Hombres que avanzan en profesiones de mujeres

Cosen, cuidan a enfermos o ayudan a dar a luz y acaban con los prejuicios todavía existentes en algunos empleos

Toni Roviró posa junto a su máquina de coser FOTO CEDIDA A ABC

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No es raro encontrar caras de sorpresa entre sus interlocutores cuando Daniel Torres , un hombre de 53 años residente en Palma de Mallorca, cuenta a qué se dedica. Lleva más de 20 años trabajando como técnico en cuidados de enfermería , lo que hasta hace unos años se conocía como auxiliar de enfermería, una profesión a la que tradicionalmente se han dedicado sobre todo las mujeres, de ahí la sorpresa que se genera a su alrededor cuando habla sobre su trabajo . «Notas cómo les extraña. A veces, me han mirado de arriba abajo y me han preguntado si de verdad hago esto», explica.

Nunca entre sus compañeras se ha sentido fuera de lugar por ser hombre, asegura Torres, pese a trabajar en «inmensa minoría» . Al revés. Considera que muchas veces ellas agradecen la presencia masculina en el equipo , tanto por la diversidad de conversaciones que se mantienen como por la seguridad que en ocasiones genera que haya algún hombre: «En los últimos años han surgido más situaciones de agresiones y el 90% van hacia el personal femenino. El hecho de que haya algún chico hace que se sientan más seguras, más reforzadas».

Daniel Torres junto a su compañera Sagrario Moreno FOTO CEDIDA A ABC

Pero aunque con sus compañeras siempre se ha sentido bien, ser un hombre en una profesión mayoritariamente femenina le ha generado algún disgusto, al no poder llevar a cabo todo el trabajo que le corresponde. Según explica Torres, a veces se ha encontrado con pacientes que han preferido no ser atendidas por él , sobre todo cuando se trata de mujeres de culturas diferentes. «A veces esto nos limita a la hora de trabajar. A la hora de mantener la higiene de una mujer musulmana, por ejemplo, prefieren que lo haga otra mujer. En ese momento me siento discriminado, porque soy profesional, pero también sé que he de respetar las costumbres de cada país», explica.

Torres es, además, secretario de Acción Social y Formación del Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), desde donde ha observado cómo cada vez hay más hombres que se desempeñan en esta profesión, lo que demuestra, a su juicio, «que las nuevas generaciones no tienen prejuicios y hacen lo que realmente les gusta», pese a que el 95% de los afiliados, explica, siguen siendo mujeres.

Cada vez más matrones

Otra profesión en el ámbito sanitario en la que siempre ha predominado la presencia femenina es la de matrona , que en los últimos años ha visto también cómo algunos hombres se han acercado a ella. Es el caso de Antonio Herrera, que lleva ya trece años trabajando como matrón, actualmente en un hospital de Madrid, donde la gran mayoría de sus compañeras son mujeres, aunque él asegura que la situación está cambiando y cada vez son más los hombres que deciden dedicarse a ello.

Antonio Herrera FOTO CEDIDA A ABC

Aunque nunca se ha encontrado con ningún problema en su trabajo, sí que le molesta escuchar algunas voces que consideran que el de matrona es un oficio femenino porque las mujeres tienen mayor sensibilidad . «Lo que entra en juego son los conocimientos, la práctica, las habilidades sociales o la empatía, que no tienen por qué tener más las mujeres», rebate Antonio.

En algunas ocasiones, una afición cultivada acaba convirtiéndose también en trabajo. Así le ocurrió a Toni Roviró, un joven de 25 años de Calldetenes (Barcelona) que, además de ser maestro de música para niños de tres a ocho años —profesión en la que está rodeado sobre todo de mujeres— descubrió en otro oficio tradicionalmente femenino una de sus grandes pasiones: la costura. Comenzó de forma autodidacta para hacerse prendas de ropa, y ahora cose para sus hermanas, amigos y conocidos —como muestra en sus redes sociales — que demandan sus habilidades para algunos arreglos, como coser las orillas de los pantalones .

«La mayoría de mis compañeras en el colegio son mujeres. A veces he estado en escuelas pequeñas en las que era el único hombre. Y en las clases de “patchwork” —un tipo de costura que consiste en unir trozos de telas diferentes— a las que voy una vez por semana, soy el único hombre », comenta Roviró, que reconoce que solo conoce a otro hombre que cosa. Hay quienes se sorprenden cuando habla de su profesión y admite que a veces se siente solo, pero el ambiente femenino le hace sentirse a gusto en lo que hace.

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