Recorre más de 3.000 kilómetros hasta la frontera con Ucrania para alojar a cuatro refugiadas en su santuario de animales

Un joven de 34 años emprendió un viaje solo desde Ciudad Real con el objetivo de recoger a ucranianos que huyen de su país

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Fran junto con las cuatro mujeres ucranianas que ha ido a recoger a la frontera con Polonia ABC / Vídeo: Españoles al rescate de los refugiados - ATLAS

Andrea Muñoz

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Conducir algo más de 3.000 kilómetros hasta la frontera de Polonia con Ucrania para recoger a cuatro personas que huyen de la guerra. Ese era el objetivo de Francisco José González. Fran, como le llama todo el mundo, tiene 34 años y vive en un santuario de animales , Dharma , que fundó hace un año en Ciudad Real. El pasado jueves a mediodía decidió coger su coche eléctrico y poner el navegador hasta la ciudad polaca de Przemyśl.

El motivo de este viaje no era otro que ofrecer comida caliente, agua y un techo donde dormir a cuatro ucranianos que lo necesitaran. «Tenemos cuatro habitaciones en el santuario, que normalmente ocupan los voluntarios que vienen a echar una mano los fines de semana. Allí vivimos mi pareja y yo y estamos dispuestos a acogerles el tiempo que haga falta», confiesa el joven a ABC .

Con múltiples paradas para cargar su coche eléctrico y un viaje de varios días, llegó el pasado domingo a su destino y recogió a dos mujeres y dos niñas. A su llegada le sorprendió la cantidad de ropa de abrigo que había por todos lados . «Fue todo más rápido de lo que pensaba, lo primero que hice fue ir a la estación de Przemyśl y después conduje hasta la misma frontera», confiesa. Allí se encontró un centro comercial desde el que se juntan las personas que llegan ofreciendo un viaje y los refugiados que huyen. «Llegué, dije que había venido en coche y que tenía sitio para cuatro personas de vuelta a España , además de ofrecer alojamiento. Me dieron una pulserita de 'driver' (conductor) y me mandaron al pabellón de viajes con destino España», explica Fran.

Finalmente, localizó a estas cuatro mujeres con las que se encuentra ya de regreso al santuario . «Nuestra idea era salir el pasado lunes por la mañana para poder descansar esa noche, pero las niñas estaban llorando y muy nerviosas por la situación que les ha tocado vivir», relata. Por ese motivo, emprendieron su viaje hacia la medianoche y dos horas después, en un sitio más tranquilo, pararon a dormir.

Además, en su viaje de ida Fran ha recogido ropa de abrigo, alimentos no perecederos y demás donaciones por las ciudades por las que pasaba, que también ha portado hasta la frontera. «La carretera estaba llena de coches y furgonetas que, al igual que yo, llevaban ayuda», explicaba a través de las redes sociales.

Reconoce ahora, una vez conseguido su objetivo, que al principio todo fue un malentendido . «Unos compañeros se ofrecían para acoger gente en su casa, yo entendí que iban a ir allí a buscarles y ya se me metió la idea en la cabeza », aclara. En cuanto a las reacciones de sus familiares al enterarse de lo que iba a hacer confiesa que al principio a sus padres no les hizo «ninguna gracia», aunque finalmente le apoyaron.

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