Diez planes perfectos para descubrir Extremadura
El centro histórico de Cáceres - ABC
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Diez planes perfectos para descubrir Extremadura

En Cáceres. En Badajoz. En hoteles con encanto. En plena naturaleza. Citas con la historia, la cultura y la gastronomía

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En Cáceres. En Badajoz. En hoteles con encanto. En plena naturaleza. Citas con la historia, la cultura y la gastronomía

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  1. Cáceres

    El centro histórico de Cáceres
    El centro histórico de Cáceres - ABC

    Extremadura es una comunidad autónoma situada en la zona suroeste de la Península Ibérica. Está compuesta por las dos provincias más extensas de España: Cáceres y Badajoz.

    Por ella pasan dos de los ríos más importantes, el Tajo, y el Guadiana, y gracias a ello, se produce una agricultura de calidad, con productos como pimentón y arroz.

    Esta región posee una amplia variedad de lugares naturales, así como zonas especiales de protección de aves... ¡Todo un lujo natural!

    Historia, cultura, gastronomía... Extremadura es todo eso y mucho más. Siempre es buen momento para conocerla, y por ello, nosotros te guiamos señalando algunos puntos clave que no debes dejar de visitar en esta comunidad.

    Cáceres

    Patrimonio de la humanidad desde 1986, el centro histórico de Cáceres es uno de esos destinos que hay que visitar por su excepcionalidad. También sirve de carta de presentación de una ciudad pequeña en tamaño pero grande en posibilidades para quien la visita.

    En la plaza Mayor se encuentra el ayuntamiento, y junto a él la muralla en la que destaca la torre de Bujaco. En el centro histórico, que es un laberinto de calles empedradas y muchas cuestas se encuentra la plaza de Santa María, donde encontramos varios edificios de los siglos XV y XVI. El lado sur de la plaza lo ocupa la concatedral de Santa María, que es un ejemplo de transición del románico al gótico.

    Entre muchas otras cosas también debemos visitar la plaza de San Jorge, en uno de sus laterales se encuentra el Palacio de los Golfines de Abajo, donde se alojaron alguna vez los Reyes Católicos. El edificio que domina la plaza es la iglesia jesuita de San Francisco Javier. Es reconocible por sus dos torres cuadradas.

    El museo de Cáceres se encuentra ubicado en dos edificios, el Palacio de las Veletas (con las colecciones de arqueología y etnografía) que es del siglo XVII, y la Casa de Caballos (Bellas Artes), que fue en su momento unas antiguas caballerizas. Cabe destacar la estatua romana del Genio Andrógino (del siglo i) y el aljibe árabe excavado en roca natural y sustentada por 12 columnas.

    En Cáceres encontramos además varios restaurantes dónde poder degustar la excelente gastronomía de la región. Uno de los restaurantes más destacados es el de Eustaquio Blanco (avenida Ruta de la Plata, 2; tel.: 927 239 520). Es la nueva aportación de este cocinero formado en los fogones familiares de El Figón de Eustaquio. La receta es infalible: buen servicio, cariño por los productos de la tierra y mucho esmero. La prueba son las migas, el gazpacho de repollo o el bacalao confitado con espinacas.

    Aquí podrás disfrutar de una completa guía para disfrutar de Cáceres durante un fin de semana. Guía de Badajoz, aquí.

    Fuente: Guía Repsol.

  2. Si te gusta la naturaleza, La Jayona

    Mina La Jayona
    Mina La Jayona

    Hay pocos lugares más misteriosos que una mina abandonada. Normalmente, se tienen pocas oportunidades de visitar una. En La Jayona, en la sierra que separa Extremadura de Andalucía, se puede apreciar cómo la naturaleza ha sabido transformar el esfuerzo del hombre para crear un entorno singular.

    La Mina de la Jayona se cerró como explotación minera en 1921. Hasta entonces, centenares de esforzados mineros se habían encargado del duro trabajo de la extracción del hierro. Primero lo hicieron con la ayuda de caballerías, después con la de un cable aéreo que enlazaba la mina con la estación de ferrocarril.

    Tuvieron que pasar más de setenta años hasta que, en 1997, se sacó del olvido la mina, que fue declarada monumento natural. En ese tiempo, la naturaleza se había adueñado de las galerías abandonadas para crear un rico ecosistema. Helechos, trepadoras, musgos, insectos, murciélagos e incluso aves habitan en los roquedales de la mina.

    Para poder visitar la mina, que es de acceso gratuito, hay que llamar al ayuntamiento de Fuente del Arco (tel.: 924 878 001), al que pertenece. Allí organizan las visitas guiadas por las tres galerías habilitadas de las once que llegaron a estar en funcionamiento. En el exterior, los restos de escombreras y polvorines recuerdan el pasado industrial.

