El nigeriano gay cuya expulsión ha sido paralizada apela a la igualdad

«Mi único delito en la vida es ser homosexual», ha lamentado Henry por los problemas que esto supone en su país natal

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El ciudadano nigeriano afincado junto a su pareja, de nacionalidad española, en Alcántara (Cáceres), y al que se le ha paralizado la orden de expulsión por el riesgo que para su vida supone el regreso a su país por su condición homosexual, ha subrayado hoy, entre lágrimas y con voz entrecortada, que «todos venimos del mismo Dios, aunque seamos diferentes».

«Ojalá España no me niegue la libertad», ha dicho Henry, cuyos apellidos no han sido ofrecidos a la prensa para evitar que la familia de este hombre pueda sufrir algún tipo de represión, pues en Nigeria la homosexualidad puede ser castigada con la pena de muerte.

Acompañado por su pareja y por el presidente estatal de la Fundación Triángulo,José María Núñez, Henry ha relatado cómo ha estado a punto de ser devuelto a su país por no disponer de «una apostilla» que le permitiría iniciar el proceso de residencia legal en España por arraigo, o bien por matrimonio.

A juicio de Núñez, Henry ha estado a punto de regresar a su país por la desidia y la falta de diligencia del consulado español en Laos (Nigeria), al parecer, por no permitir a la madre de Henry ostentar la representación de éste para realizar los trámites necesarios, entre ellos el apostillado de los documentos de Fe de Vida y antecedentes penales.

De hecho, han relatado que a pesar de que los trámites se han realizado en castellano, «el consulado español nos han respondido en inglés». «Querían que Henry fuera a Nigeria para arreglar los papeles cuando saben que si va, no puede volver a España», han agregado.

Henry tiene acreditado el arraigo en Alcántara, como así lo exponen el propio Ayuntamiento, la ciudadanía y entidades de diferente índole de la localidad. Además, podría regularizar su situación por arraigo o matrimonio, cuanta con una oferta de empleo y la documentación que lo acredita, ha explicado Núñez.

El ciudadano nigeriano, sobre el que recae una orden de expulsión por situación irregular en España, fue detenido hace unos días e iba a ser expulsado vía aérea desde Madrid.

Tras conocer su arresto, la Fundación Triángulo contactó con la Subdelegación del Gobierno en Cáceres y la Delegación en Extremadura para exponer la situación de Henry, especialmente por el hecho de que éste ya había iniciado los trámites para regularizar su estancia en España y, sobre todo, por el riesgo que su vida corría si era deportado a Nigeria.

«Muchos amigos míos han muerto por ser homosexuales. En mi país, personas como yono pueden vivir su vida. En algunos casos, los sacan de sus casas, los obligan a que realicen sus prácticas en la calle y les tiran ruedas de coche encendidas», ha manifestado con lágrimas en los ojos.

«Mi único delito en la vida es ser gay», ha lamentado Henry por los problemas que le ha generado su condición homosexual. «Si alguna vez me encuentro con Dios, le preguntaré por qué me ha dado esta condición... ¿para hacerme sufrir?», ha exclamado.

El trabajo, el diálogo y el buen hacer, desde diputados, Policía Nacional, entidades sociales, Gobierno regional y delegaciones de Gobierno, como así lo han reiterado en la rueda de prensa, han permitido que su orden de expulsión se paralice durante seis meses.

Confían en que este tiempo sea suficiente para lograr que las autoridades españolas «apostillen» los documentos que le permitan residir de forma definitiva en España, y para ello han hecho un llamamiento al ministro José Manuel García Margallo.

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