Navantia abre la puerta al negocio offshore

Los astilleros públicos siguen con la diversificación de su actividad y acaban de abrir la puerta a un negocio emergente. La construcción de plataformas offshore figura en la hoja de ruta de Navantia para asegurar el futuro de la empresa.

La factoría de Puerto Real ha comenzado este viernes a cortar la chapa de la estructura eólica que ha encargado Iberdrola para albergar una subestación eléctrica.

El acto ha contado con la presencia del presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, que ha destacado muy brevemente que la compañía sigue buscando carga de trabajo en distintos frentes.

La oferta de servicios de Navantia se amplía ahora con una nueva opción en su catálogo. Renovarse o morir. Ya no es solo construcción naval.

Si hace cinco años, la compañía metió la cabeza en el negocio de la reparación de cruceros, hasta a hacerse un hueco en el mercado y convertirse en un referente, ahora lo hace con el diseño y desarrollo de plataformas eólico-marinas.

La eléctrica Iberdrola adjudicó a Navantia el pasado verano un contrato mediante el cual encargaba a los astilleros la construcción de una parte de la infraestructura que necesita para el complejo eólico-marino que promueve en Alemania, concretamente en el Mar Báltico.

El denominado proyecto 'Wilkinger', en el que participa Iberdrola necesita de plataformas y estructuras para los molinos de viento. Los ingenieros de Navantia llevan dos años trabajando en el diseño offshore y ha sido Iberdrola la que ha dado la primera oportunidad a los astilleros para abrir la puerta a este próspero negocio.

La compañía eléctrica ha encargado a Navantia la construcción de la estructura metálica que albergará la subestación eléctrica que dará servicio al complejo eólico. Igualmente, en este mismo encargo se incluye el soporte (jacket) que aguantará dicha estructura y que irá anclado al fondo marino.

El astillero de Puerto Real será el encargado de sacar adelante esta obra. La inversión supone 70 millones de euros y 17 meses de plazo. El conjunto de la estructura tiene un peso de 7.200 toneladas y una altura de 70 metros. Esta nueva carga de trabajo proporcionará entre 300 y 600 empleos. Con el corte de chapa, el astillero de Puerto Real reanuda su actividad después de casi tres años de sequía.