    En el interior, las galerías siguen las vetas naturales del mineral, lo que permite contemplar fenómenos geológicos como chamelas de pliegues, procesos kársticos, estrías y espejos de falla. El recorrido es fácil y ameno.

    La Capilla Sixtina extremeña

    La mina es el principal reclamo turístico de Fuente del Arco, pequeño pueblo que todavía vive alrededor de su Plaza Mayor. Allí se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

    El edificio más importante del municipio es la ermita de Nuestra Señora del Ara, situada a unos pocos kilómetros, en la sierra. Es una iglesia de inspiración mudéjar y barroca que, por fuera, llama poco la atención, pero, si entra, el viajero se queda literalmente sin habla. Los muros y las bóvedas están recubiertos de frescos de gran belleza y colorido que, sin duda, recuerdan a su «hermana mayor» del Vaticano.

    Rutas para conocer La Jayona

    Desde Fuente del Arco se pueden realizar varias rutas para conocer mejor el resto de poblaciones de la comarca de la Campiña Sur. En Casas de Reina se encuentran las ruinas del teatro romano de Regina. En Reina, destaca la alcazaba árabe que domina la ciudad. También se puede seguir el recorrido de las distintas cañadas reales por las que se llevaban los rebaños de ovejas desde Extremadura hasta Andalucía.

    Esta condición fronteriza se plasma en la gastronomía, que mezcla la cocina de montaña, más contundente, con platos de raíz árabe. En Fuente del Arco se puede probar esta cocina casera en el Mesón La Fuente (tel.: 924 878 077). Merece la pena alargar la ruta, cruzando los montes hasta Cazalla de la Sierra, ya en la provincia de Sevilla. Allí, en el hotel Posada del Moro, se encuentra el restaurante Julia y Lucía, regentado por estas dos hermanas, que es el mejor de la zona (tel.: 954 884 858).

  3. Escapada romántica al hotel Cerro Príncipe

    Habitación Charlie Parker
    Habitación Charlie Parker - hotel cerro príncipe

    La música de Billie Holiday, Ella Fitzgerald o Duke Ellington puede ser la banda sonora perfecta para una salida romántica. Más si el escenario es una antigua casa de labranza ubicada en un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz. El Hotel Cerro Príncipe es ese escenario.

    Está claro que a los propietarios del Hotel Cerro Príncipe, Pepe y Lola, les encanta el jazz. Por un lado, las habitaciones llevan el nombre de grandes artistas de este género musical: Billie Holiday, la preciosa suite Charlie Parker con dosel en la cama, Miles Davis, Ella Fitzgerald, Chet Baker, Duke Ellington, Louis Armstrong.

    Por otro, su pasión les lleva a organizar de vez en cuando veladas con música en directo, algo que sorprende al viajero, porque el Hotel Cerro Príncipe es un hotel rural y La Garrovilla, un pueblo de 2.500 habitantes, el último sitio en el que uno espera disfrutar de unas panorámicas con un fondo musical de jazz.

    Cenar con John Coltrane

    Tanto las cenas en el patio porticado como los almuerzos en el comedor John Coltrane tienen el encanto de lo natural. El menú degustación apuesta por la comida hecha con cariño aprovechando las excelentes materias primas de la zona. Antes de la cena, se puede deparar un rato de tertulia en el salón Tete Montoliu, con piezas de jazz escogidísimas por el dueño.

    Aquí, lo importante no es si el hotel tiene tal o cual servicio de últimas tendencias, o si hay un campo de golf cercano. Se trata de pasear relajados por el pueblo, de intentar avistar algunas de las aves de la zona, como las grullas, o de llegarse hasta la presa de Los Canchales o la de Montijo para encontrarse a la vuelta una acogedora habitación con jacuzzi.

    Mérida, patrimonio de la humanidad

    Si se desea realizar alguna salida, nada mejor que dejarse aconsejar por los propietarios. Ellos conocen la zona como nadie y sabrán dirigir al visitante a lugares que no figuran en la guías, aunque una visita a Mérida es obligada. Su conjunto arqueológico romano fue declarado patrimonio de la humanidad en 1993. Es ciertamente espectacular: el teatro, el anfiteatro, el circo, el puente sobre el Guadiana, el Acueducto de Los Milagros... A este patrimonio hay que añadir la alcazaba árabe y las iglesias del periodo barroco.

    La gastronomía es pieza importante en los atractivos de la capital extremeña y su comarca. Una buena compañía no hace más que enfatizar el sabor de una caldereta de cordero, un revuelto de espárragos trigueros, leche frita con salsa de cerezas del Jerte o un buen jamón de bellota. Los restaurantes más adecuados para catar estos platos son Cachicho (tel.: 924 372 847) y Nicolás (tel.: 924 319 610). La versión más actualizada de la cocina extremeña se encuentra en Altair (tel.: 924 304 512).

