Frío para la picadura de medusa, calor para la de pez araña

Como cada verano las aguas del Mediterráneo son refugio para muchas colonias de medusas, que invaden las costas incomodando a los bañistas que sufren sus molestas picaduras. Aunque existen varias teorías sobre la causa de la gran afluencia de estos organismos marinos, como es el calentamiento del agua o la sobreexplotación pesquera de depredadores, según nos cuenta José Luis Sánchez, Profesor de Ciencias del Mar de la Universidad de Alicante, «no existe todavía evidencia científica sobre ello, son las corrientes las que determinan en la mayoría de los casos que se acerquen más o menos a la zona de baño», algo que hace bastante impredecible saber cuándo van a aparecer. «Suelen estar flotando en el agua y la única manera de prevenir su picadura es estar muy atento e intentar no entrar en contacto con ellas».

Según nos cuenta el profesor, las medusas tienen células urticantes en los tentáculos que contienen veneno y que emplean para cazar pequeños organismos planctónicos. El problema viene cuando estas células contactan con la piel, provocando la dolorosa picadura que va acompañada de inflamación, enrojecimiento y sensación de ardor. Cuanto mayor es la zona expuesta, mayor es la lesión.

En el caso del pez araña la picadura responde a un mecanismo de defensa. A través del aguijón que tienen en la aleta dorsal inyectan el veneno en la planta del pie cuando los pisamos por accidente, provocando un intenso dolor, que en algunos casos se irradia hasta los miembros superiores y que va acompañado de lesión y enrojecimiento. Aunque no siempre, puede llegar a aparecer malestar gástrico, sudoración y sensación de pérdida de consciencia. El pez araña se esconde bajo la arena, por ello el biólogo aconseja «caminar arrastrando los pies cuando estemos dentro del agua o usar zapatos de goma».

Accede al vídeo para ver el protocolo a seguir ante este tipo de picaduras.