Las acusaciones se reafirman y las defensas cuestionan las pruebas

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Las acusaciones han mantenido su petición de condena por asesinato para los cuatro imputados en el asalto a una vivienda en El Carpio de Tajo en marzo de 2013, en el que murió un hombre de 38 años, y las defensas han cuestionado las pruebas y las escuchas telefónicas que propiciaron su detención.

En la segunda jornada de la vista que la Audiencia Provincial de Toledo, que ha quedado vista para sentencia, la fiscal y la acusación particular han mantenido su petición de que los procesados sean condenados a 20 años de prisión como autores de un delito de asesinato.

A su entender, en el juicio ha quedado acreditado que dispararon con una pistola a la víctima con la intención de causarle la muerte.

Tanto la representante del ministerio público como el letrado de la acusación particular han mantenido que la muerte del hombre es constitutiva de un delito de asesinato con la agravante de alevosía, ya que la víctima fue golpeada con una barra de hierro en el rostro y en un hombro y después disparado cuando estaba en el suelo.

Los forenses y agentes de distintos departamentos del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil que han comparecido en el juicio han coincidido en apuntar que el hombre fallecido de rodillas cuando fue tiroteado.

Las pruebas determinaron que el fallecido recibió primero un disparo que le atravesó la mano izquierda e hirió gravemente a su padre y después otro que le ocasionó la muerte, cuando estaba «en situación de total indefensión», según las acusaciones.

También han considerado probado que se dirigieron a la casa de El Carpio de Tajo donde vivían las víctimas con intención de robar, con armas para las que no tenían licencia y con el rostro oculto.

La fiscal ha pedido para cada uno de los acusados cuatro años de prisión por un delito de lesiones con la agravante de disfraz, tres años y cinco meses por robo con violencia en grado de tentativa y un año y seis meses por tenencia ilícita de armas.

El abogado de la acusación particular ha defendido que la intención de los asaltantes al hacer el primer disparo fue matar al padre de la víctima mortal, por lo que los considera autores de un delito de homicidio en grado de tentativa, que eleva el conjunto de las penas que demanda a 36 años y cuatro meses de presión.

Por su parte, los abogados defensores han pedido la libre absolución de los cuatro procesados, que en el juicio han negado su participación en los hechos. Los letrados de la defensa han criticado la endeblez de las pruebas, que se han basado en el testimonio de F. V., el procesado que reveló a la Guardia Civil el lugar en el que habían ocultado las armas en el barrio de Patrocinio de Talavera.

Este inculpado era el propietario de la pistola que se utilizó en el crimen, la cual había sido usada en dos tiroteos que tuvieron lugar en el barrio de Carabanchel, en Madrid.

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