  4. Las peripecias de George Borrow en Extremadura

    alejandro pérez

    Escritor, viajero y filólogo, George Borrow llegó a Badajoz para visitar nuestro país entre 1836 y 1840. Su libro La Biblia en España contribuyó a la imagen romántica de España en Europa. Era un ameno libro de viajes en el que, entre otras cosas, repasaba sus peripecias por la desconocida Extremadura del siglo XIX.

    George Borrow fue enviado a España por la Sociedad Bíblica Británica. Su misión: difundir el Nuevo Testamento protestante en nuestro país. Lo que sí consiguió fue, tras publicar La Biblia en España, difundir en el extranjero una imagen romántica y casi medieval de España.

    Borrow entró en Extremadura por la frontera entre la localidad portuguesa de Elvas y Badajoz. La ciudad más poblada de la comunidad puede recorrerse siguiendo alguna de las rutas turísticas que se proponen: la de las ocho puertas, la de los baluartes o la de los museos.

    Mérida, la romana

    Tomando la autovía A-5, y después de pasar Zafra, el viajero se dirige hacia Mérida. Su rico legado arqueológico y monumental fue declarado patrimonio de la humanidad en 1993, y entre los numerosos monumentos de obligada visita destacan el Teatro, el Anfiteatro y el Circo romanos, el puente sobre el Guadiana, el Acueducto de Los Milagros, el Templo de Diana y la Alcazaba Árabe. El parking Hernán Cortés, en la calle Cabo Verde, dispone de un área para caravanas.

    Don Benito es el próximo punto de interés. Conviene realizar una visita inicial a la Casa de Cultura, oficina de turismo y obra del prestigioso arquitecto Rafael Moneo. Don Benito cuenta con un área para caravanas en la avenida de los Deportes, detrás de la estación de autobuses.

    El camino se adentra en la provincia de Cáceres, con destino a Trujillo, uno de los lugares que mayor huella dejaron en George Borrow. La localidad ofrece diferentes rutas turísticas con las que descubrir sus monumentos y lugares de interés, como el Castillo o Alcazaba Árabe, la Casa Museo Pizarro o el Museo del Queso y el Vino.

    La belleza de Cáceres y la sierra de Gredos

    Después de desviarse por la autovía A-58, la ruta llega a Cáceres, ciudad que combina monumentalidad con modernidad. Una buena manera de comprobarlo es andar sin rumbo fijo, perderse por sus calles, a poder ser por la noche, donde la cuidada iluminación convierte la visita en un calmado paseo. Cáceres dispone de una zona para caravanas en el área de Valhondo. Se puede permanecer en ella durante 48 horas.

    En Cáceres, además, el amante del buen comer puede probar la experiencia que supone el restaurante Atrio (Galardonado con 3 Soles de Repsol). La cocina de Toño Pérez alcanza niveles de exquisitez solo comparable con los grandes maestros. Combina las creaciones arriesgadas con el respeto a la cocina extremeña. Y su carta de vinos está entre las mejores de Europa.

    Antes, a lo largo de la ruta, se ha podido comprobar la variedad de la cocina extremeña. No faltan platos populares (migas, asado de cabrito o cordero, perdices, quesos) y los mejores embutidos ibéricos. En Badajoz se encuentra el restaurante Aldebarán (Galardonado con 1 Sol de Repsol) (tel.: 924 276 837); y en Trujillo, Corral del Rey (Recomendado por Guía Repsol), situado en un palacio del siglo XVI (tel.: 927 321 780).

  5. El Valle del Jerte

    ABC

    El Valle del Jerte aglutina once municipios enclavados en un tesoro natural cuya visita es obligada al acercarse la primavera. El Valle del Jerte es cada año escenario de dos peregrinaciones bien distintas, que nada tienen que ver con la religión, aunque sí con el culto a la naturaleza y la forma de vida en la región.

    Una de las procesiones se celebra entre junio, julio y primeros de agosto, cuando sus cerezos den fruto tiñendo el valle de un vivo rojo. La otra, mucho más inminente, es la época de floración que en unos días dará comienzo.

    La floración suele producirse durante la segunda quincena de marzo, aunque esta fecha puede cambiar dependiendo de las condiciones climatológicas que haya habido en invierno. Su duración media es de diez días, en los que acercarse a estos parajes es una experiencia casi mística. Una oportunidad que este año se prevé que se prolongue durante los primeros días de abril y permitirá contemplar la rápida conversión de un valle desnudo hasta revestirse de belleza albina.

