Cinco lugares insospechados para jugar al golf en España

Cinco lugares insospechados para jugar al golf en España

Siempre nos vienen a la mente los campos del norte, los de Madrid, los de la Costa del Sol... Pero en estos destinos se juega (y muy bien) al golf

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Siempre nos vienen a la mente los campos del norte, los de Madrid, los de la Costa del Sol... Pero en estos destinos se juega (y muy bien) al golf

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  1. Córdoba

    La ciudad califal merece una visita por muchas razones. Su mezquita, sus patios, su salmorejo o sus flamenquines son algunos de los reclamos habituales cordobeses. Pero merece la pena conocer un atractivo diferente, del que pocos visitantes son conscientes, su campo de golf. El Club de Campo de Córdoba, situado en Sierra Morena, a apenas un cuarto de hora del centro de la ciudad, es un paraje especial inimaginable. Rodeado de pinos, alcornoques y encinas cuenta con un diseño par 72 en plena montaña que sorprende a los jugadores. El entorno es espectacular y, pese a estar las calles flanqueadas por bosques, permiten estirarse con las maderas. Eso sí, es conveniente jugarlo por primera vez con algún golfista local, ya que tiene algunos golpes ciegos y es bueno conocer sus trucos, pero eso no le resta un ápice de atractivo.

    Las instalaciones del complejo no desmerecen la calidad del campo y la restauración es la típica cordobesa. Desde hace algún tiempo el Parador de Córdoba ofrece unos interesantes paquetes de alojamiento con desayuno y golf por 72 euros por persona.

    Más info: http://golfcordoba.com

  2. Albacete

    Sin duda el campo de Las Pinaíllas es la joya mejor guardada del golf español. Nadie se espera un club como este en plena Castilla-La Mancha, una región que no había tenido mucha tradición histórica en este deporte. Pero Severiano Ballesteros acertó de lleno con el diseño de los 18 agujeros que planteó a doce kilómetros del centro de la ciudad. Está estupendamente comunicado desde Madrid, Alicante, Valencia, Murcia y Almería y cuenta con unas instalaciones de primer nivel. Hay que conocerlo, sin duda.

    El recorrido transcurre en una zona bastante llana, que lo hace muy agradable para caminar, y cuenta con una vegetación consolidada que le permite mantener un ecosistema propio muy agradable en todas las épocas del año. El mantenimiento es excepcional y las trampas de agua y la longitud de los hoyos lo hacen exigente para todo tipo de jugadores. Se puede jugar desde 28 euros y el hotel Los Llanos también tiene paquetes conjuntos. Al terminar, y bajo reserva, se puede realizar una visita por la bodega Dehesa de Luna en La Roda.

    Más info: http://www.clubdegolflaspinaillas.com

  3. Calatayud

    La tradición popular recomienda a quien se acerque a Calatayud preguntar por la Dolores. La famosa zarzuela de Tomás Bretón y el mesón del mismo nombre son algunos de los reclamos mundialmente famosos de la localidad bilbilitana. Es la cuarta de Aragón en importancia, después de las tres capitales, y tiene un pasado histórico importantísimo que data de tiempos de los romanos y el poeta Marcial y se entronca en la Edad Moderna con la jura como heredero de Fernando el Católico en las Cortes aragonesas. Además del interés de la propia villa y de su arquitectura mudéjar, la cercanía del Monasterio de Piedra es otro de los atractivos para visitarla.

    Por lo que se refiere a los golfistas que se dejen caer por esta ciudad zaragozana, seguro que todos habrán tenido el sueño de jugar alguna vez en Augusta y ahora lo pueden hacer realidad con facilidad. Claro que no lo harán en el National de Estados Unidos sino en el coqueto Augusta Golf de Calatayud. Aunque pueda resultar chocante, el nombre viene a cuento de la antigua Bilbilis Augusta, no por la que es sede del Masters cada año. Se trata de un diseño de 18 hoyos moderno (se completó en 2006) que cuenta con todas las facilidades. Se puede jugar por 30 euros a diario o disfrutar de paquetes de dos noches de hotel con desayuno en La Dolores y cuatro «greenfees» en fin de semana por 140 euros.

    Más info: http://www.augustagolfcalatayud.com/

  4. Lerma

    El atractivo de la villa histórica de Lerma siempre había sido su maravilloso palacio, convertido en Parador Nacional. También tenían su aquél probar las típicas morcillas de Burgos, los corderos churros o los caldos de la Ribera del Duero. Sin embargo, en los últimos años se le ha añadido también la ventaja de poder combinar la estancia en el palacio ducal con el juego en el magnífico diseño que Pepe Gancedo ideó a cinco minutos del pueblo, al pie de la autovía que lo comunica con Madrid en apenas un par de horas. Y hacer ambas cosas por 80 euros (noche, desayuno y «greenfee») es todo un lujo.

    El campo de Lerma está plenamente consolidado con el paso de los años y es un referente para los golfistas del centro y norte de la Península (además de burgaleses y madrileños tienen gran número de jugadores de las provincias vascas, de La Rioja y de Navarra). Es un recorrido variado, que permite combinar golpes largos con otros de habilidad, y que tiene un hoyo 18 final apasionante, digno que cualquier torneo épico. Un par 4 que permite una estrategia conservadora por la calle de la derecha o, a los más atrevidos, un tiro directo a bandera después de volar más de doscientos metros de agua. Lo que se haya decidido en ese punto será motivo de conversación en la comida posterior que, en los salones del club, estará esperando recién salida de sus hornos de leña. Golf y cordero es su lema… con todo merecimiento.

    Más info: http://www.golflerma.es/

  5. Águilas

    La patria chica de Paco Rabal cuenta con las artes escénicas y el sol como sus principales reclamos. El castillo de San Juan de las Águilas es una torre defensiva que ha vivido siglos de historia en primera persona en esta localidad murciana, que hasta el siglo XIX dependió de Lorca y ahora pugna con esta por ser la más importante del suroeste de la región. El centro de interpretación marino, el puerto y su novedoso auditorio sobre la bahía son otros escenarios dignos de ver en el casco urbano; en cuanto a las playas, aparte de las propias, son muy populares las de La Marina de Cope, Calabardina o Las Cuatro Calas. El pescado fresco y el marsico, como no puede ser de otra manera, son platos obligados en este punto del Mediterráneo.

    Lo que no se espera en una zona montañosa y calurosa es que el golf haya abierto paso como un atractivo más para los turistas. Eso lo han conseguido gracias a la cercanía de Aguilón Golf, que pese a estar ubicado en la vecina localidad de Pulpí, se nutre principalmente de los residentes y visitantes de Águilas. De hecho, los grupos de turismo extranjero que están empezando a interesarse por el destino se alojan en la población murciana en régimen de larga estancia. Todos ellos encuentran en este joven diseño de Sterling & Martin un reto constante a su estrategia. Situado entre las montañas del Pico Aguilón, su recorrido discurre entre cañones y cortados y el objetivo de alcanzar unos «greens» endemoniados hacen que no se pueda bajar nunca la guardia. Otro atractivo es el peculiar sistema de «tees» de salida con que cuenta. Cada jugador decide su distancia de juego y eso le permite poder practicar cada día en un campo diferente.

    Más info: http://www.aguilongolf.eu

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