Un buque atunero, objeto de una de las estafas
Un buque atunero, objeto de una de las estafas - ABC

Jaulas de atunes que se abren por el camino y operar una nariz en vez de una hemorroide, los «mejores» fraudes de 2015

Las argucias pícaras de los ciudadanos no tienen límites. Los españoles intentaron estafar hasta 550 millones de euros a sus seguros, pero no todos los consiguieron. Unespa publica una «llamativa» recopilación

Madrid Actualizado: Guardar
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Al mal tiempo, o a los malos datos, un punto de humor. Para ello se celebra precisamente una gala anual del fraude y con tal la organiza la propia patronal de las compañías «estafadas», las aseguradoras.Unespa, la patronal de las aseguradoras españolas, hace públicos todos los años un balance de los fraudes más rocambolescos recompilados. En 2015 ha tenido difícil quedarse con uno, toda vez que hay gente capaz de simular un ataque de hemorroides para conseguir pagarse una operación de cirugía estética y hay personas que no tienen rubor en llamar a la compañía de seguros de turno para «cargar» en la póliza un traslado de atunes gigantescos. La «mole» de estafa a los seguros ascendió, el año pasado, a una cifra poco desdeñable: 550 millones de euros, con 306.000 partes fraudulentos.

Además del volumen, nos detendremos en los casos que activaron la picaresca de los ciudadanos, puesto que ni el ámbito de la salud se escapa de esas argucias. La medalla de plata de los fraudes más llamativos del año pasado se adjudicó directamente a la empresa Generali, cuyos servicios de prevención detectaron que varias mujeres reclamaban el reintegro de los gastos e indemnizaciones derivados de operaciones por hemorroides. El nexo común es que todas las intervenciones se producían en la misma clínica de Madrid. El detective contratado por Generali descubrió al médico que garantizaba esa estafa femenina, puesto que les arreglaba partes del cuerpo que nada tenían que ver con las latosas protuberancias. El doctor inscribía aquella operación como de «cirugía general» cuando lo que se parapetaba detrás era una rinoplastia o reconstrucción de la nariz.

Una nariz nueva que podría oler los atunes vivos en jaulas que se trasladaban hacia unas granjas de engorde ubicadas en las costas de Alicante y Murcia. Mapfre Empresas fue la gran engañada de este contrato por parte de una compañía dedicada a la cría de pescado, porque la entidad que concertó la póliza denunció a la aseguradora porque las jaulas se rompieron en pleno trayecto, se rompió el timón del buque en el que viajaban y la «desgracia» escalaba a un importe de más de 1,7 millones de euros.

Pero esa cantidad fue la que debieron llevarse los contratantes por el camino, porque en distintas escalas iban vendiendo esa astronómica cantidad de pescado. La empresa no logró recaudar lo que tenía pensado y decidió completar la tabla de ingresos con una voluminosa «indemnización del seguro».

Otro titular de una póliza exagerada fue el de un conductor que, en Asturias, sufrió un accidente de tráfico. Cayó por un terraplén al tomar mal una curva y salirse de la vía, con tan mal fario que acabó dando varias vueltas de campana. El hombre llamó al servicio de asistencia del seguro «hiperventilando», según la empresa denunciada, y «al borde de un infarto». En realidad, la aseguradora cotejó que contrastaban los daños que alegaba el conductor con el estado final del coche. Al intentar escalercer los hechos, observó que la factura de compra del coche por valor de 21.000 euros era falsa y que en realidad el coche había costado 2.400 euros. ¿Qué compró el conductor? Un «amasijo de hierros», según el parte, que tiró por un barranco para endosárselo a la compañía con la que había contratado el seguro. No le salió bien, pero figuró en el ranking de las «mejores» triquiñuelas del año 2015, de acuerdo con el informe anual de Unespa.

El caso más sangrante que las aseguradoras siempre recuerdan es el de un hombre que llegó a cortarse la mano para percibir una póliza y superar, a su modo, los estragos de una crisis económica que no entiende tampoco de situaciones desesperadas.

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