Rocío Sánchez lee un mapa de Cambridge en braille.
Rocío Sánchez lee un mapa de Cambridge en braille.
Profesora de música y filóloga

Rocío Sánchez López-Ibáñez: «No siento pena por ser ciega en Granada»

Su propuesta en la red para etiquetar los alimentos en braille supera las 50.000 firmas de apoyo

JAÉN Actualizado: Guardar
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Una petición de esta mujer invidente para que los envases de los alimentos se etiqueten en braille ha superado las 50.000 firmas de apoyo en la red. Pero Rocío Sánchez, sevillana afincada en Granada, tiene otras propuestas que, más que a la solidaridad, apelan al sentido común, como la que pide acabar con los estereotipos sobre los ciegos.

En relación a los ciegos, ¿qué es lo que no vemos los que vemos?

Muchas cosas. Más que nada por desconocimiento. La población que ve tiene un concepto equivocado sobre nosotros. Piensa que somos más inteligentes, que sabemos cómo es una persona por la voz, que reconocemos las caras por el tacto. Eso es un mito. Y lo que no es mito es lógica: hay quien se asombra porque sé cuándo hay una pared cerca, pero eso se debe sencillamente a que percibo el eco de los pasos.

El cerebro del ciego se especializa para compensar la ausencia de visión.

¿Por qué cree que les atribuyen estas características?

En cierto modo, es una especie de discriminación positiva. La gente habla con mucho cuidado para no molestarnos. Hay quien tras decirme mañana nos vemos, me pide perdón. Yo, entonces, le digo, vale, mañana nos tocamos, para que se dé cuenta de lo ridículo que es no tomarnos como lo que somos: personas normales que no ven. Y que no tienen por qué trabajar en la ONCE. Yo soy profesora de música en secundaria y licenciada en filología hispánica y traducción por la Universidad de Granada.

Que es la ciudad en la que vive. Usted sabrá si es cierto o no que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada.

Yo soy feliz aquí. No me da pena ser ciega en Granada. Siento a la ciudad, aunque no la vea. A falta de la vista, cuento con otros sentidos que están muy desarrollados. Escuchó el agua y a los pájaros, huelo las flores, toco las columnas. Hay muchas formas de sentir la belleza.

O sea, que, al menos en su caso, no es cierto.

Claro que no. Siento una enorme pasión por la vida. Estoy ciega, eso es un hecho y una limitación, pero no tengo por qué estar amargada. Nunca lo he estado. Cuando de pequeña pedía un deseo, jamás pedí ver. Pedía regalos.

Ahora pide otras cosas. Por ejemplo, que se etiqueten en braille los alimentos.

En el día a día de las personas ciegas esto es un problema. Por supuesto que huelo lo que abro, pero cuando ya está abierto. Los envases de leche o de caldo se parecen mucho. Y las latas de conserva, también. Tenemos que ordenar muy bien los alimentos para no equivocarnos. Por eso pido que se legisle sobre el etiquetado.

¿Qué otros problemas específicos tienen las personas ciegas?

Muchísimos. El principal es que las ciudades no están hechas para nosotras. Necesitamos calles accesibles, transportes accesibles, cajeros accesibles.

¿Por qué cree que no hay una reivindicación global en este sentido?

Porque hasta que una persona que vea no conozca a una persona ciega no entenderá que hay espacios por los que no puede pasar o letreros que no puede leer. Sólo si convives con ella podrás imaginarte sus dificultades porque, de alguna manera, pensarás en ciego.

¿Es una cuestión educativa?

Posiblemente. Tuve la suerte de educarme en el colegio de la ONCE de Sevilla. Para mí fue fundamental. Ahora se pierden estos centros porque se fomentan las políticas de integración educativa. Pero, en mi opinión, eso es un error porque en una clase de 25 alumnos en el que uno es ciego y otro autista, aunque el objetivo sea evitar la discriminación, no se fomenta la igualdad.

Le hago la primera pregunta a la inversa ¿qué ve una persona ciega que no ve el resto?

Los ciegos tenemos una mayor capacidad de abstracción. Una persona que ve puede centrarse en más cosas a la vez, pero, por eso mismo, con menos concentración. En materias como la música, que requiere mucha atención, los ciegos podemos alcanzar el oído absoluto. Es decir, podemos identificar plenamente las notas.

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