Philip Morris renuncia a producir cigarrillos

La tabacalera líder en el mundo inicia una gran transformación hacia los productos libres de humo

Cigarrillos legales con el sello SingaporeDuty Pad Cigarrette del Departamento de Aduanas de Singapu EFE
Manuel Erice Oronoz

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La fabricación de cigarrillos tiene los años contados. En una sociedad que ya ha asumido por completo su alto perjuicio para la salud y que introduce continuos avances científicos, la gigante tabacalera estadounidense Philip Morris , líder mundial, está siendo la encargada de marcar el camino del sector con su propio proceso de renuncia al tradicional pitillo , su oferta estrella, el que le ha dado fama durante más de siglo y medio.

Los productos libres de humo ya no son sólo el futuro, sino el presente, de un negocio para el que la compañía fabricante de históricas marcas como acaba de propinar un giro histórico. El objetivo es adaptarse y aspirar a cubrir la demanda de los mil millones de personas que seguirán fumando en 2025, según los cálculos de mercado.

Gracias a su músculo económico y financiero, la tabacalera ha puesto en marcha un ambicioso plan de investigación en el que trabajarán más de 400 científicos durante un plazo de diez años. Con una inversión de 5.000 millones de dólares, el llamado Cubo de Philip Norris, integrado por unas instalaciones de última generación ubicadas en Neuchatel (Suiza), albergará una intensa labor con la que la tabacalera pretende definir los nuevos productos libres de humo, así como el proyecto de reconversión de las plantas dedicadas a la fabricación de cigarrillos tradicionales . Médicos, físicos, matemáticos, toxicólogos y epidemiólogos de todo el mundo trabajan en busca de la piedra filosofal de un mundo más limpio y sano pero que no renuncie al placer de fumar.

La sustitución paulatina del tabaco tradicional por los productos libres de humo, entre los que destaca el llamado IQOS («Adiós al fumar tradicional», en su acrónimo en inglés) , en auge en el mercado, ha sido posible gracias a la aplicación de un nuevo sistema de combustión. Este cigarrillo consta de un cilindro con una resistencia eléctrica en su interior que genera un calor de 300 grados centígrados, al que se le aplica una carga de tabaco laminado, no picado. Con una cantidad aproximada a la mitad de un pitillo. Pese a que la compañía reconoce que el calentado (no sólo el quemado) del tabaco también libera nicotina , sostiene que no ocurre lo mismo con otras sustancias cancerígenas. Según Ignacio González, científico español en la tabacalera, «el aerosol de IQOS contiene, de media, entre el 90% y el 95% menos de componentes nocivos y potencialmente nocivos, en comparación con el humo del cigarrillo».

El innovador sistema ya es consumido por cinco millones de personas, repartidas por 38 países. Después de un comienzo a prueba en Japón en 2015, Philip Morris sumó a Corea, España, Italia, la Unión Europea casi en su conjunto, además de Canadá y Colombia, hasta la cobertura actual. La estimación de la compañía es que en el año 2025, el nuevo producto suponga el 30% de su fabricación total.

El primer gran anuncio de renuncia al cigarrillo por parte de la tabacalera se produjo hace semanas en Grecia, donde su filial Papastratos abandonó la producción. Ahora, en declaraciones a la revista «Forbes» Gonzalo Salafranca, director de Asuntos Corporativos de Philip Morris, constata que se trata de un proceso imparable: «Queremos introducir estos nuevos productos y dejar de vender cigarrillos. Un cambio que será gradual, hasta que el primero canibalice al segundo».

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