«Las palabras tienen un aura a su alrededor»: ¿Qué es el síndrome de la nieve visual?

Como una enorme capa de interferencias de televisión que cubre toda la visión. Como si estuviera pixelado . Así describe el síndrome de la nieve visual Paris Haigh, una adolescente escocesa que lo sufre desde su infancia.

Paris ve puntos parpadeantes allá donde mira, una especie de filtro perpetuo de lo que la rodea, que está presente incluso cuando cierra los ojos. Según le cuenta ella misma a la BBC, antes de saber qué le pasaba sufrió episodios de ansiedad , temiendo quedarse invidente: «Una vez, en el colegio, mi vista se deterioró durante una hora o dos. Las caras de las personas se volvían borrosas y yo estaba convencida de que me iba a quedar cieg a», relata.

En un principio, teniendo en cuenta que era todo lo que conocía, suponía que todo el mundo sufría esta condición. Cuando su familia supo lo que le pasaba, inicialmente lo asociaron a su autismo y a su trastorno de procesamiento sensorial , que hace que sus sentidos estén extraordinariamente desarrollados.

Sin embargo, con el tiempo -concretamente, hace un año- supo que aquello tenía un nombre: la nieve visual. Lo descubrió haciendo una búsqueda en Google, donde descubrió que esta es una condición neurológica muy poco habitual para la que no existe cura . Para intentar remediarlo, Paris utiliza unas gafas especiales con lentes naranjas cuando está leyendo, aunque no elimina por completo los síntomas.

«A veces, las palabras tienen un aura a su alrededor. Otras, veo un doble de la palabra en color púrpura. En general, es solo una especie de parpadeo. El espacio entre las palabras aparece como un río en la página y hace que las palabras ondulen», le cuenta a la BBC.

Además, también observa lo que ella llama «imágenes posteriores», es decir, cosas que ella ve que, al mirar hacia otro lado, se mantienen en su retina como si siguiesen delante de ella, haciendo se interpongan a lo que realmente está viendo. De noche, para poder dormir, necesita un foco de luz , «porque la oscuridad que se arrastra desde los bordes de los ojos cubre la visión hasta que se vuelve completamente negra, excepto por los puntos».

Pese a lo mal que lo pasó al principio, Paris ha acabado aprendiendo a vivir con ello: «Mucha gente quiere una cura, pero yo no la tomaría si la hubiera. Puede ser bastante bonito », afirma.