El interior del reactor en la planta de fabricación rusa de energía nuclear, Bushehr, en el sur de Irán
El interior del reactor en la planta de fabricación rusa de energía nuclear, Bushehr, en el sur de Irán - AFP

Rusia inicia la construcción de un segundo reactor en la central atómica iraní de Bushehr

Rusia sigue ayudando, de esta manera, a Irán en el desarrollo de su programa nuclear para uso civil

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Rusia continúa ayudando a Irán en el desarrollo de su programa nuclear para uso civil. Tras la total puesta en funcionamiento del primer reactor en la central atómica de Bushehr, en septiembre de 2013, técnicos rusos acaban de iniciar la construcción de un segundo reactor en la misma planta. Una ceremonia con participación de responsables rusos e iraníes marcó ayer el comienzo de unas obras que deberán terminar no más tarde de 2024.

A partir de 2018 se construirá un tercer reactor que deberá estar listo hacia 2026. El ya en servicio y los dos en proyecto tendrán una capacidad de 1.000 megavatios cada uno. Según el funcionario iraní, Majmud Jafari, jefe de las obras en Bushehr, está nueva ampliación de la central atómica costará unos 9.000 millones de euros.

Según sus palabras, cuando estén operativos los nuevos bloques «ahorraremos 11 millones de barriles de petróleo anuales y evitaremos la emisión de siete millones de toneladas de gases de efecto invernadero». Teherán ha defendido siempre que, pese a ser uno de los principales productores mundiales de hidrocarburos, necesita la energía nuclear para reducir su dependencia del gas y el petróleo.

Por su parte, Serguéi Kiriyenko, director de la agencia rusa de energía atómica, Rosatom, declaró ayer en Bushehr que su país pretende «reforzar su posición en el mercado internacional de la tecnología nuclear pacífica en una región tan prometedora como Oriente Próximo». Recordó que la planta iraní fue la primera en todo el Golfo Pérsico. Su primer reactor, según el portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, Behrouz Kamalvandi, «ha permitido ahorrar 27 millones de barriles de petróleo».

Fines pacíficos

El acuerdo alcanzado en julio de 2015 en Viena entre la comunidad internacional y Teherán para desarrollar su programa nuclear civil y levantar las sanciones permite la ampliación de Bushehr y la instalación de más reactores con fines pacíficos, siempre y cuando el enriquecimiento de uranio esté limitado y supervisado por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Los ciclos del proceso que podrían ser susceptibles de aprovecharse con fines militares se hacen en Rusia.

Tras una profunda investigación, la AIEA publicó el año pasado un informe que descartaba el peligro de que la planta de Bushehr pudiera ser utilizada para crear una bomba atómica. La central empezó a construirse en 1974 por especialistas alemanes, pero las obras quedaron suspendidas después del triunfo de la Revolución Islámica. El proyecto se reanudó en 1998 ya con Rusia, pero, debido a las presiones internacionales sobre Moscú, sufrió numerosos retrasos.

Teherán ha anunciado que su objetivo es satisfacer una demanda de electricidad calculada en unos 20.000 megavatios, lo que supone la existencia de unos 20 reactores como el que funciona actualmente en Bushehr.

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