    Jerte proviene de la palabra árabe xerit, que abarca dos significados muy distintos: angosto y cristalino. Ambas acepciones del vocablo tienen correspondencia con las fértiles tierras del valle cacereño. Cerrado por altas sierras, hay gargantas estrechas y oscuras que se precipitan al vacío. Como contrapunto también cuenta con grandes extensiones de colinas con terreno abierto y luminoso.

    Los habitantes del valle, conscientes del atractivo turístico de la zona, se han subido en los últimos años al carro del turismo rural. Por toda la mancomunidad pueden encontrarse viejos caserones adaptados a este nuevo negocio de respetuosa explotación de la naturaleza, fuente de riqueza desde que el Jerte existe. Los nombres de las casas rurales evocan el pasado, las leyendas y el lenguaje de la zona. Así, tenemos ejemplos como la Antigua Posada, El Carpintero, El callejón, La Almazara, El padre de la calle, El regajo, el Pasadizo o la Cueva.

    El valor de la picota

    No cabe duda que el Jerte le debe su fama a la buena cereza. En apariencia de carnes prietas y abundantes, es agua en un 85%. Por ello tiene propiedades depurativas, ayuda a eliminar toxinas y líquidos y limpia el organismo, manteniendo sana la piel. También reduce los niveles de ácido úrico, lo que previene la gota y alivia sus síntomas y está recomendada en la dieta de las personas con artritis y reuma por sus propiedades alcalinizantes. También se la relaciona con el menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y con la prevención del cáncer de colon o de vejiga. Un fruto por tanto lleno de virtudes, comenzando por su sabor.

    No en vano, esta es una cualidad vigilada por un consejo regulador que certifica la calidad de toda la cosecha y garantiza la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte. Son las famosas picotas, grandes, jugosas, frescas y exclusivas de la zona, del vecino Valle del Ambroz y la comarca de La Vera. Pero existen cuatro subcategorías que son la ambrunés, la pico negro, la pico limón negro y la pico colorado. Las tres primeras varían un poco de forma y color, siendo la ambrunés la más dulce. La pico colorado es, por su parte, la que adquiere un tono más rojizo. Algo que las caracteriza a todas es que se venden sin pedúnculo, ya que las cerezas caen por su propio peso cuando están en su punto.

    Mientras que cualquier otra variedad de cereza se recoge treinta días después de la floración, la picota no cae hasta más de un mes después, con lo que recibe más horas de sol y aire fresco y una mayor cantidad de nutrientes, lo que se imprime en su textura y su sabor. Si bien se ha intentado exportar el fruto rojo fuera del valle, no ha dado buen resultado. Y es que la naturaleza es sabia y por algo esta industria de la cereza se lleva ejerciendo a orillas del Jerte al menos desde 1.352.

    Un valle abierto al visitante

    Lo ideal para ver la floración es hacer un recorrido por todos los pueblos que componen el Valle del Jerte. Las instituciones turísticas recomiendan uno que sale de Valdestillas y pasa en este orden por Piornal, Barrado, Cabrero, Casas del Castañar y El Torno para culminar en Rebollar. Existe otra alternativa que es seguir la N-110 paralela al río desde Navaconcejo, al Puerto de Tornavacas. De esta forma se ve como evoluciona el espectáculo por las diferentes y fértiles tierras y se asiste a las festividades con motivo de esta próspera época.

    Quién quede con ganas de más, en la época de recogida de la fruta, allá entre mayo y julio, puede volver a adentrarse en el valle ya no blanco sino verde y rojo, e incluso jugando con el negro de las cerezas maduras. Además se podrá ser testigo de con cientos de trabajadores recolectan el fruto uno a uno con verdadero mimo. El verde del verano o el rojo cobrizo del otoño también son buenas oportunidades para visitar un valle que en cualquier época reviste grandeza aun con ausencia de la cereza.

  6. Un paseo por la historia en Trujillo

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    Afincada en la provincia de Cáceres, a tan sólo 47 kilómetros de la capital, Trujillo es una ciudad extremeña que invita al visitante a realizar un viaje en el tiempo y seguir los pasos emprendidos por sus hijos pródigos Pizarro y Francisco Orellana. Tal vez sus tesoros arquitectónicos medievales fueron impulso e inspiración para que estos bravíos navegantes emprendieran sus gestas en la mar.

    Una simple mirada al horizonte de la ciudad de Trujillo, en la provincia de Cáceres, revela la miscelánea identidad de esta prolija localidad de Extremadura, rica en oriundos ilustres tanto como en patrimonio arquitectónico. Los restos de su muralla árabe y las torres de Santa María la Mayor y Santiago son lindes de su paisaje histórico, marco desde el que Francisco Pizarro se embarcó en su más afamada aventura naval que culminaría con el descubrimiento de Perú.

