OPINIÓN

TOLEDO ANTE LA VIRGEN DEL SAGRARIO

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Acercarse a la Virgen es querer adentrarse en la existencia de María, un himno de amor a la vida

Toledo se sitúa, en este 15 de agosto, ante la Virgen del Sagrario. Los toledanos y las toledanas quieren estar a su lado, para realizar la ofrenda de cada día, para culminar el camino que en la Santa Iglesia Catedral Primada se ha vivido durante el Octavario, organizado con esplendor por el Cabildo de la Catedral y la Esclavitud de la Virgen del Sagrario.

Estos días del Octavario son muchos los gestos, las miradas, la complicidad que hemos observado de la ciudadanía toledana hacia su Virgen y Madre, porque nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble – como afirma el Papa Francisco – a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo «he ahí a tu madre» (Jn 19, 27).

Los toledanos nos sentimos precedidos por la Madre del Redentor, que nos confirma «en la fe, en la vocación y en la misión». Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios, como han ido indicando los predicadores durante el Octavario, María, bajo la advocación de la Virgen del Sagrario, «nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras».

Es cierto que vivimos una época difícil y complicada, la crisis sigue establecida en nuestras vidas, afectando cada vez a más familias y personas, en especial a la infancia, y solo una mirada sin paliativos a la Virgen del Sagrario nos ayudará a «crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto», como también destaca el Papa Francisco.

Sin la Virgen, sin nuestra Madre, estamos huérfanos como cristianos. Pero también un cristiano sin Iglesia es un huérfano, como atestiguan las palabras del Papa. Por eso, cuando este sábado nos encontremos ante la Virgen del Sagrario no olvidemos que «un cristiano necesita de estas dos mujeres, dos mujeres madres, dos mujeres vírgenes: la Iglesia y la Madre de Dios».

Es nuestra Madre, es nuestra mamá, «María es la buena mamá» – también señala el Papa Francisco -, «una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad».

Acercarse, por tanto, a la Virgen del Sagrario es querer adentrarse en la existencia de María, que «es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo». Acercarse a la Virgen del Sagrario es poner, ante Ella, nuestras peticiones para que Toledo siga sintiendo su protección, que día a día nos encamina, cada vez más, a Jesús.

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