Medusa conocida como aguamala o acalefo azul -que tiene forma de cúpula y puede medir hasta 1 metro de diámetro y altura
Medusa conocida como aguamala o acalefo azul -que tiene forma de cúpula y puede medir hasta 1 metro de diámetro y altura - abc

Las medusas pueden nadar contracorriente

Un estudio demuestra que una especie de medusa detecta la dirección de las corrientes marinas y nada contra ellas, lo cual podría explicar las floraciones de millones de ejemplares

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Las medusas pueden parecer bolsas gelatinosas que se dejan mecer por las corrientes marinas y se mueven a la deriva. Sin embargo, algunas de ellas tienen una notable capacidad para detectar la dirección de las corrientes marinas y nadar contra ellas, según un estudio que publica la revista Current Biology. “La detección de los vientos o de las corrientes oceánicas, sin puntos de referencia visuales, no es tarea fácil y es casi imposible para muchos vertebrados que migran, incluyendo las aves y las tortugas”, explica Graeme Hays, profesor de Ciencias del Mar en la Universidad de Deakin en Australia y autor principal del estudio.

Los investigadores siguieron con GPS los movimientos una especie de medusa conocida como aguamala o acalefo azul -que tiene forma de cúpula y puede medir hasta 1 metro de diámetro y altura- y también utilizaron boyas con GPS para registrar las corrientes, al tiempo que observaron directamente la dirección de nado de un gran número de medusas en la superficie del océano.

Sus datos muestran que las medusas pueden nadar activamente a contracorriente en respuesta a la deriva, explican los investigadores. “Son increíblemente avanzadas en sus habilidades de orientación”, explica Hays. Este modelo de comportamiento de las medusas, junto con las corrientes oceánicas, ayuda a explicar cómo las medusas son capaces de formar floraciones con millones de ejemplares durante periodos de hasta varios meses.

Los investigadores aún no tienen claro cómo las medusas averiguan qué camino tomar. Sabrina Fossette, del Laboratorio Swansea de Movimiento Animal y coautora del estudio, explica que es posible que estos animales detecten la cizalladura de la corriente a través de su superficie corporal, o bien pueden conocer indirectamente la dirección de la corriente mediante otras señales, como infrasonidos o el campo magnético de la Tierra. Lo que sí saben es que este comportamiento es clave para el mantenimiento de las floraciones y esencial para reducir la probabilidad de varamiento, dice Fossette.

Comprender la distribución de las medusas en el océano abierto puede ser útil para predecir y evitar molestas proliferaciones de medusas en zonas costeras, por ejemplo, sobre todo si este hallazgo en la medusa aguamala se da también en otras especies. Además, las medusas juegan un papel importante en los ecosistemas oceánicos como presas para la tortuga laúd y otros animales, pero también pueden obstruir las redes de pesca y ser peligrosas para los bañistas, dice Hays. Por tanto, los investigadores seguirán estudiando ahora si este comportamiento se da en otras especies de medusas.

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