    La figura del aventurero español es el emblema de la ciudad. Montado en su caballo, preside la Plaza Mayor, centro neurálgico de Trujillo. La figura ecuestre de bronce, con un peso de 6.500 kilogramos, fue realizada en el año 1927. Para conocer con mayor profundidad la figura de Pizarro es recomendable la visita a la casa museo Pizarro. La casona medieval, del siglo XV, está blasonada con el escudo de la familia del conquistador. La Plaza Mayor, rodeada de bellas porticadas, es un habitual centro de reunión y el hospedaje de los mejores restaurantes.

    Templos testigos de la historia

    La Iglesia de San Martín, construida en el siglo XVI sobre preceptos del ya decadente barroco, es un testigo mudo del devenir de la historia. El acceso al templo se realiza por dos puertas, la occidental, de estilo renacentista y la meridional, conocida como «la Puerta de Las Limas» por los frutos tallados en ella. Junto a ella se celebraban los concejos de la ciudad.

    La de Santiago es una de las iglesias más primitivas e interesante del Trujillo medieval. Su construcción se inició durante la década del siglo XII. Tras habilitar su parte baja, la edificación fue abandonada por la conquista almohade de 1196 para ser retomada tras la reconquista, ya con un estilo romántico tardío.

    La iglesia de Santa María la Mayor fue un edificio tardo románico del siglo XIII del que se conservan escasos vestigios originales, pues fue reconstruida en el popular -allá por el siglo XVI-estilo gótico. A pesar de sufrir adversidades a lo largo de la historia, es hoy un día un valiosísimo legado arquitectónico. De sus dos campanarios, el más conocido es la denominada «Torre Julia», una fiel reconstrucción del siglo XX de la original, que fue derruida en 1871 tras sufrir daños estructurales irreparables durante dos terremotos. El campanario también se hizo célebre en la década de los 70, ya que uno de los artesanos encargados de elaborar los ornamentos durante la reproducción de la torre se tomó la licencia de esculpir, a modo de capitel, un escudo del Athletic de Bilbao.

    La herencia árabe

    El paso de los árabes por Trujillo ha legado a la ciudad dos importantes fortificaciones. El castillo, que domina desde el promontorio toda la ciudad y la muralla. Fue construido entre los siglos IX y X sobre el extremo del recinto amurallado. Su parte más antigua es el denominado patio de armas, un recinto cuadrado rodeado de torres prismáticas. En el recinto pueden admirarse las puertas creadas por arcos de herradura y dos aljibes puerta de arco de herradura y los dos aljibes, depósitos de agua, que se conservan en su interior.

    Ruta de los conquistadores

    Como si de algo místico se tratase, un triángulo conforma en el mapa la ruta de los conquistadores, tres localidades que tuvieron el privilegio de ver partir a los audaces descubridores de tierras lejanas. Tres de las localidades más emblemáticas en la denominada ruta de los conquistadores son Trujillo, cuna de Pizarro, Orellana y García de Paredes, Medellín, población que vio nacer a Hernán Cortés y Guadalupe, centro evangelizador del medievo español.

    Guadalupe conserva intacta la atmósfera de retiro espiritual adquirida durante la Edad Media. Resulta ineludible la visita a su monasterio, Patrimonio de la Humanidad y foco cultural, religioso y político, que guarda en su interior enormes riquezas artísticas y arquitectónicas. A la sombra del centro religioso se extiende La Puebla, una intrincada trama de calles encantadoras. En Medellín, es una fortificación árabe construida entre los siglos X y XII la que vela la ciudad. Sobre el solar donde originariamente estuvo la casa del nacimiento de Hernán Cortés se erige hoy en día un monumento en homenaje a sus hazañas. Es altamente recomendable dejarse imbuir del romanticismo que impregna el paseo por el Puente Barroco, construido en tiempos de Felipe IV y que salva el río Guadiana a su paso por la localidad.

  7. Llerena, una ciudad declarada Conjunto Histórico Artístico

    Fachada principal de Nuestra Señora de la Granada
    Fachada principal de Nuestra Señora de la Granada - extremaduraclásica/flickr

    En la Baja Extremadura, se localiza Llerena, ciudad declarada Conjunto Histórico Artístico el 29 de Diciembre de 1966. Su patrimonio arquitectónico muestra una armonía perfecta entre la herencia mudéjar y otros estilos arquitectónicos.

