Un programa pionero busca acabar con hepatitis c en penados no encarcelados

Cantabria va a poner en marcha un proyecto para eliminar la hepatitis C entre los condenados a penas de menos de dos años de prisión y no llegan a ingresar en la cárcel, pero a los que se les imponen penas privativas de derechos y deben realizar trabajos en beneficio de la comunidad

Miembros de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C JAVIER CASTRODEZA

EFE

Cantabria va a poner en marcha un proyecto pionero para eliminar la hepatitis C entre los condenados a penas de menos de dos años de prisión y no llegan a ingresar en la cárcel, pero a los que se les imponen penas privativas de derechos y deben realizar trabajos en beneficio de la comunidad.

Es un novedoso proyecto, que ha detallado en rueda de prensa el jefe del Servicio de Digestivo del Hospital de Valdecilla, Javier Crespo , que ha comparecido en la Organización Médico Colegial (OMC) en Madrid, con la consejera de Sanidad, María Luisa Real , y el médico del centro penitenciario de El Dueso, José Ramón Pallas , entre otros.

La cárcel de El Dueso se ha convertido en referente si hablamos de eliminación de la hepatitis C porque el programa JailFree-C, que ha liderado el doctor Crespo, lo ha conseguido.

Se testaron a todos los internos, se trató con antivirales de acción directa a aquellos que sufrían la infección y se utilizó la telemedicina como herramienta para el control del tratamiento.

Y para ello se contó con una participación multidisciplinar porque intervinieron especialistas del hospital de Valdecilla (hepatólogos, enfermeros especializados, radiólogos, microbiólogos, farmacéuticos y psicólogos, entre otros), pero también médicos de la prisión.

Se consiguió eliminar la infección, que no erradicar porque hasta que no haya vacuna no será posible , según remarcan los doctores, y después de lo del Dueso están con el mismo programa o similar la cárcel de Herrera de la Mancha, la de Navalcarnero y la de Córdoba, según ha dicho a Efe el jefe de Digestivo de Valdecilla.

Ahora se pretende dar un paso más y desarrollar otro ejemplo de « microeliminación ». No será en un espacio cerrado, como la cárcel, en la que no obstante entran y salen muchos reclusos todos los días, pero sí será algo más complicado, porque se pretende actuar sobre un colectivo que no está en un espacio controlado.

El objetivo es tratar a las personas condenadas que tienen que acudir a centros de inserción social, donde se les comunica el trabajo (la pena) que tienen que realizar.

De lo que se trata, según Crespo, es de aprovechar ese momento para « captarles »: hacer un cribado universal entre las personas que acuden allí y realizar un diagnóstico muy rápido insitu, del tal forma que ese mismo día recibirán el resultado e iniciarán el tratamiento.

Serán acompañados, además, de una persona que le guiará por el sistema de salud para que sean tratados de otras patologías, si las sufren, como en el ámbito de la drogadicción, la salud mental u otra infección.

Es un programa « ambicioso y muy original porque no existe », según Crespo, quien cree que puede tener éxito porque nuestro sistema penal prevé que si un condenado quiere acceder a tratarse se le puede conmutar pena.

Este programa se suma al anunciado a final del año pasado por la Consejería para los próximos tres años, un proyecto de «macroeliminación» de la hepatitis C en Cantabria que se desarrollará a comienzos del mes que viene tras tratar a los pacientes diagnosticados.

Se trata de detectar a los casos no conocidos y se empezará con cribado entre las personas entre 50 y 60 años, en el 2020 entre aquellos de 60 y 70, y en 2021 entre los de 40 y 50

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