Los casos de acoso escolar atendidos en 2015 crecieron un 75%
Los casos de acoso escolar atendidos en 2015 crecieron un 75% - FOTOLIA

Un guardia civil evita por Twitter el suicidio de una adolescente que sufre bullying

Raúl Narváez entabló una conversación por mensajes privados con la joven y consiguió ganarse su confianza hasta tranquilizarla

MADRID Actualizado: Guardar
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La serie «Por trece razones» ha generado controversia sobre si su trama incita o no al suicidio. Pero lo que es cierto es que los casos de acoso escolar atendidos en 2015 crecieron un 75% frente al año anterior, según el «I Estudio sobre el bullying según los afectados», elaborado por la Fundación ANAR, y las perspectivas no son alentadoras. No obstante, existen casos en los que aparecen «héroes» que ayudan a ver algo de luz dentro del túnel.

«Soy psicólogo. Si necesitas ayuda, escríbeme en privado y te ayudaré en lo que pueda». Estas fueron las palabras de Raúl Narváez con las que salvó la vida a una adolescente malagueña de tercero de la ESO que sufre acoso escolar.

La joven tenía intención de suicidarse pero Narváez, psicólogo y Guardia Civil, logró hacerse con su confianza y buscar una solución ante esta situación.

El agente de la Compañía de Seguridad Ciudadana de Ceuta compatibiliza su profesión con la de responsable del área psicológica y «community manager» de la Unión de Oficiales de la Benemérita. Por eso, la semana pasada publicó un tuit para dar a conocer el proyecto Danosvalor: «Guardias civiles como estos han hecho y hacen grande a @guardiacivil ¡Viva la @guardiacivil! ¿Nos ayudas? #danosvalor». El texto iba acompañado con imágenes en blanco y negro de varios rescates del cuerpo.

Gracias a este comunicado, que llamó la atención de una adolescente, se inició entre ambos una conversación por mensajes privados. «La chica pensaría que era una cuenta oficial o algo así. Tuve la duda de si me tomaban el pelo, pero preferí confiar porque era importante. A través de esta red social, confirmé que sus mensajes mostraban tristeza y desesperación», explica el agente. Además, asegura que una de las primeras vías de actuación ante estos casos es tranquilizar y no minusvalorar el riesgo. De modo que su intención fue que la joven se durmiera y no hiciera nada de lo que se pudiera arrepentir. «No quería dejarla sola hasta verla tranquila. Después, esa noche, no dormí nada», sostiene.

Los mensajes de Whatsapp que recibía la muchacha en el instituto iban eran tales como: «Puta, muere», «tú sabes que estorbas, ni tu madre te quiere», «suicídate y seremos felices, bicho», «ballena» o «foca». «El acoso era brutal. Es un caso sostenido en el tiempo, que se agudizó en septiembre tiene episodios este mismo mes de abril y al menos ha durado medio año», relata el Guardia Civil.

Al día siguiente, Narváez llamó a primera hora al centro de estudios de la chica y les explicó el problema. La orientadora del lugar conocía que procedía de una de una familia desestructurada y tenía ciertos déficits de aprendizaje. No obstante, desconocía que sufría «bullying» ni de sus tendencias autolesivas.

El siguiente paso fue que la orientadora trasladó el problema a asuntos sociales y Narváez alertó al sargento del acuertelamiento, que activó el protocolo de acoso escolar y entró en contacto con el centro. De esta forma comprobaron que la adolescente no había acudido a clase porque estaba enferma y, tras ir a visitarla a su casa, la víctima no quiso abrirles sino estaba entre ellos el agente Narváez.

La joven está en espera para que se le conceda una plaza en un centro especializado para el próximo septiembre. Pero mientras tanto, Narváez continúa ayudándola «a título personal». El tema del suicidio aún lo tiene en la cabeza, y yo lucho por quitárselo», concluyó.

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