    Llerena, enclave de pugna entre musulmanes-conocida por éstos como Ellerina- y cristianos, es ahora en tiempos de paz y quietud un excelente legado de la arquitectura de ambas civilizaciones. La ciudad fue reconquistada por Pelay Pérez Correa en el año 1243, maestre de la Orden de Santiago, por encargo personal de Fernando III de Castilla. Otrora motivo de disputa es hoy tierra de convivencia, donde se estrechan los lazos de la historia pasada en un presente de armonía. Los tesoros de la capital de La Campiña fueron reconocidos con la mención de Conjunto Histórico Artístico en el año 1966.

    Los territorios reconquistados en el siglo XIII fueron repoblados y cultivados bajo la atenta supervisión de los ilustres Maestres de la Orden de Santiago. Se creó la tradición de que los maestres de la orden establecieran en la ciudad su residencia temporal, hecho que propició que en el siglo XV fuera designada como capital del Priorato de San Marcos de León.

    Años más se asentó también el Tribunal del Santo Oficio, en 1508, conseguido por la influencia del licenciado Luis Zapata, Consejero y Asesor de los Reyes Católicos. Fue el tercer tribunal de España, en cuanto a la extensión de su jurisdicción: ocupaba 42.260 kilómetros cuadrados, e incluía los obispados de Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria y Badajoz. En Llerena contaba con tres sedes permanentes.

    Las nuevas construcciones se vieron irremediablemente influenciadas por el estilo mudéjar, ya que la cultura islámica continuaba siendo una fuerte presencia en la localidad. Así, los edificios erigidos entre los siglos XIII y XVI combinan magistralmente elementos heredados de los artesanos musulmanes con otros propios del tardío gótico. Techos de mampostería y madera se acompañan habitualmente de bóvedas, sillares de piedra y arcos puntados.

    Las órdenes militares asentadas en la localidad influenciaron asimismo la adhesión arquitectónica de preceptos del arte barroco, gracias a la riqueza llegada a esta tierra, cuna de conquistadores procedente de América.

    Arquitectura emblemática

    El Casco Histórico de Llerena concentra un patrimonio arquitectónico sin parangón. Uno de los emblemas de la ciudad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, con su característica balconada con arcos de dos plantas. Dicha peculiaridad es el resultado de un añadido en el siglo XVIII con el objeto de ser púlpito de eventos en la plaza Mayor. El conjunto de la iglesia se complementa con la torre del campanario, una magnífica muestra del arte protobarroco.

    La vinculación directa con las órdenes militares medievales ha legado a la ciudad un conjunto de hermosos edificios religiosos como la Iglesia de Santiago, donde fue enterrado en último Maestre de la Orden de Santiago. Conventos como el de La Concepción, La Merced o Santa Clara son también herencia directa de la influencia religioso-militar. En el de Santa Clara, situado en la calle de la Corredera, destaca el mirador de planta poligonal con celosía de piedra. En el interior se encuentra una de las obras maestras del genial escultor barroco español Juan Martínez Montañés, una magnífica talla de San Jerónimo iglesia hay una talla de San Jerónimo del escultor Juan Martínez Montañés. También se pueden admirar las pinturas murales y los retablos barrocos.

    La plaza de España resulta en sí misma y como recinto digna de mención. El devenir de la historia diseñó para ella distintas identidades: fue coso taurino, mercado y sede de festejos. En la plaza está la ya mencionada Iglesia de Nuestra Señora de Granada pero también el portal de la Casineta, que ha recibido los sobrenombres de Portal de las tiendas, de la Boticas, del Pan o de la Cárcel. Compuesto por doce arcos de ladrillo encalados, columnas de cantería y dos plantas abalconadas, es y ha sido centro neurálgico de la vida del pueblo. En el lado Este de la plaza se erige en Ayuntamiento y el portal de Morales, de nueve arcos, residencia del pintor Francisco de Zurbarán y su esposa. Cerca está la fuente que diseñó el pintor en 1617.

    Palacios

    Llerena cuenta además con una notable presencia de edificios palaciegos, como son el Palacio Maestral, el Episcopal, el Consistorial y el de los Zapata, construcciones de noble alcurnia. Patios, corredores y amplios salones y dependencias conformaban la sede de la vida familiar y social de las grandes familias. A excepción del ecléctico Palacio Consistorial, que cuenta con patio porticado de arcos de medio punto sobre columnas de orden toscano, los palacios comparten la combinación del estilo mudéjar con el hispano flamenco propio del siglo XVI.

  8. Un recorrido por la cocina de Cáceres

    Torta del Casar
    Torta del Casar - ABC

    La provincia de Cáceres disfruta de una extraordinaria riqueza natural: excelentes terrenos de regadíos con ricas hortalizas, verduras y árboles frutales; olivos y campos de trigo; una gran superficie forestal y pastoreo extensivo. Pero lo que más ha caracterizado desde siempre a Cáceres es la caza.

