Piamonte

Así son las poco conocidas ciudades de Olivetti y Ermenegildo Zegna

Un viaje a Ivrea, la ciudad de Olivetti, y a Trivero, donde aún sigue en funcionamiento la fábrica de telas que fundó Ermenegildo Zegna en 1910

Ciudad Olivetti, en Ivrea Igor Nicola

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Hacia finales del siglo XIX y principios del XX, muchos empresarios construyeron viviendas y equipamientos sociales para sus obreros. Los motivos de este paternalismo industrial eran variados: retener a los trabajadores, premiar a los que mostraban las conductas más afines a la ideología del patrón o, simplemente, desarrollar proyectos utópicos según los cuales una empresa debía beneficiar tanto a los obreros como al dueño. Entre las montañas del Piamonte encontramos las huellas de un par de estos proyectos. Y también una fundación que aprovecha un espacio industrial para investigar nuevas utopías.

Podemos empezar por Ivrea , la ciudad de la Olivetti. Si bien su casco antiguo merece en sí mismo una visita, el destino de esta localidad cambió para siempre en 1908, cuando Camillo Olivetti fundó la empresa que creó algunas de las máquinas de escribir mejor diseñadas de todos los tiempos y que sería también una de las pioneras de la informática en Europa. En los años 30 se comenzó a construir (en los terrenos alrededor de la iglesia de San Bernardino, que Olivetti -un ateo irredento- ocupó como vivienda junto a su familia y que conserva unos impresionantes frescos del siglo XV sobre la vida de Cristo, obra de Spanzotti) un complejo de edificios que se seguiría expandiendo hasta los años 80: bloques de viviendas para los trabajadores, centros de investigación, cantinas, oficinas, villas para ejecutivos, fábricas, guardería, centro de servicios sociales y hasta una pequeña central térmica. Todo ello obra de algunos de los mejores arquitectos y urbanistas italianos del siglo XX . En 2018, la Unesco incluyó la Ciudad Industrial del Ivrea en su lista de Patrimonio Universal.

La clave de estos edificios es que están pensados para hacer lo más fácil y agradable posible la vida de los obreros de la fábrica, un objetivo que estaba en el centro de todas las políticas de la Olivetti. Pero Ivrea también ejemplifica el talón de Aquiles de este paternalismo: su carácter voluntarista. Nada más morir el hijo de Camillo Olivetti, Adriano, sus herederos vendieron las secciones más rentables de la compañía, que entró en un rápido declive. Hoy en día, la ciudad industrial de Ivrea se halla repartida entre varias empresas, con su propósito original perdido. Sin embargo, buena parte de ella aún puede visitarse (el centro de visitantes está en Via Jervis, 11, https://www.ivreacittaindustriale.it/).

Casa Zegna, con una chimenea de la fábrica al fondo Matteo Piazza

En Casa Zegna

Mejor suerte corrió otro pueblo diseñado a medida de los obreros de otra empresa. Ermenegildo Zegna construyó equipamientos sociales para sus trabajadores alrededor de Trivero , su localidad natal, donde aún sigue en funcionamiento la fábrica de telas que fundó en 1910. Algunos, como el dispensario, el gimnasio y la piscina, siguen en funcionamiento como equipamientos municipales. En los montes de la localidad está ‘All’ Aperto’, una colección de escultura al aire libre. Y en Casa Zegna, la finca de la familia, puede verse una muy interesante exposición sobre la evolución de la marca, aún conocidísima hoy en día por sus trajes y sus telas. Casa Zegna se puede visitar -en grupo y con reserva previa- en Via Marconi, 23, Valdilana (www.fondazionezegna.org/casa-zegna/).

Fundación Michelangelo Postoletto, en Biella

Muy cerca de allí, en Biella , otra institución está interesada en crear nuevas utopías. En lo que fue otra fábrica de telas de lana, el artista Michelangelo Pistoletto -uno de los pioneros del ‘Arte Povera’- ha montado la fundación que lleva su nombre. Además de exhibir buena parte de su obra, la Cittadelarte de la Fondazione Pistoletto (Via Serralunga, 27, https://www.cittadellarte.it/) organiza espacios de ‘coworking’ para organizaciones benéficas, una escuela centrada en el arte, el diseño y la sostenibilidad y diversos programas de residencia. Los proyectos desarrollados allí tocan cuestiones como la agricultura sostenible y el consumo ético, con expresiones como un restaurante situado en la propia Cittadelarte, basado en el producto de proximidad y que colabora con productores locales.

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