El vinchuca es el insecto transmisor del mal de chagas, cuya enfermedad se ha expandido por el mundo
El vinchuca es el insecto transmisor del mal de chagas, cuya enfermedad se ha expandido por el mundo - universidad de la plata

El mal de chagas se afianza en Argentina

Un informe de la Organización Mundial de la Salud indica que más de un millón y medio de argentinos han sido infectados por el parásito Trypanosoma cruzi

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Argentina se ha convertido en el primer país de América en número de infectados por el mal de chagas, una enfermedad infeccciosa que se transmite a través de la «vinchuca», un parásito que afecta buena parte de los órganos y en casos de gravedad provoca graves daños cardiacos.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Trypanosoma cruzi, nombre científico del parásito causante de la enfermedad, se encuentra en más de millón y medio de argentinos (1.505.235), una cifra no superada por ningún otro país en el continente americano pese a tener poblaciones, en varios casos, muy superiores.

Brasil y México, los dos gigantes de Iberoamérica, siguen a Argentina en número de casos detectados con algo de más de un millón (1.156.821) y menos de novecientos mil (876.458), respectivamente.

Mientras en cuarto puesto figura Bolivia con 607.186.

El mal de chagas era propio de ambientes rurales desfavorecidos donde las viviendas suelen ser chamizos de cañas y barro. No obstante, la enfermedad se ha detectado en todo el mundo, incluído Estados Unidos, Europa y hasta Canadá.

Las cifras de Argentina son preocupantes, aunque algunos científicos las ponen entre interrogantes por sospechar que hay muchos más. En declaraciones a Nora Bär, especialista en el tema del diario La Nación, el doctor Ricardo Gürtler, director del Laboratorio de eco-Epidemiología de la Universidad de Buenos Aires, observa, «estos registros de la OMS suscitan muchos cuestionamientos porque suelen estar bastante carentes de evidencia que los apoye, no sólo en la Argentina, sino en todos los países. Es un problema general, pero en nuestro caso se puede pensar que están anclados en números históricamente sólidos porque entre 1981 y 1993, cuando se examinó a 1.900.000 conscriptos (jóvenes haciendo la mili) para detectar a los infectados, se calculó que podría haber unos 2.400.000».

Gürtler observa que «el número de chagásicos que aparecen en estas estadísticas está bajando demasiado precipitadamente. Tanto que parece que se están yendo a otro planeta. No hay nada que justifique los números de la OMS. Para mí, falta detección».

Hasta hace unos años la enfermedad se localizaba exclusivamente en el continente, pero actualmente parece no tener fronteras. «Hay chagas en Japón, Australia, Italia, Suiza… No sólo por las personas emigrantes sino que también se producen casos autóctonos. Hay vinchuca en toda la región de Texas, Arizona, Nueva Orleáns. Por ejemplo, en la catástrofe del Katrina, la vinchuca, que tenía un comportamiento silvestre y se alimentaba prioritariamente de animales, empezó a colonizar casas y comenzaron a aparecer casos», explica en La Nación la doctora Carolina Batista, directora médica de la Iniciativa de Drogas para Enfermedades Olvidadas (DNDI por sus siglas en inglés).

Un mal peligroso

La detección del parásito no resulta fácil. En la primera etapa el infectado presenta un cuadro de fiebre, aumento de ganglios, bazo, hígado y hasta miocarditis o meningoencefalitis. Nora Bär advierte en La Nación que en unas cuatro ó seis semanas el cuadro desaparece pero sino se trata un tercio de los pacientes desarrolla problemas cardíacos graves.

La doctor Batista recuerda que en Brasil el Chagas deja más de 1.300 millones de dólares al año por fallecimiento e incapacidad laboral de los afectados. En Argentina la suma aumenta hasta rondar los 1.800 millones de dólares anuales, sólo en costos para la sanidad pública. En cuanto a las pérdidas por productividad de los trabajdores, éstas ascienden a 1.500 millones de dólares al año.

En Argentina el tratamiento del mal de chagas es gratuito y se extiende por un plazo de sesenta días.

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