    De hecho, alberga algunos de los territorios más extensos del país para practicar la caza. Así, la gastronomía cacereña tiene un vasto recetario de perdices y liebres, especialmente; pero incluye todo tipo de aves y caza menor como faisanes y codornices. Los platos más típicos son la sopa de perdiz y el arroz con conejo.

    El cordero, la ternera y el pollo son también la base de los excelentes asados extremeños, especialmente característicos de Cáceres. En general, la cocina local es muy nutritiva, sabrosa y calórica. Ejemplos de su suculenta tradición culinaria son las lentejas estofadas, la sopa cana, las berenjenas a lo cacereño, los sabrosos cocidos y potajes o el Lagarto, un curioso guiso extremeño que adquiere su nombre del color de la espesa salsa verde, compuesta de aceite, perejil, harina y vino blanco.

    Pescados de río, embutidos y quesos

    El pescado también es un clásico en las cocinas de Cáceresy existen muchas recetas para elaborar bacalao y pescados de río (truchas del Jerte, lucios o tencas), éstas últimas siempre fritas.

    La abundancia de ganadería ovina, bovina, caprina y porcina convierte a Cáceres (a Extremadura, en general) en el paraíso de la carne y la chacinería. Los cerdos son cebados de manera natural con bellotas, por lo que el resultado son unos extraordinarios jamones ibéricos. Otros productos que pueden saborearse son el chorizo blanco, la morcilla fresca o el salchichón.

    Debido a la amplia ganadería existente en la provincia, es una tierra rica en quesos, especialmente de cabra. Uno de los que tiene más renombre en España es la Torta del Casar, que ya se ha convertido en un símbolo de calidad. Este queso tan especial se elabora con la leche de oveja, se somete a un proceso de fermentación único que da lugar a un queso original y exquisito.

    Otros quesos de gran calidad y muy sabrosos son los de La Serena, Casar de Cáceres, La Vega o de las sierras extremeñas de La Vera y Los Ibores.

    Repostería clásica

    En cuanto a los dulces, podemos encontrarnos una gran variedad: desde los huevecillos, -postre elaborado con huevos, leche y miga de pan, que se come con cuchara- hasta los dulces más tradicionales como los bizcochos, perrunillas, repápalos, bollos de chicharrones o Monuméntelas de Alcántara.

  9. Gastronomía de Badajoz

    España cuenta con 4 Denominaciones de Origen para el jamón ibérico: Guijuelo, Jamón de Huelva, Los Pedroches y Dehesa de Extremadura. Nombres que, en sí mismos, nos dan pistas sobre la ubicación geográfica de cada uno.

    Pero centrémonos en Dehesa de Extremadura que, según reseña el apartado Todo sobre el jamón de nuestra Web: «Sólo admite animales previamente controlados que se hayan cebado en las dehesas arboladas de las dos provincias extremeñas, que suman aproximadamente 1 millón de hectáreas y representa la superficie más extensa dedicada a la cría del cerdo ibérico».

    En conclusión, y sin titubeos, en Badajoz se come jamón ibérico. Además, claro está, todos los derivados de la matanza del cerdo (acontecimiento muy esperado y que no pasa desapercibido): chorizos, lomos, lomitos, salchichones y salchichas.

    Originales del desayuno pastoril, dada su contundencia y su poca solidaridad calórica ideales para resistir la faena en el campo, las migas son emblemáticas de la mesa pacense. Se elaboran con hogaza de pan que se fríe en aceite de oliva y que se acompaña con ajo, torreznos, panceta, chorizo, pimientos fritos, huevo. Aunque también las hay dulces, como las que se preparan con uvas. En los calderos están presentes las verduras de la huerta (tomates, pimientos, cebollas) que hierven a la par de las carnes de cordero y cerdo. Un plato típico es el frite extremeño o la caldereta de cabrito lechal, nutritivo y abundante en ingredientes (y porciones) con cebollas, ajos, pimientos y pimentón picante.

    De la leche de oveja nace un queso emblemático de Badajoz: la torta de la Serena, de pasta suave y untable (se le llama torta gracias a su forma cilíndrica achatada en los polos); cuenta con su propia Denominación de Origen y es ideal para tomar con pan fresco o tostado. Es similar a su par del Casar, aunque sea éste último oriundo de la provincia de Cáceres.

    El punto final dulce lo ponen las típicas perrunillas, galletas elaboradas con manteca de cerdo; las roscas fritas con anís y las flores extremeñas.

  10. El esplendor de la historia

    jose antonio cotallo/flickr

    De la monumentalidad de Cáceres viajamos a Montánchez, un auténtico pueblo de sierra. Es la ruta que planteamos en torno a un queso verdaderamente singular.extremeñas de las comarcas de Tierra de Campos y Campiña Sur donde se crían los mejores corderos de la región.

