Valdelosfrailes: un tinto recio y sabroso

Todo empieza ahora, cuando ya no estás. Todo empieza ahora, cuando de Cigales te vas. Y quedan los recuerdos de unos días, de hace unos meses, cuando el calor se apagaba a la primera ráfaga de viento invernal. Todo vuelve a empezar con una copa de Valdelosfrailes crianza, tinto recio e intenso, muy vivo, con notas de frutos rojos casi tapados por una crianza en barrica tan recia como el vino y que vuelven a aparecer en boca hasta el final, hasta que el telón cae. Todo empieza ahora, porque este vino vuelve a ser catado una y dos y tres veces en vísperas de un nuevo viaje, o acaso es el mismo que nos lleva por todas las regiones de España una y dos y tres veces… Eso es divagar.

Un vino muy sabroso, largo en boca, ágil porque se mueve rápido, vivo, sin excesiva longitud pero con todo el sabor. Un vino fácil, entendiendo fácil como virtud. No sea que se me vayan a enfadar. Y por supuesto, equilibrado, entendiendo equilibrado como virtud. No sea que en esta época, en este país, ser equilibrado sea para hacérselo mirar. Escribimos de Valdelosfrailes, que supone autenticidad. Y por auténtico pongamos que es verdad.