacen sus propios hermanos. Y el día que olvide que si mayor patrimonio está en su gente, será cuando comience el principio del fin. Por mucho que estrenen, por muchas innovaciones que hagan, el secreto de su éxito radica en que sale del corazón de sus devotos. Por eso las más de doscientas túnicas, por eso un paso de palio, por eso la terminación del canasto del misterio, por eso un cambio de recorrido... Por eso, para cuidar a su gente, para estar más tiempo en su barrio, renunciando de esta manera a un Jerez que también lo espera ansioso. Son la cofradía de Fátima, y así deben seguir siendo, si quieren seguir progresando de esta manera.

La Candelaria, por su parte, vive una Semana Santa especial, distinta. Falta su teniente hermano mayor, José Manuel González López, aquejado de una grave enfermedad, y todo se hace por él por la Plata. El Señor, potente, luce cantoneras, potencias y cíngulo en plata de ley, los que estrenó en la pasada JMJ en Madrid, y la papeleta de sitio viajará por el barrio de la Plata bajo el paso de misterio de la corporación. Una cofradía de barrio, siempre alegre, que, sin embargo, esta vez pasa triste, y con motivos, por las calles de Jerez.

La Viga, la de siempre

La hermandad de la Viga hace también lo que tiene que hacer, ni más ni menos. No se le pide a este tipo de hermandades que hagan nada extraordinario, sino que hagan, bien, lo que saben hacer. El Santísimo Cristo de la Viga se pasea por la ciudad en el que será el último año de su capataz al frente de la cuadrilla, y Nuestra Señora del Socorro está, simplemente bellísima en su paso de palio. Una cofradía de ensueño, con un recorrido precioso que le lleva a la Santa Iglesia Catedral en pocas horas. Las suficientes para contemplar, un año más, la singular recogida de la cofradía, arropada finalmente por las brumas de ceniza de las bengalas de la Catedral. Y el broche de oro al Lunes Santo, a esta jornada de contrapuntos, lo pone como siempre, el ascetismo puro y sincero de Amor y Sacrificio, y el rezo del rosario de sus hermanos. Que no cambie nunca una cofradía que nos acerca a la verdad del dolor de una madre. Que no cambie Amor y Sacrificio, para que nunca cambie el Lunes Santo. Sin lluvia.