    El núcleo urbano histórico-monumental de Cáceres, declarado en 1986 Patrimonio de la Humanidad, permite a esta ciudad presumir de ser la más hermosa de Extremadura. Aquí comenzamos la ruta de la Torta del Casar, un singular y exquisito queso extremeño.

    Nuestro recorrido empieza en la Plaza Mayor, donde se encuentra la torre Bujaco: de estructura árabe, construida sobre sillares romanos, desde ella se contempla el espectacular casco antiguo. La catedral de Santa María, del siglo XV, es la más imponente de todas las construcciones religiosas; destaca entre grandes palacios, casas señoriales, torres defensivas y preciosos arcos, como el de la Estrella.

    Pasear por sus calles nos permite disfrutar también de rincones urbanos, como las plazuelas y el Barrio Judío, así como descubrir el dinamismo de proyectos artísticos que consolidan el atractivo turístico de Cáceres, como el nuevo Centro de Artes Visuales Helga de Alvear.

    Las comarcas de Llanos de Cáceres, Sierra de Fuentes y Montánchez son las tierras donde se elabora la Torta del Casar. La primera parada de la ruta, a 11 km de Cáceres por la N-630 dirección Plasencia-Salamanca, es Casar de Cáceres, cuna del producto atortao al que presta el nombre. El azar quiso que los antiguos pastores descubrieran que aquellos quesos que al hacerse quedaban semilíquidos y diferentes eran capaces de hacer las delicias de la mesa.

    En el Museo del Queso

    Esto lo comprobamos en el Museo del Queso de la localidad, ubicado en la calle Barrionuevo Bajo. Aprovecha sus espacios para contar, no sólo el proceso artesanal de producción del queso, sino también la vida cotidiana de las familias del lugar. Antes de abandonar Casar de Cáceres, conviene que veamos su moderna estación de autobuses, apodada la Patata frita.

    Seguimos el camino por la N-521 dirección Portugal hasta Malpartida de Cáceres. En este pueblo se complementa el arte con la naturaleza desde que, en los años 80, el artista alemán Wolf Vostell instaló en un lavadero de lana del siglo XVIII un museo dedicado al movimiento fluxus-happening. Esta actividad artística consiste en la organización de actos provocadores y espectáculos espontáneos. El museo Vostell Malpartida está situado en el paraje natural de Los Barruecos, Zona Especial de Protección de Aves.

    Continuando la ruta volvemos a Cáceres por la N-521 y desde allí por la EX-206 nos dirigimos a Miajadas siguiendo la llamada Carretera de las Torres, que atraviesa Torreorgaz, Torrequemada y Torremocha. Llegamos luego a Almoharín, otro de los grandes centros de producción y exportación de la Torta del Casar. Aquí podemos visitar el Centro de Interpretación de este producto que es a la vez fábrica y museo. La CCV-117 nos lleva finalmente desde Almoharín a Montánchez. Al paisaje característico extremeño, plagado de olivos y encinas, se suman aquí campos de higueras cuyos frutos se destinan a otra delicia gastronómica de la zona: los bombones de higo.

    Montánchez es un pueblo de sierra, con casas bajas, calles laberínticas y empedradas. Son famosos sus jamones y embutidos, pero también su castillo, una fortaleza árabe construida durante el siglo XII desde la que se domina toda la comarca. Las vistas panorámicas desde allí son un buen final de ruta.

    Rincón de la Torta del Casar

    El proceso de elaboración de la Torta del Casar, un queso cremoso de sabor intenso y ligeramente amargo, debido a que en su fabricación se utiliza cuajo vegetal, comienza con el ordeño dos veces al día de leche procedente de ovejas de las razas merina y entrefina.

    Continúa añadiéndose a la leche el cuajo natural que se obtiene de la maceración en agua de de la flor del cardo Cynara Cardunculus. Este queso se elabora con leche cruda y sin pasteurizar, es decir, sin tratamiento térmico para que conserve todas sus propiedades. Las condiciones de temperatura y humedad son controladas meticulosamente durante la fase de maduración, que se extiende a lo largo de dos meses, y en la que los quesos son volteados cada día. Es entonces cuando adquieren su cremosidad.

    Elaborada a partir de leche de oveja, la Torta del Casar es un producto con un alto contenido energético, además de una buena fuente de proteína de alta calidad biológica. Al ser un derivado lácteo, destacan en su composición minerales como el calcio, magnesio, fósforo y, en menor proporción, hierro y zinc. Además, este queso es rico en vitaminas A y D.

    Fundación Española de la Nutrición

    Denominación de Origen Protegida (D.O.P.)

    Fuente: Guía Repsol

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